/ jueves 16 de junio de 2022

Punto Gélido | EL Mejor Regalo para Papá

Escribir unas cuantas letras en un simple papel, en medio de una adolescencia fugaz, testimonio de un compromiso de esfuerzo, de preparación, de esa búsqueda constante por ser una mejor persona, un mejor ser humano y potencialmente un mejor papá. Unos garabatos donde se plasma una promesa personal, íntima, genuina, que encuentra su mejor motivación, en esa ilusión de trascender en la vida y en el tiempo con la bendición de un hijo.

Pero la vida es un misterio constante y las pruebas están siempre presentes; pequeñas, medianas y en ocasiones quizá demasiado grandes, no obstante, son ellas con su manojo de sentimientos encontrados, las que se convierten en ese catalizador que nos permite demostrar, que somos aptos para que ese sublime deseo de ser padre, sea posible. Así un buen día el destino, permite que sea el amor el instrumento principal para encontrar a la pareja, a la compañera, a la esposa, entonces pareciera que estás a un pequeño paso de que tu sueño de procrear sea posible. Pero las pruebas son permanentes, incómodas y en ocasiones frustrantes, sin embargo la fe, el destino, la misma vida, suelen convertir lo que parece imposible, en posible.

Y cuando tiene que ser, la buena noticia simplemente se hace presente, la bendición de ser padre se convierte en un rayo de luz que no solo ilumina tu hogar, tu familia, sino tu rostro, tu corazón, tu vida. Y no hay palabras, quieres reír, gritar, cantar, llorar y quieres comerte el mundo, la felicidad es inmensa, ha llegado el momento de ser papá, has recibido el mejor regalo. Con paciencia esperas ese instante mágico, único e incomparable de acompañar a tu esposa para recibir juntos a ese pequeño, a esa pequeña, y se estremece el cuerpo, se estruja el corazón, y experimentas esa sensación que te atrapa para siempre al sentir en tus brazos a ese pequeño ángel.

Y es esa primera sonrisa, esa primera mirada, ese primer beso y esa sensación única de sentir su delicada piel, la que genera ese vínculo, esa identidad, esa comunión que será indisoluble. Entonces con el espíritu rebosante, dejas que tus rodillas acaricien el piso, que tu vista se enfoque al cielo y permites que tus pensamientos hablen por medio del corazón y simplemente das gracias, gracias por el mejor regalo que has recibido. Ahora el compromiso toma su mayor forma, no es cuestión solo de engendrar, sino de criar, de educar, de acompañar, de mostrar los mejores caminos a esa hija, a ese hijo. El tiempo sigue su marcha, de pronto le tomas de la mano, es el momento de enseñarle a dar sus primeros pasos y cuando menos piensas, ya vas corriendo a llevarlo a la escuela. No sin antes, enseñarle sus primeras palabras y recibir ese regalo inolvidable cuando por primera vez logra decir, ¡mamá!, ¡papá! Y juegas, corres, brincas, ríes, te diviertes, y hasta lloras mientras le vas mostrando el camino, mientras le enseñas, mientras le entregas tu mejor versión de ser papá.

Un buen día llega el momento en que el nido comienza a quedarse vacío, a él, a ella o a ellos les han crecido las alas y quieren experimentar, deben aprender a volar a su ritmo, en su espacio y de acuerdo a sus dones. Entonces como papá te llega esa extraña sensación que te hace sentir pleno, complacido, quizás un poco confundido pero a la vez satisfecho, de haber disfrutado hasta este momento de la oportunidad de verlos crecer, de su amor, de su presencia, de verlos esforzarse, aprender, caer, levantarse, hasta convertirse en personas de bien, y entonces puedes agradecer a la vida la oportunidad de haber recibido el mejor regalo, el de ser papá.

Los éxitos de los hijos, son el orgullo de los padres. ¡Hija, hijo, tu existencia es el mejor regalo para un padre!

¡Feliz Día del Padre!


Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial

Escribir unas cuantas letras en un simple papel, en medio de una adolescencia fugaz, testimonio de un compromiso de esfuerzo, de preparación, de esa búsqueda constante por ser una mejor persona, un mejor ser humano y potencialmente un mejor papá. Unos garabatos donde se plasma una promesa personal, íntima, genuina, que encuentra su mejor motivación, en esa ilusión de trascender en la vida y en el tiempo con la bendición de un hijo.

Pero la vida es un misterio constante y las pruebas están siempre presentes; pequeñas, medianas y en ocasiones quizá demasiado grandes, no obstante, son ellas con su manojo de sentimientos encontrados, las que se convierten en ese catalizador que nos permite demostrar, que somos aptos para que ese sublime deseo de ser padre, sea posible. Así un buen día el destino, permite que sea el amor el instrumento principal para encontrar a la pareja, a la compañera, a la esposa, entonces pareciera que estás a un pequeño paso de que tu sueño de procrear sea posible. Pero las pruebas son permanentes, incómodas y en ocasiones frustrantes, sin embargo la fe, el destino, la misma vida, suelen convertir lo que parece imposible, en posible.

Y cuando tiene que ser, la buena noticia simplemente se hace presente, la bendición de ser padre se convierte en un rayo de luz que no solo ilumina tu hogar, tu familia, sino tu rostro, tu corazón, tu vida. Y no hay palabras, quieres reír, gritar, cantar, llorar y quieres comerte el mundo, la felicidad es inmensa, ha llegado el momento de ser papá, has recibido el mejor regalo. Con paciencia esperas ese instante mágico, único e incomparable de acompañar a tu esposa para recibir juntos a ese pequeño, a esa pequeña, y se estremece el cuerpo, se estruja el corazón, y experimentas esa sensación que te atrapa para siempre al sentir en tus brazos a ese pequeño ángel.

Y es esa primera sonrisa, esa primera mirada, ese primer beso y esa sensación única de sentir su delicada piel, la que genera ese vínculo, esa identidad, esa comunión que será indisoluble. Entonces con el espíritu rebosante, dejas que tus rodillas acaricien el piso, que tu vista se enfoque al cielo y permites que tus pensamientos hablen por medio del corazón y simplemente das gracias, gracias por el mejor regalo que has recibido. Ahora el compromiso toma su mayor forma, no es cuestión solo de engendrar, sino de criar, de educar, de acompañar, de mostrar los mejores caminos a esa hija, a ese hijo. El tiempo sigue su marcha, de pronto le tomas de la mano, es el momento de enseñarle a dar sus primeros pasos y cuando menos piensas, ya vas corriendo a llevarlo a la escuela. No sin antes, enseñarle sus primeras palabras y recibir ese regalo inolvidable cuando por primera vez logra decir, ¡mamá!, ¡papá! Y juegas, corres, brincas, ríes, te diviertes, y hasta lloras mientras le vas mostrando el camino, mientras le enseñas, mientras le entregas tu mejor versión de ser papá.

Un buen día llega el momento en que el nido comienza a quedarse vacío, a él, a ella o a ellos les han crecido las alas y quieren experimentar, deben aprender a volar a su ritmo, en su espacio y de acuerdo a sus dones. Entonces como papá te llega esa extraña sensación que te hace sentir pleno, complacido, quizás un poco confundido pero a la vez satisfecho, de haber disfrutado hasta este momento de la oportunidad de verlos crecer, de su amor, de su presencia, de verlos esforzarse, aprender, caer, levantarse, hasta convertirse en personas de bien, y entonces puedes agradecer a la vida la oportunidad de haber recibido el mejor regalo, el de ser papá.

Los éxitos de los hijos, son el orgullo de los padres. ¡Hija, hijo, tu existencia es el mejor regalo para un padre!

¡Feliz Día del Padre!


Leoncio Durán Garibay | Ingeniero Industrial