/ martes 12 de mayo de 2020

Siluetas de hielo


Cuando duerme tiene la costumbre de rechinar los dientes, de respirar ... Emulando ruido de patines en fricción con esa pista, sujeta a manos fuertes de él que… se desliza.” (Raler)

En 2013 se dio a conocer una particular historia en la Zona Metropolitana de Monterrey, protagonizada por una mujer que vivía en situación de calle, se trata de Elena Gouliakova. Mujer rubia, de ojos verdes y de estructura atlética, vistiendo un elegante y moderno atuendo en color blanco, esa es una de las pocas (tal vez la única) imagen que se tiene del pasado de Elena.

La mujer originaria de Rusia llegó a Nuevo León entre 2002 y 2003 en compañía de su esposo Nikolay, ambos patinadores sobre hielo. El deporte que practicaban fue precisamente lo que los trajo a la ciudad, ya que buscaban dar clases, y lo consiguieron. La pareja europea estuvo entrenando a decenas de jóvenes en espacios como el Alpino, y en el Deportivo San Agustín. Fue tal el renombre que adquirieron que incluso formaron parte de Asociación de Deportes Invernales del Estado, y a la Federación Mexicana de Patinaje Sobre Hielo y Deportes de Invierno. De esa manera pudieron obtener la nacionalidad mexicana, viviendo un presente lleno de estabilidad y un futuro promisorio.

Sin embargo, algo pasó entre 2005 y 2006, que provocó que Elena se derrumbara emocionalmente. Algunos dicen que Nikolay la abandonó, y que la rusa no pudo reponerse ante el rompimiento. A partir de ahí lo abandonó todo, y se esfumó del círculo en el que se desenvolvía. De repente reapareció en enero de 2013 (ya con 37 años de edad, según fuentes periodísticas de ese entonces), impactando a propios y extraños, ya que de ser una atleta y entrenadora de alto nivel que se movía dentro de las altas esferas de la sociedad neoleonesa, terminó viviendo en situación de calle en Monterrey. De hecho, su reaparición se dio luego de que habitantes la reportaron ante la Policía, luego de que Elena se quedó dormida dentro de un cubículo de cajero electrónico, mostrando un comportamiento incoherente, reflejo de su estado mental. Fue así como se conoció su historia y se avivó el aura de misterio en torno a ella. Autoridades municipales la llevaron al Hospital Psiquiátrico del Estado, sin embargo no fue aceptada puesto que no había ningún familiar responsable de ella. Se dijo que solo se sabía que no tenía familiares cercanos vivos. Sólo se le realizó un examen médico, y no presentó ningún problema; como no se le podía retener, y no había con quien dejarla, la dejaron en el Comedor de los Pobres de una parroquia.

Después de esto volvió a desaparecer, algunas personas dijeron en redes sociales haberla visto cerca del centro de Monterrey, prácticamente era como un fantasma urbano. En febrero de 2016 volvió a resurgir su caso, ahora de manera aún más impactante: estaba en el área psiquiátrica del penal. De hecho, su caso volvió a conocerse luego de que el gobierno del estado abrió las puertas de la prisión a los medios de comunicación, tras el terrible motín que dejó decenas de muertos. Fue así como Elena pudo ser vista y captada por las cámaras. No se supo cuál fue el motivo de su detención, únicamente se limitó a decir ante los medios que quería irse. Meses después, en octubre de 2016 volvió a ser noticia luego de que se le acusó de vandalismo en la Colonia Valle del Mirador, por causar destrozos en casas y vehículos. A partir de ahí volvió al anonimato. Hay quien asegura haber platicado con ella o haberle ayudado dándole comida, sin embargo poco se sabe de ella.


Cuando duerme tiene la costumbre de rechinar los dientes, de respirar ... Emulando ruido de patines en fricción con esa pista, sujeta a manos fuertes de él que… se desliza.” (Raler)

En 2013 se dio a conocer una particular historia en la Zona Metropolitana de Monterrey, protagonizada por una mujer que vivía en situación de calle, se trata de Elena Gouliakova. Mujer rubia, de ojos verdes y de estructura atlética, vistiendo un elegante y moderno atuendo en color blanco, esa es una de las pocas (tal vez la única) imagen que se tiene del pasado de Elena.

La mujer originaria de Rusia llegó a Nuevo León entre 2002 y 2003 en compañía de su esposo Nikolay, ambos patinadores sobre hielo. El deporte que practicaban fue precisamente lo que los trajo a la ciudad, ya que buscaban dar clases, y lo consiguieron. La pareja europea estuvo entrenando a decenas de jóvenes en espacios como el Alpino, y en el Deportivo San Agustín. Fue tal el renombre que adquirieron que incluso formaron parte de Asociación de Deportes Invernales del Estado, y a la Federación Mexicana de Patinaje Sobre Hielo y Deportes de Invierno. De esa manera pudieron obtener la nacionalidad mexicana, viviendo un presente lleno de estabilidad y un futuro promisorio.

Sin embargo, algo pasó entre 2005 y 2006, que provocó que Elena se derrumbara emocionalmente. Algunos dicen que Nikolay la abandonó, y que la rusa no pudo reponerse ante el rompimiento. A partir de ahí lo abandonó todo, y se esfumó del círculo en el que se desenvolvía. De repente reapareció en enero de 2013 (ya con 37 años de edad, según fuentes periodísticas de ese entonces), impactando a propios y extraños, ya que de ser una atleta y entrenadora de alto nivel que se movía dentro de las altas esferas de la sociedad neoleonesa, terminó viviendo en situación de calle en Monterrey. De hecho, su reaparición se dio luego de que habitantes la reportaron ante la Policía, luego de que Elena se quedó dormida dentro de un cubículo de cajero electrónico, mostrando un comportamiento incoherente, reflejo de su estado mental. Fue así como se conoció su historia y se avivó el aura de misterio en torno a ella. Autoridades municipales la llevaron al Hospital Psiquiátrico del Estado, sin embargo no fue aceptada puesto que no había ningún familiar responsable de ella. Se dijo que solo se sabía que no tenía familiares cercanos vivos. Sólo se le realizó un examen médico, y no presentó ningún problema; como no se le podía retener, y no había con quien dejarla, la dejaron en el Comedor de los Pobres de una parroquia.

Después de esto volvió a desaparecer, algunas personas dijeron en redes sociales haberla visto cerca del centro de Monterrey, prácticamente era como un fantasma urbano. En febrero de 2016 volvió a resurgir su caso, ahora de manera aún más impactante: estaba en el área psiquiátrica del penal. De hecho, su caso volvió a conocerse luego de que el gobierno del estado abrió las puertas de la prisión a los medios de comunicación, tras el terrible motín que dejó decenas de muertos. Fue así como Elena pudo ser vista y captada por las cámaras. No se supo cuál fue el motivo de su detención, únicamente se limitó a decir ante los medios que quería irse. Meses después, en octubre de 2016 volvió a ser noticia luego de que se le acusó de vandalismo en la Colonia Valle del Mirador, por causar destrozos en casas y vehículos. A partir de ahí volvió al anonimato. Hay quien asegura haber platicado con ella o haberle ayudado dándole comida, sin embargo poco se sabe de ella.