/ jueves 14 de octubre de 2021

Punto Gélido | 17 Años

Y fue en aquel otoño, en aquel mes de octubre, cuando la luna está más cerca, más bella que nunca. Y fue en esa época del año, en la época de la cosecha, de la abundancia, del ocre de los árboles, de la danza de los girasoles, del sol intenso del medio día. Fue aquel 13 de octubre, cuando llegaste a nuestras vidas, a nuestro hogar, a nuestros brazos, pero sobre todo a nuestro corazón. Y con una sonrisa, llenaste de alegría nuestras vidas, con ese primer llanto cautivaste nuestra atención y luego con esos ojos, nos atrapaste para siempre, con su luz iluminaste nuestra alma. Llegaste como una bella bendición a ocupar un lugar especial, siempre, en nuestra familia.

La bendición del creador se hacía presente por segunda ocasión, en el seno de nuestro hogar, la alegría era infinita, el momento especial. Una hija no se recibe todos los días, solo una vez y para siempre. El compromiso para cuidar de ti, era y sigue siendo muy grande, es una tarea que se hace con el instinto paternal, con la sabiduría que otorga la escuela de la vida, pero, principalmente con el amor más genuino, que nace de los más puros sentimientos del ser humano, el padre y la madre, se sienten bendecidos por la vida y por el creador.

La vida es un jardín en constante crecimiento, todos los días ofrece enseñanzas y nuevas oportunidades. Hija, cada día ha sido un placer poder estar a tu lado, cuidarte, atenderte, enseñarte, ofrecerte un instante de nuestro tiempo, abrazarte, besarte, escucharte y verte crecer, endulzarnos la vida con tus triunfos, con tus alegrías, y acompañarte en esos momentos, cuando los sentimientos han acariciado tus mejillas, en forma de pequeñas lágrimas.

Hoy cumples 17 años, estás en una etapa muy importante de tu vida, de tu formación; tu cuerpo experimenta cambios profundos, tu personalidad y tu carácter empiezan a dejar a un lado la adolescencia, para forjar una madurez, que te definirá como mujer, como persona, como ser humano. Sé que lo sabes, pero, deseamos afirmarlo una vez más, aquí estamos a tu lado, en frente o atrás, donde tú lo decidas, para acompañarte en tu peregrinar, nuestro compromiso no tiene fecha de caducidad, ni obstáculo alguno. Eres el regalo más preciado que hemos recibido, nos sentimos felices, orgullosos, bendecidos con tu presencia, con tu esfuerzo, con tu dedicación y con esa madurez que te caracteriza.

No te detengas, 17 años son muchos o son pocos, eso no es lo importante, lo que realmente importa, es que tú luches por tus sueños, por tus ideales, por tu felicidad. Hija, en tu camino encontrarás obstáculos, sinsabores y pérdidas, pero, no te asustes, si caes levántate, límpiate las heridas, sacúdete el polvo y continúa, ten la certeza de que habrás aprendido una lección, lección que te llenará de más sabiduría. Mantén siempre tus sentidos en estado de alerta, llegarás a un punto en donde los caminos se dividan, ineludiblemente deberás elegir uno, sigue tu instinto, tu corazón, tus valores y tus principios, ellos te ayudarán a escoger el mejor camino. Confía en todo momento en Dios y mantén firme tu fe y tu esperanza. Siempre confía en ti, antes que, en otra persona, no permitas que nada ni nadie, afecte tu dignidad ni tu libertad.

Abre tus alas, el infinito es el único límite, no permitas que los obstáculos, ni las personas, ni tus propios miedos, te impidan volar. Ahí estaremos para acompañarte y para verte triunfar. Gracias hija por estos 17 años, de convivencia, de vida, de amor. Gracias a la vida, gracias al creador. Tu familia te abraza con el corazón.

Por: Leoncio Durán Garibay | Ing. Industrial



Y fue en aquel otoño, en aquel mes de octubre, cuando la luna está más cerca, más bella que nunca. Y fue en esa época del año, en la época de la cosecha, de la abundancia, del ocre de los árboles, de la danza de los girasoles, del sol intenso del medio día. Fue aquel 13 de octubre, cuando llegaste a nuestras vidas, a nuestro hogar, a nuestros brazos, pero sobre todo a nuestro corazón. Y con una sonrisa, llenaste de alegría nuestras vidas, con ese primer llanto cautivaste nuestra atención y luego con esos ojos, nos atrapaste para siempre, con su luz iluminaste nuestra alma. Llegaste como una bella bendición a ocupar un lugar especial, siempre, en nuestra familia.

La bendición del creador se hacía presente por segunda ocasión, en el seno de nuestro hogar, la alegría era infinita, el momento especial. Una hija no se recibe todos los días, solo una vez y para siempre. El compromiso para cuidar de ti, era y sigue siendo muy grande, es una tarea que se hace con el instinto paternal, con la sabiduría que otorga la escuela de la vida, pero, principalmente con el amor más genuino, que nace de los más puros sentimientos del ser humano, el padre y la madre, se sienten bendecidos por la vida y por el creador.

La vida es un jardín en constante crecimiento, todos los días ofrece enseñanzas y nuevas oportunidades. Hija, cada día ha sido un placer poder estar a tu lado, cuidarte, atenderte, enseñarte, ofrecerte un instante de nuestro tiempo, abrazarte, besarte, escucharte y verte crecer, endulzarnos la vida con tus triunfos, con tus alegrías, y acompañarte en esos momentos, cuando los sentimientos han acariciado tus mejillas, en forma de pequeñas lágrimas.

Hoy cumples 17 años, estás en una etapa muy importante de tu vida, de tu formación; tu cuerpo experimenta cambios profundos, tu personalidad y tu carácter empiezan a dejar a un lado la adolescencia, para forjar una madurez, que te definirá como mujer, como persona, como ser humano. Sé que lo sabes, pero, deseamos afirmarlo una vez más, aquí estamos a tu lado, en frente o atrás, donde tú lo decidas, para acompañarte en tu peregrinar, nuestro compromiso no tiene fecha de caducidad, ni obstáculo alguno. Eres el regalo más preciado que hemos recibido, nos sentimos felices, orgullosos, bendecidos con tu presencia, con tu esfuerzo, con tu dedicación y con esa madurez que te caracteriza.

No te detengas, 17 años son muchos o son pocos, eso no es lo importante, lo que realmente importa, es que tú luches por tus sueños, por tus ideales, por tu felicidad. Hija, en tu camino encontrarás obstáculos, sinsabores y pérdidas, pero, no te asustes, si caes levántate, límpiate las heridas, sacúdete el polvo y continúa, ten la certeza de que habrás aprendido una lección, lección que te llenará de más sabiduría. Mantén siempre tus sentidos en estado de alerta, llegarás a un punto en donde los caminos se dividan, ineludiblemente deberás elegir uno, sigue tu instinto, tu corazón, tus valores y tus principios, ellos te ayudarán a escoger el mejor camino. Confía en todo momento en Dios y mantén firme tu fe y tu esperanza. Siempre confía en ti, antes que, en otra persona, no permitas que nada ni nadie, afecte tu dignidad ni tu libertad.

Abre tus alas, el infinito es el único límite, no permitas que los obstáculos, ni las personas, ni tus propios miedos, te impidan volar. Ahí estaremos para acompañarte y para verte triunfar. Gracias hija por estos 17 años, de convivencia, de vida, de amor. Gracias a la vida, gracias al creador. Tu familia te abraza con el corazón.

Por: Leoncio Durán Garibay | Ing. Industrial