/ jueves 12 de mayo de 2022

Punto Gélido | La almohada de mamá

Un día de estos, el más común de todos, una hermosa sensación hizo que mis pasos se dirigieran a un lugar muy especial, era la recamara de mi madre, de pronto me di cuenta que no había estado ahí por años. Sin sentir el cuerpo se fue acomodando suavemente sobre la cama, la cabeza se deslizó exquisitamente sobre la almohada de mamá. Corrió por mi cuerpo una paz, una suave sensación, una armonía que despertó sentimientos que yacían somnolientos en el subconsciente, de pronto experimenté un sueño profundo y placentero, luego, de la almohada de mamá comenzaron a fluir mágicos pasajes que estaban guardados en el baúl de los sueños, y así en medio de aquella armonía, la realidad sucumbió dejando que se recrearan momentos como éstos:

La almohada de mamá, donde aún está dibujado ese rostro radiante de aquel día, cuando la ilusión, la ilusión se convirtió en alegría, la noticia divina llegó, ¡alégrate mujer, pronto serás mamá! La almohada, tiene una suave fragancia, esa fragancia de mi madre, de esa rosa matinal, que cuando niño en el calor y en la seguridad de sus brazos, tanto disfrutaba, esa fragancia, que al paso de los años se me había olvidado. En la almohada de mamá, están guardadas las enseñanzas de la maestra constante de mi vida, está la ternura y el amor con el que día con día ha iluminado cada paso que doy, mi camino, mi vida.

En la almohada de mamá está el cansancio, por la constancia y el esfuerzo, que sin pedir nada a cambio, madre mía, siempre has realizado; con valentía, con pasión, con amor por tu hijo amado. En la almohada de mamá, aún es posible sentir esas interminables noches en vela, llenas de angustia, de dolor, de sufrimiento por el hijo enfermo, madre mía, ahora sé, que la mejor medicina siempre será, una simple caricia de tus manos, una tierna mirada de tus bellos ojos, un beso de tus exquisitos labios y por qué no, un caldito sazonado con el amor único de una madre. La almohada de mamá, aún está húmeda y con sabor a sal, son las lágrimas de ella, derramadas en esos momentos álgidos matizados por el hijo ausente, por el hijo en problemas, por el hijo desobediente, por el hijo ingrato; desafortunadamente, son muy pocas, muy pocas las lágrimas derramadas por momentos de felicidad.

En la almohada de mamá, se ve una gran esperanza, una gran fe, por ver al hijo triunfador, al hijo realizado, una gran ilusión por sentirse la mamá más orgullosa. En la almohada de mamá, se escuchan los rezos, que a diario ella realiza, pidiéndole humildemente al creador, las bendiciones para su hijo querido. En la almohada de mamá, está la presencia de un ángel, sí de un ángel, es el ángel de su guarda, que a diario la ilumina y le da fuerzas para ser la más bella, la mejor mamá del mundo.

Cómo agradecer ese mágico momento, en ese maravilloso sueño, recostado en la almohada de mamá. Cómo agradecerte a ti madre, por ser fuerte y aguerrida como una leona, hermosa y tierna como una flor, amorosa como una Diosa, divina como una Reina. Cómo agradecerte por ser mamá, que Dios te bendiga por ser mujer, por darme la vida, por llenarme de amor.

¿Alguna vez ha escuchado y sentido la almohada de su mamá?

Felicitaciones siempre, para ti, para usted que tiene la bendición de ser mamá, para usted hermosa Señora.


Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial

Un día de estos, el más común de todos, una hermosa sensación hizo que mis pasos se dirigieran a un lugar muy especial, era la recamara de mi madre, de pronto me di cuenta que no había estado ahí por años. Sin sentir el cuerpo se fue acomodando suavemente sobre la cama, la cabeza se deslizó exquisitamente sobre la almohada de mamá. Corrió por mi cuerpo una paz, una suave sensación, una armonía que despertó sentimientos que yacían somnolientos en el subconsciente, de pronto experimenté un sueño profundo y placentero, luego, de la almohada de mamá comenzaron a fluir mágicos pasajes que estaban guardados en el baúl de los sueños, y así en medio de aquella armonía, la realidad sucumbió dejando que se recrearan momentos como éstos:

La almohada de mamá, donde aún está dibujado ese rostro radiante de aquel día, cuando la ilusión, la ilusión se convirtió en alegría, la noticia divina llegó, ¡alégrate mujer, pronto serás mamá! La almohada, tiene una suave fragancia, esa fragancia de mi madre, de esa rosa matinal, que cuando niño en el calor y en la seguridad de sus brazos, tanto disfrutaba, esa fragancia, que al paso de los años se me había olvidado. En la almohada de mamá, están guardadas las enseñanzas de la maestra constante de mi vida, está la ternura y el amor con el que día con día ha iluminado cada paso que doy, mi camino, mi vida.

En la almohada de mamá está el cansancio, por la constancia y el esfuerzo, que sin pedir nada a cambio, madre mía, siempre has realizado; con valentía, con pasión, con amor por tu hijo amado. En la almohada de mamá, aún es posible sentir esas interminables noches en vela, llenas de angustia, de dolor, de sufrimiento por el hijo enfermo, madre mía, ahora sé, que la mejor medicina siempre será, una simple caricia de tus manos, una tierna mirada de tus bellos ojos, un beso de tus exquisitos labios y por qué no, un caldito sazonado con el amor único de una madre. La almohada de mamá, aún está húmeda y con sabor a sal, son las lágrimas de ella, derramadas en esos momentos álgidos matizados por el hijo ausente, por el hijo en problemas, por el hijo desobediente, por el hijo ingrato; desafortunadamente, son muy pocas, muy pocas las lágrimas derramadas por momentos de felicidad.

En la almohada de mamá, se ve una gran esperanza, una gran fe, por ver al hijo triunfador, al hijo realizado, una gran ilusión por sentirse la mamá más orgullosa. En la almohada de mamá, se escuchan los rezos, que a diario ella realiza, pidiéndole humildemente al creador, las bendiciones para su hijo querido. En la almohada de mamá, está la presencia de un ángel, sí de un ángel, es el ángel de su guarda, que a diario la ilumina y le da fuerzas para ser la más bella, la mejor mamá del mundo.

Cómo agradecer ese mágico momento, en ese maravilloso sueño, recostado en la almohada de mamá. Cómo agradecerte a ti madre, por ser fuerte y aguerrida como una leona, hermosa y tierna como una flor, amorosa como una Diosa, divina como una Reina. Cómo agradecerte por ser mamá, que Dios te bendiga por ser mujer, por darme la vida, por llenarme de amor.

¿Alguna vez ha escuchado y sentido la almohada de su mamá?

Felicitaciones siempre, para ti, para usted que tiene la bendición de ser mamá, para usted hermosa Señora.


Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial