/ jueves 26 de agosto de 2021

Reflexiones del profe Guerre | Riqui riquín profuguín

Cínicamente el excandidato a la presidencia de la república por el PAN en la elección del 2018, Ricardo Anaya, acusa en redes sociales al presidente AMLO de autoritario y de querer meterlo al bote por venganza. Su estrategia como todas las cosas y las mañas que han desplegado la derecha y los conservadores, desde que el presidente tomó el poder a partir de diciembre de 2018 es: echarle la culpa de todo al poder ejecutivo.

El excandidato azul, que por cierto junto con su familia viven en Atlanta, se olvida o se hace tonto al no recordar que las acusaciones en su contra, surgieron de sus propios correligionarios. Ernesto Cordero y Javier Lozano, lo denunciaron y lo pusieron en la “picota”. Los moches aceptados para aprobar las famosas reformas estructurales de Peña Nieto, están documentados; los negocios inmobiliarios realizados en Querétaro y en el Estado de México, a través de prestanombres y empresas fantasmas, cuentan también con pruebas suficientes de su deshonestidad; los personajes que en su nombre recibieron dinero en el senado, de PEMEX y ODEBRECH, lo acusan y denuncian directamente.

Las acusaciones que hicieron públicas connotados panistas y ex panistas, son el resultado de la traición y la inquina por el mal reparto del dinero producto de la corrupción, recibido por Anaya y no compartido con sus compas.

Hoy la Fiscalía General de la Republica, lo tiene citado para mostrarle las acusaciones, sin embargo, “su olímpica salida” es mencionar y acusar que AMLO lo quiere sacar de la competencia por la presidencia de la república en el 2024: “es venganza en mi contra”; son patéticas sus declaraciones, ya nadie le cree, igual que sus acciones y simulaciones de recorridos en el país, como una copia barata de AMLO: lo mismo come tacos en la calle (haciéndoles el fuchi), que simula dormir en una casa campesina, o el extremo del ridículo: criticar el consumo de caguamas de los obreros de la construcción.

Triste y patética oposición, hoy “Riqui Riquín Profuguín”, es una verdadera tragicomedia en las redes sociales, los memes están a todo lo que dan, haciendo mofa y escarnio del mañoso excandidato. Por más que aparezca en videos exculpándose todos los días, como en un pantano, cada día se hunde más.

Al igual que otros bribones cómplices del neoliberalismo, que tratan de escapar buscando la protección de otros gobiernos, el personaje en mención, tendrá que enfrentar a la justicia.

POSDATA: el balón está en la cancha de la FGR…

Profesor

Cínicamente el excandidato a la presidencia de la república por el PAN en la elección del 2018, Ricardo Anaya, acusa en redes sociales al presidente AMLO de autoritario y de querer meterlo al bote por venganza. Su estrategia como todas las cosas y las mañas que han desplegado la derecha y los conservadores, desde que el presidente tomó el poder a partir de diciembre de 2018 es: echarle la culpa de todo al poder ejecutivo.

El excandidato azul, que por cierto junto con su familia viven en Atlanta, se olvida o se hace tonto al no recordar que las acusaciones en su contra, surgieron de sus propios correligionarios. Ernesto Cordero y Javier Lozano, lo denunciaron y lo pusieron en la “picota”. Los moches aceptados para aprobar las famosas reformas estructurales de Peña Nieto, están documentados; los negocios inmobiliarios realizados en Querétaro y en el Estado de México, a través de prestanombres y empresas fantasmas, cuentan también con pruebas suficientes de su deshonestidad; los personajes que en su nombre recibieron dinero en el senado, de PEMEX y ODEBRECH, lo acusan y denuncian directamente.

Las acusaciones que hicieron públicas connotados panistas y ex panistas, son el resultado de la traición y la inquina por el mal reparto del dinero producto de la corrupción, recibido por Anaya y no compartido con sus compas.

Hoy la Fiscalía General de la Republica, lo tiene citado para mostrarle las acusaciones, sin embargo, “su olímpica salida” es mencionar y acusar que AMLO lo quiere sacar de la competencia por la presidencia de la república en el 2024: “es venganza en mi contra”; son patéticas sus declaraciones, ya nadie le cree, igual que sus acciones y simulaciones de recorridos en el país, como una copia barata de AMLO: lo mismo come tacos en la calle (haciéndoles el fuchi), que simula dormir en una casa campesina, o el extremo del ridículo: criticar el consumo de caguamas de los obreros de la construcción.

Triste y patética oposición, hoy “Riqui Riquín Profuguín”, es una verdadera tragicomedia en las redes sociales, los memes están a todo lo que dan, haciendo mofa y escarnio del mañoso excandidato. Por más que aparezca en videos exculpándose todos los días, como en un pantano, cada día se hunde más.

Al igual que otros bribones cómplices del neoliberalismo, que tratan de escapar buscando la protección de otros gobiernos, el personaje en mención, tendrá que enfrentar a la justicia.

POSDATA: el balón está en la cancha de la FGR…

Profesor