/ jueves 15 de abril de 2021

Punto gélido | Mañana volverá el sol

Hoy desde la obscuridad de la incertidumbre, contemplo el vaivén de una multitud, algunos dominados por las prisas cotidianas que marcan cada día su rutina, también están aquellos que deambulan sin aparente sentido y llevando bajo su brazo el control de su tiempo y de su espacio; todos se cruzan en la jungla de asfalto, donde el ruido del carrusel de autos, el mosaico pintoresco de carteles publicitarios, donde la dulce tentación de las ofertas se hace presente, donde las necesidades no admiten prórrogas ni pretextos, todos creen dominar el entorno. Calles y banquetas parecen insuficientes, ellos presumen gozar de un aparente control, sin embargo, al final del día, la oscuridad atrapa entre sus ocultas garras a varios de los ilusos peregrinos.

Las condiciones actuales han estado presentes el tiempo suficiente, que han comenzado a ser invisibles, cotidianas, normales, hoy ya muy pocos se asombran, podríamos decir que nos hemos acostumbrado a padecer y a ver la muerte de frente, incluso nos atrevemos a retarla. El día se ha vuelto demasiado largo, en los rostros de los caminantes hay cansancio, lágrimas y desesperación, hay cadenas que sujetan las voluntades mientras el sol lentamente se va ocultando.

La fortaleza está en la fe y la esperanza de un nuevo amanecer, cuando el sol vuelva a brillar y nos regale una nueva oportunidad.

Las oportunidades se convertirán en el preciado tesoro, que solo algunos podrán disfrutar, gracias a que tienen vida cuando vuelva el sol mañana, y podrán sonreír, abrazarse, jugar, tomarse de la mano, darse un abrazo y todos los besos que sean necesarios, las calles de nuevo se convertirán en un río de autos, de comerciantes, de personas que corren, que van, que vienen, las ciudades volverán a vibrar desde sus entrañas con la algarabía de sus ciudadanos, eso significará que la prolongada obscuridad de la noche habrá terminado.

Hoy, mientras esperamos a que mañana vuelva el sol, es preciso ser solidarios, tomarnos de la mano para fortalecernos, en nuestras acciones y cuidados encontraremos la mejor recompensa, la salud. Si no hemos aprendido la lección, entonces el sol, infaliblemente volverá cada mañana, lo único diferente será que no encontrará bajo sus rayos, a algunos que de forma natural han terminado su viaje y a otros que osaron caminar por el pasillo de la soberbia y bajo las penumbras de la oscuridad, incluso llevando consigo a varios inocentes más.

Mañana volverá el sol, el mondo seguirá girando, el ser humano tendrá la oportunidad de continuar su peregrinar, no sin antes superar está y tal vez un sin número de pruebas más. Sin embargo, hoy la lección deja al descubierto el verdadero lugar que nos corresponde, como inquilinos de esta casa llamada tierra.

Mañana volverá el sol, el deseo es que la o lo encuentre a usted en su hogar, liberado de las cadenas que hoy nos sujetan el cuerpo y el espíritu, abrazado de su familia, con salud y con el amor suficiente para compartirlo, con los acompañantes de este fascinante viaje llamado vida.

Hoy desde la obscuridad de la incertidumbre, contemplo el vaivén de una multitud, algunos dominados por las prisas cotidianas que marcan cada día su rutina, también están aquellos que deambulan sin aparente sentido y llevando bajo su brazo el control de su tiempo y de su espacio; todos se cruzan en la jungla de asfalto, donde el ruido del carrusel de autos, el mosaico pintoresco de carteles publicitarios, donde la dulce tentación de las ofertas se hace presente, donde las necesidades no admiten prórrogas ni pretextos, todos creen dominar el entorno. Calles y banquetas parecen insuficientes, ellos presumen gozar de un aparente control, sin embargo, al final del día, la oscuridad atrapa entre sus ocultas garras a varios de los ilusos peregrinos.

Las condiciones actuales han estado presentes el tiempo suficiente, que han comenzado a ser invisibles, cotidianas, normales, hoy ya muy pocos se asombran, podríamos decir que nos hemos acostumbrado a padecer y a ver la muerte de frente, incluso nos atrevemos a retarla. El día se ha vuelto demasiado largo, en los rostros de los caminantes hay cansancio, lágrimas y desesperación, hay cadenas que sujetan las voluntades mientras el sol lentamente se va ocultando.

La fortaleza está en la fe y la esperanza de un nuevo amanecer, cuando el sol vuelva a brillar y nos regale una nueva oportunidad.

Las oportunidades se convertirán en el preciado tesoro, que solo algunos podrán disfrutar, gracias a que tienen vida cuando vuelva el sol mañana, y podrán sonreír, abrazarse, jugar, tomarse de la mano, darse un abrazo y todos los besos que sean necesarios, las calles de nuevo se convertirán en un río de autos, de comerciantes, de personas que corren, que van, que vienen, las ciudades volverán a vibrar desde sus entrañas con la algarabía de sus ciudadanos, eso significará que la prolongada obscuridad de la noche habrá terminado.

Hoy, mientras esperamos a que mañana vuelva el sol, es preciso ser solidarios, tomarnos de la mano para fortalecernos, en nuestras acciones y cuidados encontraremos la mejor recompensa, la salud. Si no hemos aprendido la lección, entonces el sol, infaliblemente volverá cada mañana, lo único diferente será que no encontrará bajo sus rayos, a algunos que de forma natural han terminado su viaje y a otros que osaron caminar por el pasillo de la soberbia y bajo las penumbras de la oscuridad, incluso llevando consigo a varios inocentes más.

Mañana volverá el sol, el mondo seguirá girando, el ser humano tendrá la oportunidad de continuar su peregrinar, no sin antes superar está y tal vez un sin número de pruebas más. Sin embargo, hoy la lección deja al descubierto el verdadero lugar que nos corresponde, como inquilinos de esta casa llamada tierra.

Mañana volverá el sol, el deseo es que la o lo encuentre a usted en su hogar, liberado de las cadenas que hoy nos sujetan el cuerpo y el espíritu, abrazado de su familia, con salud y con el amor suficiente para compartirlo, con los acompañantes de este fascinante viaje llamado vida.