/ domingo 23 de agosto de 2020

¿Que Medidas Podremos Soportar en Esta Pandemia?

Es muy importante revisar la costumbre, el derecho y la arrogancia o prepotencia, y es para ver la triste realidad a la que nos estamos enfrentando todos como sociedad, y por falta de costumbre, vivimos a nuestras anchas, comodidades, lujos, antojos, y caprichos, pero no es solo esto, porque para dar idea, es por las faltas actuales que padecemos como sociedad, falta trabajo y por consecuencia dinero para adquirir los satisfactores principales, y con los derechos de ser, tener, usar, disponer, pues es un conflicto muy interesante, los juristas dirían que los derechos primero, pero si no hay dinero, pues tampoco derecho, ¿con que?

Me encanta presumir que fui de vacaciones, me compre un auto, tengo un palacio, muchos muebles, joyas, ropa, como costumbre de tratar de impresionar, aunque solo sea un cuarto, dos cambios de ropa, un reloj, un viaje de placer a las playas valleras, pero eso sí, un estilacho brutal, imponente, hasta con carita de ¡hay te quedas!, hermoso, fabuloso.

Más la realidad nos lleva a falta de agua, comida, en principio, y esto es vital, creo yo, considerando el tren de vida que la situación política nos deja tener, pues empieza el cinturón a apretarse, y ¿contra quién atacar?, si somos tan individuales que nuestra grandeza queda dentro de ese cinturón, y ni sabemos nuestra identidad como ciudadanos, estamos tan alejados de eso, que es de dar miedo, y ni sabemos cómo comportarnos durante este problema mundial, y eso que muchos gritan que no les importa, ni les va a pasar nada, ni qué medidas adoptar, para sobrellevar esta pandemia, sobrevivir, lo más claro, cosa que ni por las narices nos pasa, y no imaginamos que pueda suceder, aparte de no ser previsores, en casi nada.

Los problemas están a la puerta, como escasez de agua, para las necesidades primordiales, a las que estamos acostumbrados, y es serio esto, y considere la escasez de alimentos, que parece que no, pero los centros comerciales tienen un poco menos y de manera visible, precios más altos, y un contrasentido, si hay menos trabajo, la ambición de muchos al despedir a trabajadores, y buscar trabajo está fuerte, y no hay bien remunerados, ¡es más!, con sueldo más bajo, ¿si quiere?, sino, pues ¡gánele a otra parte!, ya que hay más gente que viene a buscar trabajo y por menos.

Agréguele esto al comercio, si quieren ganar más con menos, y que los proteja el gobierno, sin ver que el que nos mantiene a todos es el pueblo, ¿Quién protege a este?, ¿los grillos?, ¡pues no!, son los menos, en su mayoría, por no decir un 99%.

En los paseos, pues es otro mundo, ahí no pasa nada, solo en el área de trabajo y escuela, pero en el paseo, nada, es otro mundo alejado del problema de la pandemia, como cosa de otro mundo, pero existe y no es capricho.

Son medidas todavía tolerables, pero es una cosa impredecible, más no estamos acostumbrados ni a pensar, vivimos a lo silvestre en la ciudad, y no tenemos educación cívica para desastres, hambrunas, epidemias, terremotos, inundaciones, incendios, ni las personas que ocupan el poder lo saben o usan y tampoco tienen experiencia en esto, ni se preparan para las emergencias, ni en métodos, instrumentos, medicinas, equipos inversiones, en absolutamente nada, ni siquiera informaciones básicas de alimentos, enfermedades, remedios prácticos, baratos y efectivos, que si hay, por cierto, o cultivos caseros para tener alimentos, y creo difícil por lo flojos que estamos por costumbre, de obtener todo de los centros comerciales, estamos dependientes de ellos en casi todo, como droga psicológica comercial y destructiva, por desgracia, no nos dejan ver más productos básicos.

La costumbre de gritar un derecho sin siquiera saber usarlo, es triste, pero ¿Qué les enseñaremos a nuestros hijos?, ¿Qué les enseñaremos para defenderse?, ¿Qué les enseñaremos para sobrevivir?, aparte de que los y las lepas, todo lo saben y sin estudiar.

