/ domingo 13 de enero de 2019

¡Sea Feliz! 

Todo el mundo quiere ser feliz. ¿No es esa la meta más grande en la vida? Sin duda alguna que todos, de alguna manera, nos damos a la búsqueda de la felicidad. Invertimos en ello días, noches y años, la vida misma, y pareciera que la felicidad se escapa del alcance de muchos. Para algunos pareciera que están navegando contra la corriente.

Podemos decir que la palabra “felicidad” está presente en nuestras vidas desde que nacemos. A los padres se le dice cuando nace el bebe: “Muchas felicidades”. Al cumplir el primer año y los que siguen, se suele decir “Muchas Felicidades” o “Feliz cumple”. Al terminar Kinder, primaria, etc. De antemano decimos “felicidades”. Al casarnos “muchas felicidades”. Al comprar casa, carro, etc. “muchas felicidades”.

Hay quienes piensan que serán dichosos cuando cierta cosa ocurra. Si la felicidad de alguien siempre depende de algo fuera de sí mismo, dependerá siempre de las circunstancias. ¡Y eso no es el plan de Dios!

Una de las películas que más me ha gustado, es “En busca de la Felicidad”, protagonizada por Will Smith y su hijo. Es el drama de un hombre y su hijo que pasan un sinfín de situaciones muy difíciles en la búsqueda de la felicidad. Es una historia de la vida real, que bien puede reflejar el drama de la vida de miles de personas en el mundo el día de hoy.

Recuerdo hace ya varios años haber escuchado la letra de una canción que dice: “No te preocupes, sé feliz”. No era sólo el estilo de la canción, sino también su contenido con el cual los oyentes se conectaron. La humanidad está programada para buscar la felicidad. Siempre la estamos buscando, ya sea que lo sepamos o no. Simplemente queremos ser felices natural e instintivamente.

Existen muchos, no pocos, que tienen un buen empleo, solvencia económica, casa, etc. Sin embargo no son felices. La verdad es que la felicidad y el gozo van más allá de las condiciones externas y de cosas materiales. El gozo verdadero, dice la palabra de Dios que es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).

El gozo o la felicidad lo podemos definir sencillamente como bienestar, júbilo, deleite, alegría, buen ánimo. Algunos estudios declaran ahora que muchas enfermedades son provocadas por emociones negativas, por falta de gozo. La felicidad que viene de Dios es buena para la salud. Dice en proverbios 17:22 “El corazón alegre es buena medicina, Pero el espíritu quebrantado seca los huesos”. Dicen algunos expertos en la salud que las mejores fuentes para relajarse y estar feliz son: Una buena vida espiritual, crea en Dios. Buen sueño, duerma muy bien, descanse. Buena música. Ría mucho, no sea gruñón, tenga buen sentido del humor.

Crea, estimado lector, que Dios quiere que sea feliz. Dios no nos quiere temblorosos en una esquina, asustadizos y llenos de temores. Quiere dar rienda suelta a la felicidad en nuestras vidas, verterla en todos los aspectos de nuestro ser, inundar nuestros días con alegría que el mundo pueda tocar o llevarse. Este es el Dios de la Biblia. Él mismo es un Dios alegre y quiere más que nada hacer que aquellos que persiguen la felicidad sean verdadera y profundamente alegres.

Pero para tener ese gozo que viene de Dios y que es permanente, es necesario tener una relación personal con Él, guardar sus mandamientos y permanecer en su amor.

En Juan 15:10-11, Jesús nos enseña: “Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.”

No se aparte de Dios por ningún motivo. Al contrario, busque estar continuamente en su presencia: “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre (Salmo 16:11).

Debemos de estar muy claros que existen enemigos de la felicidad. Buscaran, de alguna manera robárselo si pudieran. Esos enemigos son el pecado, el diablo y el mundo. ¡Pero gloria a Dios que estos enemigos fueron vencidos por Cristo en la Cruz del Calvario con su muerte y nos ha dado la victoria sobre ellos con su gloriosa resurrección!

Deseo terminar la reflexión de hoy dejando este versículo de la palabra de Dios en su corazón: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Romanos 15:13)

Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.

