/ jueves 25 de febrero de 2021

Punto gélido | Un año de pandemia

El extraño y diminuto, pero a la vez poderoso enemigo, entró por la puerta cerrada de atrás o de enfrente, investigar eso quizás ya no tenga ninguna utilidad. Lo cierto es que, en el penúltimo día de aquel mes bisiesto de febrero del año 2020, la nota principal en los diferentes medios de comunicación, hacía referencia a que en nuestro país se había detectado y confirmado el primer caso oficial de Coronavirus, en un primer momento, intentamos no darle la importancia necesaria e incluso pensamos que solo sería un caso aislado, aun y cuando teníamos muy presentes las experiencias difíciles que estaban viviendo, los habitantes de otros países.

Con el transcurrir de las horas y los días los casos fueron aumentando como los hongos con la humedad y el calor, la psicosis se fue generalizando en medio de una población cada vez más contrariada por la desinformación, la falta de espacios en hospitales, falta de medicamentos, desconocimiento de la enfermedad y el sometimiento a una cuarentena, considerada hoy por muchos como anticipada, todo ello nos llevó a poner todas nuestras esperanzas para ganar la batalla, en aquella emblemática frase de; “quédate en casa”, esa era en ese momento nuestra mejor arma.

En pocos días el país prácticamente se detuvo, salvo aquellas actividades que se consideraron como esenciales, todo lo demás fue sometido a una parálisis; las escuelas, las fábricas, las dependencias, los espacios deportivos, culturales y sociales también cerraron. Todos acataron las disposiciones, bajo la promesa de que, con esa medida, la epidemia sería controlada en poco tiempo y todo regresaría a la normalidad. Pero el discurso cambió con el devenir de los días y pronto se popularizó la frase de que tendríamos que acostumbrarnos a una; “nueva normalidad”, ante el evidente fracaso de las acciones implementadas.

Lo cierto es que la pandemia siguió creciendo como un incendio en pasto seco y con ello también, el número de personas que desafortunadamente han perdido la vida. Después fue necesario idear otra alternativa de solución o cuando menos de contención y pasamos a un sistema de “semaforización”, lo cual permite la apertura y cierre de las diversas actividades, así como las condiciones para ello y finalmente, la más reciente esperanza para ganar la batalla, tiene que ver con la creación de diversas vacunas, hoy estamos en el desarrollo “lento” de una campaña de vacunación, la cual también está bajo una jerarquización importante.

En medio de todo este peregrinar durante un año de lucha contra el Coronavirus, en el campo de batalla se pueden cuantificar más de 2 millones de personas contagiadas y más de 180 mil muertas. Pero en diversas actividades propias del ser humano, los daños y afectaciones han provocado pérdidas incuantificables, así como mucho dolor y sufrimiento, por ello, este año de pandemia se puede decir que es una página en blanco y con varios borrones en la historia de nuestro país.

Pero, no todo puede ser malo, desde luego que hay lecciones profundas que asimilar, derivadas de este año de pandemia.

leon7dg@hotmail.com

El extraño y diminuto, pero a la vez poderoso enemigo, entró por la puerta cerrada de atrás o de enfrente, investigar eso quizás ya no tenga ninguna utilidad. Lo cierto es que, en el penúltimo día de aquel mes bisiesto de febrero del año 2020, la nota principal en los diferentes medios de comunicación, hacía referencia a que en nuestro país se había detectado y confirmado el primer caso oficial de Coronavirus, en un primer momento, intentamos no darle la importancia necesaria e incluso pensamos que solo sería un caso aislado, aun y cuando teníamos muy presentes las experiencias difíciles que estaban viviendo, los habitantes de otros países.

Con el transcurrir de las horas y los días los casos fueron aumentando como los hongos con la humedad y el calor, la psicosis se fue generalizando en medio de una población cada vez más contrariada por la desinformación, la falta de espacios en hospitales, falta de medicamentos, desconocimiento de la enfermedad y el sometimiento a una cuarentena, considerada hoy por muchos como anticipada, todo ello nos llevó a poner todas nuestras esperanzas para ganar la batalla, en aquella emblemática frase de; “quédate en casa”, esa era en ese momento nuestra mejor arma.

En pocos días el país prácticamente se detuvo, salvo aquellas actividades que se consideraron como esenciales, todo lo demás fue sometido a una parálisis; las escuelas, las fábricas, las dependencias, los espacios deportivos, culturales y sociales también cerraron. Todos acataron las disposiciones, bajo la promesa de que, con esa medida, la epidemia sería controlada en poco tiempo y todo regresaría a la normalidad. Pero el discurso cambió con el devenir de los días y pronto se popularizó la frase de que tendríamos que acostumbrarnos a una; “nueva normalidad”, ante el evidente fracaso de las acciones implementadas.

Lo cierto es que la pandemia siguió creciendo como un incendio en pasto seco y con ello también, el número de personas que desafortunadamente han perdido la vida. Después fue necesario idear otra alternativa de solución o cuando menos de contención y pasamos a un sistema de “semaforización”, lo cual permite la apertura y cierre de las diversas actividades, así como las condiciones para ello y finalmente, la más reciente esperanza para ganar la batalla, tiene que ver con la creación de diversas vacunas, hoy estamos en el desarrollo “lento” de una campaña de vacunación, la cual también está bajo una jerarquización importante.

En medio de todo este peregrinar durante un año de lucha contra el Coronavirus, en el campo de batalla se pueden cuantificar más de 2 millones de personas contagiadas y más de 180 mil muertas. Pero en diversas actividades propias del ser humano, los daños y afectaciones han provocado pérdidas incuantificables, así como mucho dolor y sufrimiento, por ello, este año de pandemia se puede decir que es una página en blanco y con varios borrones en la historia de nuestro país.

Pero, no todo puede ser malo, desde luego que hay lecciones profundas que asimilar, derivadas de este año de pandemia.

leon7dg@hotmail.com