Es muy importante revisar la costumbre, el derecho y la arrogancia o prepotencia, y es para ver la triste realidad a la que nos estamos enfrentando todos como sociedad, y por falta de costumbre, vivimos a nuestras anchas, comodidades, lujos, antojos, y caprichos, pero no es solo esto, porque para dar idea, es por las faltas actuales que padecemos como sociedad, falta trabajo y por consecuencia dinero para adquirir los satisfactores principales, y con los derechos de ser, tener, usar, disponer, pues es un conflicto muy interesante, los juristas dirían que los derechos primero, pero si no hay dinero, pues tampoco derecho, ¿con que?

Me encanta presumir que fui de vacaciones, me compre un auto, tengo un palacio, muchos muebles, joyas, ropa, como costumbre de tratar de impresionar, aunque solo sea un cuarto, dos cambios de ropa, un reloj, un viaje de placer a las playas valleras, pero eso sí, un estilacho brutal, imponente, hasta con carita de ¡hay te quedas!, hermoso, fabuloso.

Más la realidad nos lleva a falta de agua, comida, en principio, y esto es vital, creo yo, considerando el tren de vida que la situación política nos deja tener, pues empieza el cinturón a apretarse, y ¿contra quién atacar?, si somos tan individuales que nuestra grandeza queda dentro de ese cinturón, y ni sabemos nuestra identidad como ciudadanos, estamos tan alejados de eso, que es de dar miedo, y ni sabemos cómo comportarnos durante este problema mundial, y eso que muchos gritan que no les importa, ni les va a pasar nada, ni qué medidas adoptar, para sobrellevar esta pandemia, sobrevivir, lo más claro, cosa que ni por las narices nos pasa, y no imaginamos que pueda suceder, aparte de no ser previsores, en casi nada.

Los problemas están a la puerta, como escasez de agua, para las necesidades primordiales, a las que estamos acostumbrados, y es serio esto, y considere la escasez de alimentos, que parece que no, pero los centros comerciales tienen un poco menos y de manera visible, precios más altos, y un contrasentido, si hay menos trabajo, la ambición de muchos al despedir a trabajadores, y buscar trabajo está fuerte, y no hay bien remunerados, ¡es más!, con sueldo más bajo, ¿si quiere?, sino, pues ¡gánele a otra parte!, ya que hay más gente que viene a buscar trabajo y por menos.

Agréguele esto al comercio, si quieren ganar más con menos, y que los proteja el gobierno, sin ver que el que nos mantiene a todos es el pueblo, ¿Quién protege a este?, ¿los grillos?, ¡pues no!, son los menos, en su mayoría, por no decir un 99%.

En los paseos, pues es otro mundo, ahí no pasa nada, solo en el área de trabajo y escuela, pero en el paseo, nada, es otro mundo alejado del problema de la pandemia, como cosa de otro mundo, pero existe y no es capricho.

Son medidas todavía tolerables, pero es una cosa impredecible, más no estamos acostumbrados ni a pensar, vivimos a lo silvestre en la ciudad, y no tenemos educación cívica para desastres, hambrunas, epidemias, terremotos, inundaciones, incendios, ni las personas que ocupan el poder lo saben o usan y tampoco tienen experiencia en esto, ni se preparan para las emergencias, ni en métodos, instrumentos, medicinas, equipos inversiones, en absolutamente nada, ni siquiera informaciones básicas de alimentos, enfermedades, remedios prácticos, baratos y efectivos, que si hay, por cierto, o cultivos caseros para tener alimentos, y creo difícil por lo flojos que estamos por costumbre, de obtener todo de los centros comerciales, estamos dependientes de ellos en casi todo, como droga psicológica comercial y destructiva, por desgracia, no nos dejan ver más productos básicos.

La costumbre de gritar un derecho sin siquiera saber usarlo, es triste, pero ¿Qué les enseñaremos a nuestros hijos?, ¿Qué les enseñaremos para defenderse?, ¿Qué les enseñaremos para sobrevivir?, aparte de que los y las lepas, todo lo saben y sin estudiar.