Todo el mundo quiere ser feliz. ¿No es esa la meta más grande en la vida? Sin duda alguna que todos, de alguna manera, nos damos a la búsqueda de la felicidad. Invertimos en ello días, noches y años, la vida misma, y pareciera que la felicidad se escapa del alcance de muchos. Para algunos pareciera que están navegando contra la corriente.

Podemos decir que la palabra “felicidad” está presente en nuestras vidas desde que nacemos. A los padres se le dice cuando nace el bebe: “Muchas felicidades”. Al cumplir el primer año y los que siguen, se suele decir “Muchas Felicidades” o “Feliz cumple”. Al terminar Kinder, primaria, etc. De antemano decimos “felicidades”. Al casarnos “muchas felicidades”. Al comprar casa, carro, etc. “muchas felicidades”.

Hay quienes piensan que serán dichosos cuando cierta cosa ocurra. Si la felicidad de alguien siempre depende de algo fuera de sí mismo, dependerá siempre de las circunstancias. ¡Y eso no es el plan de Dios!

Una de las películas que más me ha gustado, es “En busca de la Felicidad”, protagonizada por Will Smith y su hijo. Es el drama de un hombre y su hijo que pasan un sinfín de situaciones muy difíciles en la búsqueda de la felicidad. Es una historia de la vida real, que bien puede reflejar el drama de la vida de miles de personas en el mundo el día de hoy.

Recuerdo hace ya varios años haber escuchado la letra de una canción que dice: “No te preocupes, sé feliz”. No era sólo el estilo de la canción, sino también su contenido con el cual los oyentes se conectaron. La humanidad está programada para buscar la felicidad. Siempre la estamos buscando, ya sea que lo sepamos o no. Simplemente queremos ser felices natural e instintivamente.

Existen muchos, no pocos, que tienen un buen empleo, solvencia económica, casa, etc. Sin embargo no son felices. La verdad es que la felicidad y el gozo van más allá de las condiciones externas y de cosas materiales. El gozo verdadero, dice la palabra de Dios que es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).

El gozo o la felicidad lo podemos definir sencillamente como bienestar, júbilo, deleite, alegría, buen ánimo. Algunos estudios declaran ahora que muchas enfermedades son provocadas por emociones negativas, por falta de gozo. La felicidad que viene de Dios es buena para la salud. Dice en proverbios 17:22 “El corazón alegre es buena medicina, Pero el espíritu quebrantado seca los huesos”. Dicen algunos expertos en la salud que las mejores fuentes para relajarse y estar feliz son: Una buena vida espiritual, crea en Dios. Buen sueño, duerma muy bien, descanse. Buena música. Ría mucho, no sea gruñón, tenga buen sentido del humor.

Crea, estimado lector, que Dios quiere que sea feliz. Dios no nos quiere temblorosos en una esquina, asustadizos y llenos de temores. Quiere dar rienda suelta a la felicidad en nuestras vidas, verterla en todos los aspectos de nuestro ser, inundar nuestros días con alegría que el mundo pueda tocar o llevarse. Este es el Dios de la Biblia. Él mismo es un Dios alegre y quiere más que nada hacer que aquellos que persiguen la felicidad sean verdadera y profundamente alegres.

Pero para tener ese gozo que viene de Dios y que es permanente, es necesario tener una relación personal con Él, guardar sus mandamientos y permanecer en su amor.

En Juan 15:10-11, Jesús nos enseña: “Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.”

No se aparte de Dios por ningún motivo. Al contrario, busque estar continuamente en su presencia: “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre (Salmo 16:11).

Debemos de estar muy claros que existen enemigos de la felicidad. Buscaran, de alguna manera robárselo si pudieran. Esos enemigos son el pecado, el diablo y el mundo. ¡Pero gloria a Dios que estos enemigos fueron vencidos por Cristo en la Cruz del Calvario con su muerte y nos ha dado la victoria sobre ellos con su gloriosa resurrección!

Deseo terminar la reflexión de hoy dejando este versículo de la palabra de Dios en su corazón: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Romanos 15:13)

Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.