/ jueves 28 de abril de 2022

Punto Gélido | Gracias


Momentos, son esos pequeños instantes que se van entrelazando, donde se tiene la oportunidad de coincidir, de compartir, de disfrutar con esos seres cercanos y extraordinarios que te brindan su confianza, su amistad, su presencia. Y ahí están acompañándote esos lazos de sangre que se fortalecen en la comunión de un logro compartido, ahí está esa familia que se ha formado por elección en el recorrido cotidiano de los callejones de la vida, ahí está la amistad que se ve reflejada en el rostro del amigo, también se disfruta de esas amistades que encuentran comunión en la confianza y que se van fortaleciendo en la esperanza de cultivar las coincidencias y superar las diferencias, y finalmente ahí están esos peregrinos de ocasión, que el destino pactó para compartir en momento, el acontecimiento.

Y es en esa tarde de convocatoria, donde se fortalecen los lazos afectivos, donde se encuentran nuevas virtudes que se disfrutan en la fluidez de una conversación que nace del momento, que viaja en la vía libre de la imaginación y que siempre retorna a la esencia del ser, del estar, del pensar. Es en medio de esa sonrisa espontánea que brota como un manantial de agua dulce, donde el estrés se ahoga dando paso a la armonía colectiva que se extravía en el lento caminar del tiempo. Es ese silencio momentáneo donde la reflexión hace una pequeña escala, permitiendo en ocasiones que los sentimientos fluyan a través de los ojos, dejando caer pequeñas gotitas cristalinas que delicadamente acarician las mejillas. Y finalmente es ese placer de estrechar la mano firme, del abrazo fraterno, del beso sincero, son todas estas manifestaciones físicas las que trasmiten esa energía que se transforma en una atmosfera positiva, que hace que tu cuerpo, tu alma y tu espíritu se sientan plenos, felices, libres.

Y el momento es finito, es la hora de dejar que los acontecimientos se queden gravados en la memoria, en el recuerdo, en la imaginación, quizás en el corazón. También en la calidez y en la claridad de ese instante que fue captado por el lente de un dispositivo o por las palabras que se reflejan con tinta sobre un papel, y que con el transcurrir del tiempo darán fiel testimonio del acontecimiento. Y entonces, lleno de júbilo sabes que es el momento de agradecer, de hacer un pequeño alto, una despedida temporal. Con una sonrisa que dice más que mil palabras y con una luz en los ojos que refleja la alegría del alma, simplemente dices gracias.

Gracias a todos y cada uno de ustedes que desde diferentes momentos y desde diferentes espacios, tuvieron la gentileza de acompañarme en esta aventura que hemos iniciado en el mundo fantástico de las letras, con su presencia, con una llamada telefónica, con una palabra de aliento o de felicitación, aun aquellos que estuvieron ausentes físicamente pero presentes con sus buenas intenciones, incluso con sus oraciones, a quienes desinteresadamente ofrecieron su esfuerzo, su talento y su valioso tiempo para que el evento se realizara con éxito, a las personas pero también a las instituciones mi agradecimiento siempre.

Se ha dado a luz el primer hijo literario, lleva por nombre “Ecos del Callejón”, hoy está a su disposición para que con base a su buen criterio sea leído y analizado. Serán ustedes quienes tengan la amabilidad de expresar los comentarios que consideren oportunos, la crítica constructiva que me permita normar un sano juicio y a partir de ello un crecimiento en el propio quehacer de las letras y desde el aspecto propio del ser humano.

El camino se ha comenzado a recorrer, en él, cuento con su valiosa compañía, por ello simplemente gracias.


Ing. Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial


Momentos, son esos pequeños instantes que se van entrelazando, donde se tiene la oportunidad de coincidir, de compartir, de disfrutar con esos seres cercanos y extraordinarios que te brindan su confianza, su amistad, su presencia. Y ahí están acompañándote esos lazos de sangre que se fortalecen en la comunión de un logro compartido, ahí está esa familia que se ha formado por elección en el recorrido cotidiano de los callejones de la vida, ahí está la amistad que se ve reflejada en el rostro del amigo, también se disfruta de esas amistades que encuentran comunión en la confianza y que se van fortaleciendo en la esperanza de cultivar las coincidencias y superar las diferencias, y finalmente ahí están esos peregrinos de ocasión, que el destino pactó para compartir en momento, el acontecimiento.

Y es en esa tarde de convocatoria, donde se fortalecen los lazos afectivos, donde se encuentran nuevas virtudes que se disfrutan en la fluidez de una conversación que nace del momento, que viaja en la vía libre de la imaginación y que siempre retorna a la esencia del ser, del estar, del pensar. Es en medio de esa sonrisa espontánea que brota como un manantial de agua dulce, donde el estrés se ahoga dando paso a la armonía colectiva que se extravía en el lento caminar del tiempo. Es ese silencio momentáneo donde la reflexión hace una pequeña escala, permitiendo en ocasiones que los sentimientos fluyan a través de los ojos, dejando caer pequeñas gotitas cristalinas que delicadamente acarician las mejillas. Y finalmente es ese placer de estrechar la mano firme, del abrazo fraterno, del beso sincero, son todas estas manifestaciones físicas las que trasmiten esa energía que se transforma en una atmosfera positiva, que hace que tu cuerpo, tu alma y tu espíritu se sientan plenos, felices, libres.

Y el momento es finito, es la hora de dejar que los acontecimientos se queden gravados en la memoria, en el recuerdo, en la imaginación, quizás en el corazón. También en la calidez y en la claridad de ese instante que fue captado por el lente de un dispositivo o por las palabras que se reflejan con tinta sobre un papel, y que con el transcurrir del tiempo darán fiel testimonio del acontecimiento. Y entonces, lleno de júbilo sabes que es el momento de agradecer, de hacer un pequeño alto, una despedida temporal. Con una sonrisa que dice más que mil palabras y con una luz en los ojos que refleja la alegría del alma, simplemente dices gracias.

Gracias a todos y cada uno de ustedes que desde diferentes momentos y desde diferentes espacios, tuvieron la gentileza de acompañarme en esta aventura que hemos iniciado en el mundo fantástico de las letras, con su presencia, con una llamada telefónica, con una palabra de aliento o de felicitación, aun aquellos que estuvieron ausentes físicamente pero presentes con sus buenas intenciones, incluso con sus oraciones, a quienes desinteresadamente ofrecieron su esfuerzo, su talento y su valioso tiempo para que el evento se realizara con éxito, a las personas pero también a las instituciones mi agradecimiento siempre.

Se ha dado a luz el primer hijo literario, lleva por nombre “Ecos del Callejón”, hoy está a su disposición para que con base a su buen criterio sea leído y analizado. Serán ustedes quienes tengan la amabilidad de expresar los comentarios que consideren oportunos, la crítica constructiva que me permita normar un sano juicio y a partir de ello un crecimiento en el propio quehacer de las letras y desde el aspecto propio del ser humano.

El camino se ha comenzado a recorrer, en él, cuento con su valiosa compañía, por ello simplemente gracias.


Ing. Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial