/ domingo 25 de octubre de 2020

Reflexión de la semana | Cuando esto termine 

La historia en el mundo entero ha cambiado, todo comenzó en diciembre de 2019. El indetenible avance del nuevo coronavirus ha tomado a la humanidad por sorpresa, cambiando súbitamente nuestra forma de vida.

La pandemia irrumpió sin previo aviso para imponer su propia agenda a las nuestras. En todo el mundo se cancelaron eventos deportivos, conferencias, cumbres, conciertos, bodas, viajes, negocios, reservaciones y multitud de actividades que cambiaron las prioridades súbitamente.

El hombre, ser resistente a muchos cambios, ha tenido que reconocer su fragilidad y aceptar forzosamente cambiar su rutina y gastar sus ahorros de manera no planeada.

Para unos, eso ha significado la quiebra, desempleo, incluso, hasta llegar al hambre. Para otros, adoptar una vida más sensata, disminuyendo el consumismo para enfocarse en lo esencial.

La vida trastornada ha replanteado la agenda mundial. Sus principales elementos son ahora comunes a todas las naciones: atender la emergencia sanitaria y reconstruir la economía y la sociedad en general

El tiempo presente, es un punto de reflexión importante que se puede aprovechar para preguntarnos sobre el futuro. Cuando todo esto termine ¿volveremos a ser igual que antes?

Al revalorar lo esencial de la vida ¿hay un camino diferente que nos gustaría tomar de aquí en adelante?

Los más optimistas dicen que saldremos más humanos, más solidarios y unidos que nunca. Otros, solo visualizan una vuelta a la rutina anterior sin mayores transformaciones.

La verdad es que, no habrá más cambios en nosotros que los que decidamos hacer. No es el final de la pandemia el que revelará lo que somos, son nuestros hechos de hoy los que revelan lo que seremos.

Si invertimos nuestras energías en sembrar egoísmos y odios, si nos comportamos de manera vil con las personas a quienes deberíamos acoger, es seguro que el final de la pandemia seremos igual o peor que antes del covid19

Por el contrario, si nos sirve para volvernos más sensibles y humanos, la crisis, en medio de todas sus penas y dolores, servirá para convertirnos en mejores personas. Ayudándonos a reconocer nuestra fragilidad y a descubrir que nos necesitamos unos a otros.

Si lloramos con el que llora y reímos con el que ríe, seguramente habremos avanzado para ser mejores seres humanos

Cuando todo esto termine, no olvidemos que fue Dios quien nos ayudó en todo tiempo, el Salmo139:5 dice: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano” Esto significa que donde quiera que estemos, Dios está ahí. Esto significa que en este momento de crisis Dios nos cuida donde sea que estemos

Muchas veces decimos que Dios nunca llega tarde, pero generalmente tampoco Él llega temprano. ¿Por qué? Porque Él usa estos tiempos de espera para hacer crecer nuestra fe en Él y traer cambio y crecimiento en nuestras vidas, y siempre llega a tiempo

Mientras todo esto pasa, debemos de esperar con paciencia y fe. La pregunta es, ¿si vamos a esperar en la manera incorrecta o correcta? Si esperamos en la manera incorrecta, con desesperación y angustia, seremos infelices; pero si decidimos esperar a la manera que Dios quiere, nos podemos volver paciente y nuestra fe se fortaleza esperando recibir el final que esperamos.

Mientras que permitimos que Dios nos ayude en cada situación, desarrollamos la paciencia, la cual es una de las virtudes cristianas más importantes, y la fe, que es un don de Dios, y entonces cuando todo esto pase diremos ¡GRACIAS DIOS!

La historia en el mundo entero ha cambiado, todo comenzó en diciembre de 2019. El indetenible avance del nuevo coronavirus ha tomado a la humanidad por sorpresa, cambiando súbitamente nuestra forma de vida.

La pandemia irrumpió sin previo aviso para imponer su propia agenda a las nuestras. En todo el mundo se cancelaron eventos deportivos, conferencias, cumbres, conciertos, bodas, viajes, negocios, reservaciones y multitud de actividades que cambiaron las prioridades súbitamente.

El hombre, ser resistente a muchos cambios, ha tenido que reconocer su fragilidad y aceptar forzosamente cambiar su rutina y gastar sus ahorros de manera no planeada.

Para unos, eso ha significado la quiebra, desempleo, incluso, hasta llegar al hambre. Para otros, adoptar una vida más sensata, disminuyendo el consumismo para enfocarse en lo esencial.

La vida trastornada ha replanteado la agenda mundial. Sus principales elementos son ahora comunes a todas las naciones: atender la emergencia sanitaria y reconstruir la economía y la sociedad en general

El tiempo presente, es un punto de reflexión importante que se puede aprovechar para preguntarnos sobre el futuro. Cuando todo esto termine ¿volveremos a ser igual que antes?

Al revalorar lo esencial de la vida ¿hay un camino diferente que nos gustaría tomar de aquí en adelante?

Los más optimistas dicen que saldremos más humanos, más solidarios y unidos que nunca. Otros, solo visualizan una vuelta a la rutina anterior sin mayores transformaciones.

La verdad es que, no habrá más cambios en nosotros que los que decidamos hacer. No es el final de la pandemia el que revelará lo que somos, son nuestros hechos de hoy los que revelan lo que seremos.

Si invertimos nuestras energías en sembrar egoísmos y odios, si nos comportamos de manera vil con las personas a quienes deberíamos acoger, es seguro que el final de la pandemia seremos igual o peor que antes del covid19

Por el contrario, si nos sirve para volvernos más sensibles y humanos, la crisis, en medio de todas sus penas y dolores, servirá para convertirnos en mejores personas. Ayudándonos a reconocer nuestra fragilidad y a descubrir que nos necesitamos unos a otros.

Si lloramos con el que llora y reímos con el que ríe, seguramente habremos avanzado para ser mejores seres humanos

Cuando todo esto termine, no olvidemos que fue Dios quien nos ayudó en todo tiempo, el Salmo139:5 dice: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano” Esto significa que donde quiera que estemos, Dios está ahí. Esto significa que en este momento de crisis Dios nos cuida donde sea que estemos

Muchas veces decimos que Dios nunca llega tarde, pero generalmente tampoco Él llega temprano. ¿Por qué? Porque Él usa estos tiempos de espera para hacer crecer nuestra fe en Él y traer cambio y crecimiento en nuestras vidas, y siempre llega a tiempo

Mientras todo esto pasa, debemos de esperar con paciencia y fe. La pregunta es, ¿si vamos a esperar en la manera incorrecta o correcta? Si esperamos en la manera incorrecta, con desesperación y angustia, seremos infelices; pero si decidimos esperar a la manera que Dios quiere, nos podemos volver paciente y nuestra fe se fortaleza esperando recibir el final que esperamos.

Mientras que permitimos que Dios nos ayude en cada situación, desarrollamos la paciencia, la cual es una de las virtudes cristianas más importantes, y la fe, que es un don de Dios, y entonces cuando todo esto pase diremos ¡GRACIAS DIOS!