/ martes 9 de julio de 2019

Secretos para pedir deseos

Primero debemos tener claro qué es lo que queremos, para qué, para quienes, cómo impactará a otros y a mi espíritu. ¿Cómo tener un deseo con una fuerza trascendental, más allá del bien y el mal? Los deseos egoístas como ganarse la lotería o los deseos espirituales como ser inmortal se pueden cumplir. Cualquiera puede ser un suertudo, si encuentras las claves secretas. “En el pedir esta el dar”, dice un dicho. Existen muchos deseos para pedir, y muchísimas maneras para realizarlos, pero las formulas mágicas pueden ser inaccesibles. Por lo general para realizar nuestros deseos hay que ofrecer mucho, sacrificar, liberarse, amar y sobre todo entregarse. Bien se dice: “el que quiera azul celeste, que le cueste”. Cada quien necesita esforzarse de diferente manera. Existen sueños que se hacen realidad y deseos que se cumplen.

Los deseos se cumplen, en algún lugar del camino de nuestra existencia. Siempre y cuando esos deseos tengan que ver con nuestra verdadera razón de existir, que no se vean afectados por intereses mezquinos como la avaricia, o el poder para servirse a si mismo. Cuando se tienen claras las metas y cómo vamos a ser parte del todo. En el momento en que aprendemos a desear lo que es necesario en el crecimiento de nuestro proceso de existir, cuando van de acuerdo y equilibran nuestra razón existencial. Los deseos que se engendran en el corazón, son una realidad. Lo difícil es distinguir el por qué y para qué estamos en este lugar, tiempo y espacio, y por ende saber pedir lo que queremos que nos llegue. Hay tantas distracciones, tantos problemas, sentimientos y emociones que nos agobian: el carro que se atravesó, un mal día en el trabajo, el creer que a los demás les va mejor que a nosotros, o tienen mejores cosas. Caemos en el error de creer que la suerte es para los otros y errores de este tipo causan innumerables problemas que van desde la envía a la depresión. Nos perdemos, aún en las simples cosas, y hasta cuando somos de los que creemos en la fuerza del amor, también en él podemos distraernos, aunque sea tan sublime.

Una de las claves para convertirnos en suertudos, es el amor sin apego. Por ejemplo, nos formamos expectativas de las personas y nos frustramos porque no cumplen ni hacen lo que esperábamos. Sentimos que al quererlas tenemos derechos sobre ellas, sin darles espacio para que sean libres. Entonces tenemos que luchar de nuevo con nuestras emociones para hacer conciencia que el verdadero amor, no intenta poseer, y que con amor libre debemos crear el ambiente correcto para los demás. Aprendemos que no hay que aferrarnos a quienes amamos, ni tener expectativas, el amor proporciona el entorno adecuado para que todos crezcan y se cumplan los deseos. Quien está lleno de amor, esta siempre feliz. Es un suertudo.

Otra clave es el conocimiento de ti mismo que te da la capacidad para ir acomodando las piezas de tu rompecabezas poco a poco y con paciencia vas encontrando paz y cada vez más paz. Luego con paciencia y amor vamos consiguiendo formar en nosotros a ese ser que queremos, que sabe esquivar las distracciones. El que recorre, busca, camina, supera cada día para ir poco a poco abriendo paso a los deseos, sintiendo como se van haciendo realidad nuestros sueños, los que escribimos en nuestro diario de los sueños.

Unos cuantos secretos más y tendrá suerte para convertirse en un suertudo.


Primero debemos tener claro qué es lo que queremos, para qué, para quienes, cómo impactará a otros y a mi espíritu. ¿Cómo tener un deseo con una fuerza trascendental, más allá del bien y el mal? Los deseos egoístas como ganarse la lotería o los deseos espirituales como ser inmortal se pueden cumplir. Cualquiera puede ser un suertudo, si encuentras las claves secretas. “En el pedir esta el dar”, dice un dicho. Existen muchos deseos para pedir, y muchísimas maneras para realizarlos, pero las formulas mágicas pueden ser inaccesibles. Por lo general para realizar nuestros deseos hay que ofrecer mucho, sacrificar, liberarse, amar y sobre todo entregarse. Bien se dice: “el que quiera azul celeste, que le cueste”. Cada quien necesita esforzarse de diferente manera. Existen sueños que se hacen realidad y deseos que se cumplen.

Los deseos se cumplen, en algún lugar del camino de nuestra existencia. Siempre y cuando esos deseos tengan que ver con nuestra verdadera razón de existir, que no se vean afectados por intereses mezquinos como la avaricia, o el poder para servirse a si mismo. Cuando se tienen claras las metas y cómo vamos a ser parte del todo. En el momento en que aprendemos a desear lo que es necesario en el crecimiento de nuestro proceso de existir, cuando van de acuerdo y equilibran nuestra razón existencial. Los deseos que se engendran en el corazón, son una realidad. Lo difícil es distinguir el por qué y para qué estamos en este lugar, tiempo y espacio, y por ende saber pedir lo que queremos que nos llegue. Hay tantas distracciones, tantos problemas, sentimientos y emociones que nos agobian: el carro que se atravesó, un mal día en el trabajo, el creer que a los demás les va mejor que a nosotros, o tienen mejores cosas. Caemos en el error de creer que la suerte es para los otros y errores de este tipo causan innumerables problemas que van desde la envía a la depresión. Nos perdemos, aún en las simples cosas, y hasta cuando somos de los que creemos en la fuerza del amor, también en él podemos distraernos, aunque sea tan sublime.

Una de las claves para convertirnos en suertudos, es el amor sin apego. Por ejemplo, nos formamos expectativas de las personas y nos frustramos porque no cumplen ni hacen lo que esperábamos. Sentimos que al quererlas tenemos derechos sobre ellas, sin darles espacio para que sean libres. Entonces tenemos que luchar de nuevo con nuestras emociones para hacer conciencia que el verdadero amor, no intenta poseer, y que con amor libre debemos crear el ambiente correcto para los demás. Aprendemos que no hay que aferrarnos a quienes amamos, ni tener expectativas, el amor proporciona el entorno adecuado para que todos crezcan y se cumplan los deseos. Quien está lleno de amor, esta siempre feliz. Es un suertudo.

Otra clave es el conocimiento de ti mismo que te da la capacidad para ir acomodando las piezas de tu rompecabezas poco a poco y con paciencia vas encontrando paz y cada vez más paz. Luego con paciencia y amor vamos consiguiendo formar en nosotros a ese ser que queremos, que sabe esquivar las distracciones. El que recorre, busca, camina, supera cada día para ir poco a poco abriendo paso a los deseos, sintiendo como se van haciendo realidad nuestros sueños, los que escribimos en nuestro diario de los sueños.

Unos cuantos secretos más y tendrá suerte para convertirse en un suertudo.


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