/ jueves 20 de enero de 2022

Punto Gélido | Te Regalo Mi Ausencia

Social por naturaleza, el ser humano hoy se encuentra frente a un paradigma diferente, sabe que tiene alas, que el espacio para volar es infinito, pero, por instantes la duda embarga sus intenciones, su misma libertad. La razón intenta sobreponerse, sobre la fuerza de la irreflexión de las emociones, sin embargo, en medio de estas dudas que alimentan el diario vivir, él, encuentra un abismo profundo y no sabe si arriesgarse; simplemente cerrar los ojos, tomar impulso y saltar, intentando llegar al otro lado, aunque ese lugar, no sea garantía de estar bien y a salvo. O bien, sencillamente permanecer en donde está, ser paciente, tomar las medidas de prevención, dejar que el abismo desaparezca en el transcurrir del tiempo, sin importar, si ese periodo de tiempo es corto o prolongado, con el riesgo de que esta decisión, tampoco sea la que garantice que esté a salvo y bien.

Ante ello, las necesidades básicas son el parámetro para establecer prioridades, salir a enfrentar el enemigo desconocido es un riesgo, pero esencialmente una actividad de subsistencia, así por ejemplo ir a trabajar, satisfacer necesidades de alimentación, de salud, quizás educación, entre otras, son acciones impostergables que ameritan correr el riesgo. Sin embargo, existen otras actividades, que podemos llamar secundarias o de menor importancia, que bien pueden esperar para ser realizadas después, como por ejemplo ir al cine, a pasear en espacios públicos, de compras por placer, entre muchas más, y es ahí, donde algunos deciden hacer el regalo de la ausencia.

Pero existen otros aspectos, donde tomar una decisión conlleva una mayor dificultad; quienes tienen la bendición de contar con sus padres o con adultos mayores en la familia, el dilema es fuerte, por un lado está el hecho de que a pesar de todos los riesgos conocidos; simplemente hacer presencia en su hogar dentro de una cotidianidad, en el entendido que existen aquellos casos donde la presencia es un deber, estando siempre consientes de las posibles consecuencias, por otro lado está la opción del uso de la tecnología, y con ello hacer una presencia híbrida o bien, tratar de evitar los riesgos lo más posible, para ello se impone regalarles la ausencia, aun a pesar de las afectaciones emocionales que ello pueda desencadenar.

Otro ejemplo, tal vez extremo, es aquel donde las niñas y los niños están de por medio, cómo explicarles a ellos, en principio, que no es posible llevarlos a un espacio público, donde puedan desarrollar sus actividades de juego y diversión, o bien que no es posible que acudan al domicilio de un amigo, de un familiar o hasta de un vecino, para jugar y convivir, incluso resulta difícil explicarles, porqué acudir a una institución educativa, es peligroso para ellos y su entorno. Cómo decirles a ellos, que su ausencia es un regalo para otras personas.

El amor romántico enfrenta hoy también una situación atípica, los enamorados desean verse con frecuencia, estar cerca, sin embargo, los riesgos están latentes en todo momento, la decisión al igual que en los casos anteriores, está más allá incluso de la misma razón, las emociones pueden ser más fuertes y simplemente se asume el riesgo y ya. Pero también está la posibilidad de, en un ejercicio de, pudiéramos llamarle congruencia, regalarse la ausencia prudente.

La convivencia en general con las personas y el desarrollo de las actividades “normales”, una vez más se encuentra en un serio cuestionamiento, para una parte de la población, todo debe continuar realizándose de forma cotidiana, y simplemente asumir las consecuencias de ello. Para otros se impone la mesura, la prudencia y regalar ausencia es una buena medida, en fin cualquiera que sea su decisión, hágalo siempre pensando en su bien y en el de los demás.


Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial

Social por naturaleza, el ser humano hoy se encuentra frente a un paradigma diferente, sabe que tiene alas, que el espacio para volar es infinito, pero, por instantes la duda embarga sus intenciones, su misma libertad. La razón intenta sobreponerse, sobre la fuerza de la irreflexión de las emociones, sin embargo, en medio de estas dudas que alimentan el diario vivir, él, encuentra un abismo profundo y no sabe si arriesgarse; simplemente cerrar los ojos, tomar impulso y saltar, intentando llegar al otro lado, aunque ese lugar, no sea garantía de estar bien y a salvo. O bien, sencillamente permanecer en donde está, ser paciente, tomar las medidas de prevención, dejar que el abismo desaparezca en el transcurrir del tiempo, sin importar, si ese periodo de tiempo es corto o prolongado, con el riesgo de que esta decisión, tampoco sea la que garantice que esté a salvo y bien.

Ante ello, las necesidades básicas son el parámetro para establecer prioridades, salir a enfrentar el enemigo desconocido es un riesgo, pero esencialmente una actividad de subsistencia, así por ejemplo ir a trabajar, satisfacer necesidades de alimentación, de salud, quizás educación, entre otras, son acciones impostergables que ameritan correr el riesgo. Sin embargo, existen otras actividades, que podemos llamar secundarias o de menor importancia, que bien pueden esperar para ser realizadas después, como por ejemplo ir al cine, a pasear en espacios públicos, de compras por placer, entre muchas más, y es ahí, donde algunos deciden hacer el regalo de la ausencia.

Pero existen otros aspectos, donde tomar una decisión conlleva una mayor dificultad; quienes tienen la bendición de contar con sus padres o con adultos mayores en la familia, el dilema es fuerte, por un lado está el hecho de que a pesar de todos los riesgos conocidos; simplemente hacer presencia en su hogar dentro de una cotidianidad, en el entendido que existen aquellos casos donde la presencia es un deber, estando siempre consientes de las posibles consecuencias, por otro lado está la opción del uso de la tecnología, y con ello hacer una presencia híbrida o bien, tratar de evitar los riesgos lo más posible, para ello se impone regalarles la ausencia, aun a pesar de las afectaciones emocionales que ello pueda desencadenar.

Otro ejemplo, tal vez extremo, es aquel donde las niñas y los niños están de por medio, cómo explicarles a ellos, en principio, que no es posible llevarlos a un espacio público, donde puedan desarrollar sus actividades de juego y diversión, o bien que no es posible que acudan al domicilio de un amigo, de un familiar o hasta de un vecino, para jugar y convivir, incluso resulta difícil explicarles, porqué acudir a una institución educativa, es peligroso para ellos y su entorno. Cómo decirles a ellos, que su ausencia es un regalo para otras personas.

El amor romántico enfrenta hoy también una situación atípica, los enamorados desean verse con frecuencia, estar cerca, sin embargo, los riesgos están latentes en todo momento, la decisión al igual que en los casos anteriores, está más allá incluso de la misma razón, las emociones pueden ser más fuertes y simplemente se asume el riesgo y ya. Pero también está la posibilidad de, en un ejercicio de, pudiéramos llamarle congruencia, regalarse la ausencia prudente.

La convivencia en general con las personas y el desarrollo de las actividades “normales”, una vez más se encuentra en un serio cuestionamiento, para una parte de la población, todo debe continuar realizándose de forma cotidiana, y simplemente asumir las consecuencias de ello. Para otros se impone la mesura, la prudencia y regalar ausencia es una buena medida, en fin cualquiera que sea su decisión, hágalo siempre pensando en su bien y en el de los demás.


Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial