/ jueves 17 de junio de 2021

Punto gélido | Le llamamos papá

Cuando en el vientre de una madre se comienza a gestar una nueva vida, la alegría invade como un torbellino, transformando las emociones, los sentimientos, el cuerpo y la vida de ella, los parabienes son manifiestos, el rostro se ilumina y entra en un estado de gracia, dejando ver en su máximo esplendor la belleza de una mujer, su vientre está preñado y pronto dará a luz un nuevo ser, disfrutará de llevar consigo el peso de su retoño, de sentir el latir y el movimiento de su pequeño cuerpo, sufrirá los fuertes dolores del parto y lo alimentará con el rico manantial de sus senos, le dará el calor de su cuerpo y lo protegerá con la fuerza de sus brazos y será plena cuando escuche de su voz tierna y delicada, la más bella palabra, mamá.

Cuando él queda también embarazado, hay una sensación infinita que ilumina el rostro de alegría, sin embargo, el acontecimiento se disfruta desde la soledad de los sentimientos, su cuerpo no experimenta ningún cambio, el tiempo transcurre y solo disfruta la espera del nuevo ser, a través de las emociones, expresiones y palpando el cuerpo de la madre.

Los dolores del parto no serán un vínculo indisoluble para él, de su cuerpo no brotará ni una gota de alimento y tal vez desde la torpeza de sus rústicas manos, emanen las más genuinas caricias cargadas con los más puros sentimientos, sus labios pronunciarán las palabras más tiernas y le ofrecerán el beso más amoroso, sus brazos serán los más fuertes para sostener y proteger, y al igual que la madre, esperará con ansia que un día, le llamen papá.

Él tendrá que cumplir con su propio rol, deberá trabajar para crear con su hijo vínculos diferentes, especiales, propios, la naturaleza le ha encomendado el papel de ser un complemento en la concepción y cuidado, deberá ser hábil para ganarse la confianza, el cariño y la aceptación, no basta con haber transmitido sólo los genes, para ser llamado papá, es necesario un esfuerzo constante, el mejor aprendizaje que un padre le puede ofrecer a su hijo, es el ejemplo, hay que saber estar ahí en los momentos especiales, ser fuerte, pero también se requiere estar preparado, no solo con recursos materiales, que en ocasiones son los menos importantes, sino con el corazón y los brazos abiertos, para recibir, para escuchar, para guiar y acompañar.

Y cuando la tarea básica se ha cumplido, el hijo simplemente extenderá sus alas y emprenderá su propio vuelo, para realizarse como ser humano, entonces el padre sentirá que habrá cumplido con su misión y tendrá que, a pesar de su dolor, dejar que algunos vínculos simplemente se rompan, experimentará el vacío que trae consigo la soledad y es posible que deba iniciar una vez más la creación de nuevos vínculos, para que la delicia de ser llamado papá, simplemente no se pierda en el matiz del transcurrir del tiempo.

Ese es el ser humano extraordinario que cumple un papel especial, ser llamado papá, es un derecho que se gana todos los días y a cada momento, si usted tiene la bendición de contar con su Sr. Padre, brindele un abrazo emotivo y dígale que es un orgullo llamarle papá, si su Sr. Padre ya no está con nosotros, entonces que el abrazo llegue hasta el cielo.

¡Feliz Día del Padre!

Cuando en el vientre de una madre se comienza a gestar una nueva vida, la alegría invade como un torbellino, transformando las emociones, los sentimientos, el cuerpo y la vida de ella, los parabienes son manifiestos, el rostro se ilumina y entra en un estado de gracia, dejando ver en su máximo esplendor la belleza de una mujer, su vientre está preñado y pronto dará a luz un nuevo ser, disfrutará de llevar consigo el peso de su retoño, de sentir el latir y el movimiento de su pequeño cuerpo, sufrirá los fuertes dolores del parto y lo alimentará con el rico manantial de sus senos, le dará el calor de su cuerpo y lo protegerá con la fuerza de sus brazos y será plena cuando escuche de su voz tierna y delicada, la más bella palabra, mamá.

Cuando él queda también embarazado, hay una sensación infinita que ilumina el rostro de alegría, sin embargo, el acontecimiento se disfruta desde la soledad de los sentimientos, su cuerpo no experimenta ningún cambio, el tiempo transcurre y solo disfruta la espera del nuevo ser, a través de las emociones, expresiones y palpando el cuerpo de la madre.

Los dolores del parto no serán un vínculo indisoluble para él, de su cuerpo no brotará ni una gota de alimento y tal vez desde la torpeza de sus rústicas manos, emanen las más genuinas caricias cargadas con los más puros sentimientos, sus labios pronunciarán las palabras más tiernas y le ofrecerán el beso más amoroso, sus brazos serán los más fuertes para sostener y proteger, y al igual que la madre, esperará con ansia que un día, le llamen papá.

Él tendrá que cumplir con su propio rol, deberá trabajar para crear con su hijo vínculos diferentes, especiales, propios, la naturaleza le ha encomendado el papel de ser un complemento en la concepción y cuidado, deberá ser hábil para ganarse la confianza, el cariño y la aceptación, no basta con haber transmitido sólo los genes, para ser llamado papá, es necesario un esfuerzo constante, el mejor aprendizaje que un padre le puede ofrecer a su hijo, es el ejemplo, hay que saber estar ahí en los momentos especiales, ser fuerte, pero también se requiere estar preparado, no solo con recursos materiales, que en ocasiones son los menos importantes, sino con el corazón y los brazos abiertos, para recibir, para escuchar, para guiar y acompañar.

Y cuando la tarea básica se ha cumplido, el hijo simplemente extenderá sus alas y emprenderá su propio vuelo, para realizarse como ser humano, entonces el padre sentirá que habrá cumplido con su misión y tendrá que, a pesar de su dolor, dejar que algunos vínculos simplemente se rompan, experimentará el vacío que trae consigo la soledad y es posible que deba iniciar una vez más la creación de nuevos vínculos, para que la delicia de ser llamado papá, simplemente no se pierda en el matiz del transcurrir del tiempo.

Ese es el ser humano extraordinario que cumple un papel especial, ser llamado papá, es un derecho que se gana todos los días y a cada momento, si usted tiene la bendición de contar con su Sr. Padre, brindele un abrazo emotivo y dígale que es un orgullo llamarle papá, si su Sr. Padre ya no está con nosotros, entonces que el abrazo llegue hasta el cielo.

¡Feliz Día del Padre!