/ jueves 25 de noviembre de 2021

Punto Gélido | Revolución y Revocación

Un movimiento revolucionario no es obra de la casualidad, tampoco responde al interés particular de un individuo o grupo que por sí solo, tenga la capacidad de hacerlo surgir. Éste se gesta a través de varios años, en los cuales las personas y el pueblo, van acumulando una serie de acontecimientos, que han de convertirse en una carga que lastima su libertad, su dignidad, y que termina por afectar severamente tanto su condición física como moral. En un movimiento así, participa todo un país, el encono es general, el pueblo actúa en forma reactiva ante una situación que lo oprime y lo lleva a utilizar la violencia, las armas, la guerra como un medio para quitarse el yugo que lo está asfixiando, una vez desatados los acontecimientos ya no es posible contenerlos, el pueblo necesita quien organice y dirija la lucha, generando el surgimiento de jefes, de líderes, de caudillos que encabezan las demandas de un pueblo ávido de equidad, de justicia y de libertad.

El principio generador, “el espíritu” de la revolución en el año de 1910, que impulsó al pueblo a mostrar su carácter, tiene su origen en la serie de hechos que prevalecían como un estilo de vida, bajo el amparo de una dictadura que beneficiaba a una clase alta, “minoría”, que era copartícipe del poder y de la riqueza, a expensas de una clase baja sometida, “mayoría”, que tenía la encomienda de servir y trabajar bajo las órdenes de un amo. Una profunda desigualdad, latifundios, explotación, injusticia, entre otros, impulsaron al pueblo para revocar el mandato de un dictador, el conducto fue el surgimiento de una revolución.

Hoy 111 años después, nos encontramos ante un escenario distinto, tenemos un Poder Ejecutivo legalmente constituido para un periodo específico , el cual fue elegido bajo los principios de la democracia, usando como herramienta el voto ciudadano. Sin embargo, a pesar de no existir ese conjunto de elementos, que hacen germinar un descontento popular generalizado, que conlleve al surgimiento de liderazgos que encabecen un movimiento social, cuyo objetivo sea destituir al Poder Ejecutivo, aun así, los ciudadanos nos encontramos ante una realidad, donde desde fuentes confusas; se intenta promover y llevar a las urnas una consulta, para preguntar si el pueblo quiere revocar el mandato del Poder Ejecutivo, justo a la mitad del periodo para el cual fue elegido.

El acontecimiento tiene sus múltiples peculiaridades; en principio, el costo económico parece ser elevado, y no existe una partida presupuestal asignada para realizarlo. Después, quienes promueven la consulta, (una minoría), todo indica, son los propios simpatizantes de quien ostenta el poder, además de que, el principal promotor es él mismo. Se advierte también una seria confusión en cuanto al sentido propio de la consulta, pues está la duda de qué es en realidad, revocación o ratificación de mandato. El principio generador de la consulta no es un descontento social generalizado, más bien pareciera una forma de hacer campaña, en medio de un mandato constitucional para ejercer el poder.

La revolución se gestó con base a un descontento generado por una dictadura, el costo fue muy alto y se pagó con la vida de muchos mexicanos. Hoy estamos ante una oportunidad que se enmarca o se quiere enmarcar en la participación ciudadana, ello nos plantea la posibilidad de dar un paso a una evolución en los que haceres de la democracia o bien, un retroceso en la forma de hacer política y de ejercer el poder, una involución. Los hechos y las consecuencias, nos darán en el tiempo la justa razón.

Leoncio Durán Garibay | Ing. Industrial

Un movimiento revolucionario no es obra de la casualidad, tampoco responde al interés particular de un individuo o grupo que por sí solo, tenga la capacidad de hacerlo surgir. Éste se gesta a través de varios años, en los cuales las personas y el pueblo, van acumulando una serie de acontecimientos, que han de convertirse en una carga que lastima su libertad, su dignidad, y que termina por afectar severamente tanto su condición física como moral. En un movimiento así, participa todo un país, el encono es general, el pueblo actúa en forma reactiva ante una situación que lo oprime y lo lleva a utilizar la violencia, las armas, la guerra como un medio para quitarse el yugo que lo está asfixiando, una vez desatados los acontecimientos ya no es posible contenerlos, el pueblo necesita quien organice y dirija la lucha, generando el surgimiento de jefes, de líderes, de caudillos que encabezan las demandas de un pueblo ávido de equidad, de justicia y de libertad.

El principio generador, “el espíritu” de la revolución en el año de 1910, que impulsó al pueblo a mostrar su carácter, tiene su origen en la serie de hechos que prevalecían como un estilo de vida, bajo el amparo de una dictadura que beneficiaba a una clase alta, “minoría”, que era copartícipe del poder y de la riqueza, a expensas de una clase baja sometida, “mayoría”, que tenía la encomienda de servir y trabajar bajo las órdenes de un amo. Una profunda desigualdad, latifundios, explotación, injusticia, entre otros, impulsaron al pueblo para revocar el mandato de un dictador, el conducto fue el surgimiento de una revolución.

Hoy 111 años después, nos encontramos ante un escenario distinto, tenemos un Poder Ejecutivo legalmente constituido para un periodo específico , el cual fue elegido bajo los principios de la democracia, usando como herramienta el voto ciudadano. Sin embargo, a pesar de no existir ese conjunto de elementos, que hacen germinar un descontento popular generalizado, que conlleve al surgimiento de liderazgos que encabecen un movimiento social, cuyo objetivo sea destituir al Poder Ejecutivo, aun así, los ciudadanos nos encontramos ante una realidad, donde desde fuentes confusas; se intenta promover y llevar a las urnas una consulta, para preguntar si el pueblo quiere revocar el mandato del Poder Ejecutivo, justo a la mitad del periodo para el cual fue elegido.

El acontecimiento tiene sus múltiples peculiaridades; en principio, el costo económico parece ser elevado, y no existe una partida presupuestal asignada para realizarlo. Después, quienes promueven la consulta, (una minoría), todo indica, son los propios simpatizantes de quien ostenta el poder, además de que, el principal promotor es él mismo. Se advierte también una seria confusión en cuanto al sentido propio de la consulta, pues está la duda de qué es en realidad, revocación o ratificación de mandato. El principio generador de la consulta no es un descontento social generalizado, más bien pareciera una forma de hacer campaña, en medio de un mandato constitucional para ejercer el poder.

La revolución se gestó con base a un descontento generado por una dictadura, el costo fue muy alto y se pagó con la vida de muchos mexicanos. Hoy estamos ante una oportunidad que se enmarca o se quiere enmarcar en la participación ciudadana, ello nos plantea la posibilidad de dar un paso a una evolución en los que haceres de la democracia o bien, un retroceso en la forma de hacer política y de ejercer el poder, una involución. Los hechos y las consecuencias, nos darán en el tiempo la justa razón.

Leoncio Durán Garibay | Ing. Industrial