/ jueves 27 de septiembre de 2018

¿Políticas para disminuir el desempleo o políticas para generar empleo?

En México, uno de los problemas más graves y latentes es el desempleo, y no solamente porque representa el no tener el poder adquisitivo para “subsistir”, sino porque repercute directamente en otros problemas sociales, como son en la salud (por falta de adquisición de bienes alimenticios), en educación, migración, desintegración familiar, etc.

Es todo un círculo vicioso lo que origina la falta de empleo. La desnutrición  es un problema que no solo incide en el plano de la salud, sino que influye negativamente en la educación, por cuanto no se tienen las condiciones óptimas para aprovechar los conocimientos (en cualquiera de los niveles de educación: preescolar, básica, media superior e incluso, superior), por lo tanto, ante la falta de educación en un país no se puede alcanzar un nivel de bienestar social (traducido en calidad de vida).

Por estas razones, todos los esfuerzos en todas las economías van encaminadas al logro de crear fuentes de empleos. Sabemos que a nivel global existen muchas instituciones en pro de mejorar la calidad de vida de las personas, dícese por medio de programas de asistencia alimentaria, de educación para todos, de vivienda digna, de vacunas, etc., y existen otras tantas en cada país, como es el caso de México, que en muchas de las ocasiones se elaboran y aplican programas de este tipo, y lo que hay que observar es si se aplican de manera eficiente y efectiva.

Sin embargo, las estadísticas (que igual, representan cifras numéricas) señalan la existencia de indicadores negativos que muestran la persistencia de dichos problemas. Entonces, ¿qué hay qué hacer?, ¿qué medidas tomar?

Lo primordial es erradicar el desempleo, quizás fomentando el autoempleo o generando empleo a partir de programas regionales donde se ofrezca emprender algo, y a la vez capacitar (que posean un valor agregado, o plus dichas empresas, que no conlleven a que se establezcan solamente expendedoras, sino que generen productividad). No se trata únicamente de establecer empresas que ofrezcan solo servicios al consumidor, lo primordial sería abocarnos a generar servicios a la producción.

Aunado a esto se considera que es necesario tomar en cuenta las condiciones del entorno territorial, de sus fortalezas y de saber con qué recursos naturales, humanos y materiales se cuenta para así encontrar un detonante de  desarrollo económico. Es decir, si bien la teoría económica nos señala que estos problemas económicos y sociales se deben a “fallas del mercado” y que existen instrumentos para corregirlos (o por medio de la “mano invisible”), tales como las políticas macroeconómicas (políticas monetaria, fiscal y de ingresos), lo que también debe tomarse en cuenta es la estructura económica que tiene el país, su posicionamiento geográfico, su población indígena, su cultura y valores, factores negativos (corrupción), etc. Por lo tanto, no se trata de copiar o imitar tal o cual modelo económico desarrollado por y para países avanzados, sino de crear un modelo económico que integre las características propias del país que puedan incidir en la erradicación del desempleo, con todos los factores endógenos y exógenos pertinentes (por ejemplo, la conformación de un ecosistema de innovación).

En México, uno de los problemas más graves y latentes es el desempleo, y no solamente porque representa el no tener el poder adquisitivo para “subsistir”, sino porque repercute directamente en otros problemas sociales, como son en la salud (por falta de adquisición de bienes alimenticios), en educación, migración, desintegración familiar, etc.

Es todo un círculo vicioso lo que origina la falta de empleo. La desnutrición  es un problema que no solo incide en el plano de la salud, sino que influye negativamente en la educación, por cuanto no se tienen las condiciones óptimas para aprovechar los conocimientos (en cualquiera de los niveles de educación: preescolar, básica, media superior e incluso, superior), por lo tanto, ante la falta de educación en un país no se puede alcanzar un nivel de bienestar social (traducido en calidad de vida).

Por estas razones, todos los esfuerzos en todas las economías van encaminadas al logro de crear fuentes de empleos. Sabemos que a nivel global existen muchas instituciones en pro de mejorar la calidad de vida de las personas, dícese por medio de programas de asistencia alimentaria, de educación para todos, de vivienda digna, de vacunas, etc., y existen otras tantas en cada país, como es el caso de México, que en muchas de las ocasiones se elaboran y aplican programas de este tipo, y lo que hay que observar es si se aplican de manera eficiente y efectiva.

Sin embargo, las estadísticas (que igual, representan cifras numéricas) señalan la existencia de indicadores negativos que muestran la persistencia de dichos problemas. Entonces, ¿qué hay qué hacer?, ¿qué medidas tomar?

Lo primordial es erradicar el desempleo, quizás fomentando el autoempleo o generando empleo a partir de programas regionales donde se ofrezca emprender algo, y a la vez capacitar (que posean un valor agregado, o plus dichas empresas, que no conlleven a que se establezcan solamente expendedoras, sino que generen productividad). No se trata únicamente de establecer empresas que ofrezcan solo servicios al consumidor, lo primordial sería abocarnos a generar servicios a la producción.

Aunado a esto se considera que es necesario tomar en cuenta las condiciones del entorno territorial, de sus fortalezas y de saber con qué recursos naturales, humanos y materiales se cuenta para así encontrar un detonante de  desarrollo económico. Es decir, si bien la teoría económica nos señala que estos problemas económicos y sociales se deben a “fallas del mercado” y que existen instrumentos para corregirlos (o por medio de la “mano invisible”), tales como las políticas macroeconómicas (políticas monetaria, fiscal y de ingresos), lo que también debe tomarse en cuenta es la estructura económica que tiene el país, su posicionamiento geográfico, su población indígena, su cultura y valores, factores negativos (corrupción), etc. Por lo tanto, no se trata de copiar o imitar tal o cual modelo económico desarrollado por y para países avanzados, sino de crear un modelo económico que integre las características propias del país que puedan incidir en la erradicación del desempleo, con todos los factores endógenos y exógenos pertinentes (por ejemplo, la conformación de un ecosistema de innovación).