/ jueves 2 de diciembre de 2021

Punto Gélido | El Color del Invierno

El astro rey en estos días del año comienza a comportarse de una forma distinta, pareciera que le gusta dormir más, disimuladamente se levanta un poco más tarde y paulatinamente, también se acuesta más temprano, incluso se da el lujo en ocasiones de no despertar en todo el día, su luz se torna más distante y el calor de sus rayos se dejan sentir con menor intensidad, mientras se desmayan lentamente en medio de la bruma matutina y porque no, ocasionalmente sobre el manto blanco que cubre el entorno, dejando ver en todo su esplendor, el contraste de colores que ofrece la naturaleza en esta época invernal.

En cambio, la dama nocturna disfruta de una obscuridad temprana, para salir a pasear radiante como siempre, dejándose seducir en medio de una danza interminable de nubes, que se mueven al ritmo del gélido viento, que presuroso viaja desde el polo norte, es la luna con su luz nocturna, quien permite disfrutar de esas sombras que proyectan los árboles desnudos sobre el suelo, a contraluz es posible observar el humo que sale de esas viejas chimeneas, y mientras se pierde en medio de la obscuridad, deja sentir ese calor de hogar que refleja la unidad de la familia. En otros momentos el espectáculo es majestuoso, la densa niebla se hace visible bajo la luz de la luna, son sábanas de algodones que se mueven en una dirección sin ningún control, hasta desaparecer lentamente en medio del bosque, de la montaña, del infinito desierto o del caserío que colma las ciudades, son los colores nocturnos en medio del invierno.

Por las frías mañanas el espectáculo no deja de ser maravilloso, son esas candelas que se aferran a las techumbres y mientras se deshacen lentamente, permiten que los rayos del sol las vistan con los matices del arcoíris. Es la humedad que brota por doquier, creando unas imágenes extraordinarias que permiten disfrutar, de cómo el vapor, se eleva lentamente hasta formar una cortina de nubes en el horizonte. Es la niebla que cubre el paisaje y lentamente se va alejando, creando un contraste fantástico en medio del bosque teñido de verde y blanco, las rocas, los troncos de los árboles, la arena del desierto y más, hasta descubrir por completo ese mundo que tenemos a nuestra vista todos los días, pero que no siempre somos capaces de apreciar y menos de disfrutar. Es el color del invierno que nos permite disfrutar de ese regalo maravilloso que se va descubriendo lentamente, para poderlo valorar en su justa dimensión.

El color del invierno es ese momento de recogimiento, de abrigarse en el calor del hogar, en el calor de la familia, para convivir mientras se disfruta de una tasa de café bien caliente, de un té y quizás hasta de un panecillo, es ese momento para reflexionar en medio de la tarde gris obscura, para poner las ideas en orden, para valorar las oportunidades que a diario nos ofrece la vida, la familia, las personas, las cosas y objetos, pocas o muchas que podemos tener y disfrutar. Para analizar las acciones realizadas con buenas o malas intenciones, y las consecuencias de las mismas. Es el momento que la naturaleza sabiamente nos ofrece, para hacer un recuento de nuestro diario vivir, para mejorar lo bueno y corregir aquello que sea posible. Es el color del invierno, el que también sirve como un estímulo para superar los obstáculos, para fortalecernos e impulsarnos a crecer para ir más allá o bien, en algunos casos, desafortunadamente para morir.

Son los colores del invierno, para algunos poco agradables, para otros más, todo un espectáculo vivencial.

Leoncio Durán Garibay | Ing. Industrial

El astro rey en estos días del año comienza a comportarse de una forma distinta, pareciera que le gusta dormir más, disimuladamente se levanta un poco más tarde y paulatinamente, también se acuesta más temprano, incluso se da el lujo en ocasiones de no despertar en todo el día, su luz se torna más distante y el calor de sus rayos se dejan sentir con menor intensidad, mientras se desmayan lentamente en medio de la bruma matutina y porque no, ocasionalmente sobre el manto blanco que cubre el entorno, dejando ver en todo su esplendor, el contraste de colores que ofrece la naturaleza en esta época invernal.

En cambio, la dama nocturna disfruta de una obscuridad temprana, para salir a pasear radiante como siempre, dejándose seducir en medio de una danza interminable de nubes, que se mueven al ritmo del gélido viento, que presuroso viaja desde el polo norte, es la luna con su luz nocturna, quien permite disfrutar de esas sombras que proyectan los árboles desnudos sobre el suelo, a contraluz es posible observar el humo que sale de esas viejas chimeneas, y mientras se pierde en medio de la obscuridad, deja sentir ese calor de hogar que refleja la unidad de la familia. En otros momentos el espectáculo es majestuoso, la densa niebla se hace visible bajo la luz de la luna, son sábanas de algodones que se mueven en una dirección sin ningún control, hasta desaparecer lentamente en medio del bosque, de la montaña, del infinito desierto o del caserío que colma las ciudades, son los colores nocturnos en medio del invierno.

Por las frías mañanas el espectáculo no deja de ser maravilloso, son esas candelas que se aferran a las techumbres y mientras se deshacen lentamente, permiten que los rayos del sol las vistan con los matices del arcoíris. Es la humedad que brota por doquier, creando unas imágenes extraordinarias que permiten disfrutar, de cómo el vapor, se eleva lentamente hasta formar una cortina de nubes en el horizonte. Es la niebla que cubre el paisaje y lentamente se va alejando, creando un contraste fantástico en medio del bosque teñido de verde y blanco, las rocas, los troncos de los árboles, la arena del desierto y más, hasta descubrir por completo ese mundo que tenemos a nuestra vista todos los días, pero que no siempre somos capaces de apreciar y menos de disfrutar. Es el color del invierno que nos permite disfrutar de ese regalo maravilloso que se va descubriendo lentamente, para poderlo valorar en su justa dimensión.

El color del invierno es ese momento de recogimiento, de abrigarse en el calor del hogar, en el calor de la familia, para convivir mientras se disfruta de una tasa de café bien caliente, de un té y quizás hasta de un panecillo, es ese momento para reflexionar en medio de la tarde gris obscura, para poner las ideas en orden, para valorar las oportunidades que a diario nos ofrece la vida, la familia, las personas, las cosas y objetos, pocas o muchas que podemos tener y disfrutar. Para analizar las acciones realizadas con buenas o malas intenciones, y las consecuencias de las mismas. Es el momento que la naturaleza sabiamente nos ofrece, para hacer un recuento de nuestro diario vivir, para mejorar lo bueno y corregir aquello que sea posible. Es el color del invierno, el que también sirve como un estímulo para superar los obstáculos, para fortalecernos e impulsarnos a crecer para ir más allá o bien, en algunos casos, desafortunadamente para morir.

Son los colores del invierno, para algunos poco agradables, para otros más, todo un espectáculo vivencial.

Leoncio Durán Garibay | Ing. Industrial