/ jueves 1 de abril de 2021

Punto gélido | Tiempo de reflexión

La tradición establece que ha llegado el momento del año, donde se tiene la oportunidad de hacer cosas distintas, dejar a un lado la rutina quizás del trabajo, de la escuela, del hogar y más. ¿Y por qué no?, si las vacaciones para eso son, talvez para unos es la ocasión para viajar, otros para descansar, para visitar la familia, hacer los pendientes propios del hogar, en fin, siempre hay algo que hacer, hasta no hacer nada es hacer algo.

Hoy las circunstancias son especiales, cierto es que como humanidad nos ha tocado vivir un año distinto, la salud y la economía principalmente, han marcado las condiciones que han sido en la mayoría de la población difíciles, las limitaciones han ido desde un simple saludo de mano, un beso, hasta el aislamiento por momentos casi total. La naturaleza de seres sociales ha corrido en sentido contrario, hoy podemos sentir que nuestro cuerpo y nuestro espíritu, necesitan de un respiro, de unas vacaciones casi de forma urgente.

La decisión principalmente está en nuestras manos, podemos decir que tenemos la libertad, la cuestión es, ¿tenemos la razón?, más allá de que dispongamos de los recursos, los medios y la necesidad básica de esparcimiento y diversión. Es ahí donde la reflexión toma una mayor importancia, la responsabilidad se convierte en el contrapeso que da un equilibrio, entre ser omisos o ser conscientes del momento histórico que vivimos, en materia de salud principalmente.

La decisión que cada persona tome es merecedora del mayor respeto, cada uno recibirá de forma directa las consecuencias de ello, sin embargo, lastimosamente en esta ocasión las consecuencias de las decisiones tomadas en libertad de forma individual, también tendrán consecuencias en la sociedad y muy probablemente en seres inocentes, como puede ser la propia familia, la comunidad, instituciones públicas y más.

La reflexión se impone, las enseñanzas han sido muchas y muy constantes, pero como es común tal vez ya hemos perdido la capacidad de asombro, los momentos difíciles de enfermedad, de muerte, de cansancio, de falta de equipo y medicamentos, de tristeza y dolor, tal vez se han vuelto comunes, parte de la cotidianidad y hemos aprendido a vivir con ello. Todo es posible, hoy estamos ante la fascinante tentación de olvidarnos de todo, aunque sea por un instante, por un día, una semana, un mes o para siempre, y tal vez sea hasta sano, necesario y en el mejor de los casos hasta seamos merecedores de ello.

El tiempo que estamos viviendo invita principalmente a un momento de paz, de preparación, de análisis, de reencuentro consigo mismo, pero también, desde una reflexión profunda del que hacer personal, con respecto a nuestra realidad como miembros de una familia y sobre todo de una comunidad. Las pruebas han sido fuertes y hoy una vez más estamos ante la posibilidad de repetir ese ejercicio, de hacer consciencia de manera profunda, seria y propositiva.

Cualquiera que sea la decisión que cada quien en lo individual decidamos tomar, ojalá que tengamos la oportunidad de hacerlo desde la seriedad de la reflexión. Así evitaremos que las consecuencias de las acciones nos tomen de sorpresa, sean positivas o negativas.

La tradición establece que ha llegado el momento del año, donde se tiene la oportunidad de hacer cosas distintas, dejar a un lado la rutina quizás del trabajo, de la escuela, del hogar y más. ¿Y por qué no?, si las vacaciones para eso son, talvez para unos es la ocasión para viajar, otros para descansar, para visitar la familia, hacer los pendientes propios del hogar, en fin, siempre hay algo que hacer, hasta no hacer nada es hacer algo.

Hoy las circunstancias son especiales, cierto es que como humanidad nos ha tocado vivir un año distinto, la salud y la economía principalmente, han marcado las condiciones que han sido en la mayoría de la población difíciles, las limitaciones han ido desde un simple saludo de mano, un beso, hasta el aislamiento por momentos casi total. La naturaleza de seres sociales ha corrido en sentido contrario, hoy podemos sentir que nuestro cuerpo y nuestro espíritu, necesitan de un respiro, de unas vacaciones casi de forma urgente.

La decisión principalmente está en nuestras manos, podemos decir que tenemos la libertad, la cuestión es, ¿tenemos la razón?, más allá de que dispongamos de los recursos, los medios y la necesidad básica de esparcimiento y diversión. Es ahí donde la reflexión toma una mayor importancia, la responsabilidad se convierte en el contrapeso que da un equilibrio, entre ser omisos o ser conscientes del momento histórico que vivimos, en materia de salud principalmente.

La decisión que cada persona tome es merecedora del mayor respeto, cada uno recibirá de forma directa las consecuencias de ello, sin embargo, lastimosamente en esta ocasión las consecuencias de las decisiones tomadas en libertad de forma individual, también tendrán consecuencias en la sociedad y muy probablemente en seres inocentes, como puede ser la propia familia, la comunidad, instituciones públicas y más.

La reflexión se impone, las enseñanzas han sido muchas y muy constantes, pero como es común tal vez ya hemos perdido la capacidad de asombro, los momentos difíciles de enfermedad, de muerte, de cansancio, de falta de equipo y medicamentos, de tristeza y dolor, tal vez se han vuelto comunes, parte de la cotidianidad y hemos aprendido a vivir con ello. Todo es posible, hoy estamos ante la fascinante tentación de olvidarnos de todo, aunque sea por un instante, por un día, una semana, un mes o para siempre, y tal vez sea hasta sano, necesario y en el mejor de los casos hasta seamos merecedores de ello.

El tiempo que estamos viviendo invita principalmente a un momento de paz, de preparación, de análisis, de reencuentro consigo mismo, pero también, desde una reflexión profunda del que hacer personal, con respecto a nuestra realidad como miembros de una familia y sobre todo de una comunidad. Las pruebas han sido fuertes y hoy una vez más estamos ante la posibilidad de repetir ese ejercicio, de hacer consciencia de manera profunda, seria y propositiva.

Cualquiera que sea la decisión que cada quien en lo individual decidamos tomar, ojalá que tengamos la oportunidad de hacerlo desde la seriedad de la reflexión. Así evitaremos que las consecuencias de las acciones nos tomen de sorpresa, sean positivas o negativas.