/ domingo 6 de diciembre de 2020

Reflexión de la semana | Paz y esperanza en Adviento

Somos muy conscientes de los tiempos duros y difíciles que vivimos en la actualidad. Sin duda alguna que, todos anhelamos y soñamos hoy más que nunca con PAZ. Esta palabra suena como un bálsamo para el alma en estos momentos, hoy más que nunca debemos de anhelarla y buscarla. Y estamos convencidos que ni todo el dinero del mundo la puede comprar.

Ahora, si bien es cierto que ha sido un año difícil, también es verdad que esta navidad no será lo mismo de antes. En este tiempo de adviento, si en verdad entendemos su significado, de prepararnos para recibir a Jesús, tenemos la oportunidad de conocer a aquel que le ha nacido a la humanidad para darle PAZ.

Seguramente a la luz de nuestra realidad como humanidad, los sinónimos de paz pueden parecer opacos ¿no es así? Pero ¿Qué le parece que pudiéramos dar un nombre? Nuestro Señor Jesucristo es el significado y la personificación misma de PAZ. Él es el ¡Príncipe de paz! (Isaías 9:6).

Esto significa que en momentos difíciles Y complicados, necesitamos acudir a Jesucristo para obtener la verdadera paz que muy bien nos vendría en este tiempo. Cuando tenemos a Jesús, tenemos paz. El apóstol Pablo dijo en Efesios 2:14 “Él es nuestra paz…” El mismo Señor Jesucristo dijo en el Evangelio de Juan 14: 27: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”

Es cierto que este mundo se ha convertido en un valle de lágrimas, pero también es cierto que si Cristo reinara en esos corazones, es posible tener una completa paz. La Palabra de Dios dice que cuando el Mesías reine sobre toda la tierra, entonces los hombres tendrán paz (Isaías 2:4)

Muchas personas se llenan de angustia o desesperación, porque han perdido algo, o a alguien en la vida, o simplemente porque no salen las cosas como se piensan, pero los que confían en Cristo, los que saben sentarse a sus pies para escuchar su Palabra, no se desesperan, sino tiene la paz de Dios en sus corazones. Dice Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”

Así pues, haya a nuestro alrededor malos momentos, noticias desalentadoras y pronósticos apocalípticos, nosotros los que confiamos en Dios, hemos de recrearnos en la PAZ que Jesús nos da, pues ciertamente, nuestro Él ha prometido darnos, no la PAZ que da el mundo, sino precisamente la misma PAZ que reina en su corazón, su PAZ. Así lo prometió en su sermón de despedida la noche antes de su crucifixión (Juan 14:27)

Y precisamente en estos días de adviento que el mundo se prepara para celebrar el nacimiento del Señor en la tierra, Jesucristo está tocando a la puerta de su corazón ahora mismo. Es necesario que usted abra esa puerta y le invite a entrar, dice Jesús “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Quiero terminar la reflexión de esta semana animándole que reciba y disfrute, y que comparta, echando mano de las redes sociales, a otros el mejor regalo que alguien le puede dar y recibir, a Cristo Jesús Señor Nuestro, de esta manera es posible tener paz y esperanza, todo volverá a tener sentido esta navidad. Recuerde que sin Jesús, no hay navidad.

Estimado lector crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.

Somos muy conscientes de los tiempos duros y difíciles que vivimos en la actualidad. Sin duda alguna que, todos anhelamos y soñamos hoy más que nunca con PAZ. Esta palabra suena como un bálsamo para el alma en estos momentos, hoy más que nunca debemos de anhelarla y buscarla. Y estamos convencidos que ni todo el dinero del mundo la puede comprar.

Ahora, si bien es cierto que ha sido un año difícil, también es verdad que esta navidad no será lo mismo de antes. En este tiempo de adviento, si en verdad entendemos su significado, de prepararnos para recibir a Jesús, tenemos la oportunidad de conocer a aquel que le ha nacido a la humanidad para darle PAZ.

Seguramente a la luz de nuestra realidad como humanidad, los sinónimos de paz pueden parecer opacos ¿no es así? Pero ¿Qué le parece que pudiéramos dar un nombre? Nuestro Señor Jesucristo es el significado y la personificación misma de PAZ. Él es el ¡Príncipe de paz! (Isaías 9:6).

Esto significa que en momentos difíciles Y complicados, necesitamos acudir a Jesucristo para obtener la verdadera paz que muy bien nos vendría en este tiempo. Cuando tenemos a Jesús, tenemos paz. El apóstol Pablo dijo en Efesios 2:14 “Él es nuestra paz…” El mismo Señor Jesucristo dijo en el Evangelio de Juan 14: 27: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”

Es cierto que este mundo se ha convertido en un valle de lágrimas, pero también es cierto que si Cristo reinara en esos corazones, es posible tener una completa paz. La Palabra de Dios dice que cuando el Mesías reine sobre toda la tierra, entonces los hombres tendrán paz (Isaías 2:4)

Muchas personas se llenan de angustia o desesperación, porque han perdido algo, o a alguien en la vida, o simplemente porque no salen las cosas como se piensan, pero los que confían en Cristo, los que saben sentarse a sus pies para escuchar su Palabra, no se desesperan, sino tiene la paz de Dios en sus corazones. Dice Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”

Así pues, haya a nuestro alrededor malos momentos, noticias desalentadoras y pronósticos apocalípticos, nosotros los que confiamos en Dios, hemos de recrearnos en la PAZ que Jesús nos da, pues ciertamente, nuestro Él ha prometido darnos, no la PAZ que da el mundo, sino precisamente la misma PAZ que reina en su corazón, su PAZ. Así lo prometió en su sermón de despedida la noche antes de su crucifixión (Juan 14:27)

Y precisamente en estos días de adviento que el mundo se prepara para celebrar el nacimiento del Señor en la tierra, Jesucristo está tocando a la puerta de su corazón ahora mismo. Es necesario que usted abra esa puerta y le invite a entrar, dice Jesús “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Quiero terminar la reflexión de esta semana animándole que reciba y disfrute, y que comparta, echando mano de las redes sociales, a otros el mejor regalo que alguien le puede dar y recibir, a Cristo Jesús Señor Nuestro, de esta manera es posible tener paz y esperanza, todo volverá a tener sentido esta navidad. Recuerde que sin Jesús, no hay navidad.

Estimado lector crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.