/ martes 6 de agosto de 2024

Perfil humano | Venezuela o el dictador en su laberinto

Una vez más Venezuela está en crisis política debido a la terquedad de su actual presidente, Nicolás Maduro, de reelegirse por tercera vez consecutiva.

El 29 de julio pasado se celebraron las elecciones presidenciales en este país suramericano y el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio el madruguete declarando a Maduro como triunfador.

Quien preside al CNE se mostró más que “amoroso” con el dictador, ya que le dio la victoria con el 51 por ciento de los votos del 80 por ciento contabilizado.

Sin embargo hasta el domingo 4 de agosto no había exhibido este organismo las actas que respaldarán tal decisión, mientras que la oposición se dedicó a contabilizar las actas y subirlas a internet.

De acuerdo con la líder opositora María Corina Machado, después de revisar el 84 por ciento de las actas en su poder el verdadero vencedor fue Edmundo Gonzáles Urrutia, con más del 70 por ciento de los votos.

Las manifestaciones populares en contra de un nuevo fraude cometido por Maduro no se hicieron esperar en todo Venezuela.

La última realizada el pasado sábado fue encabezada en Caracas por Machado, la más fuerte líder de oposición venezolana, a pesar de que tiene una orden de aprehensión al igual que el candidato González.

La burda farsa de Maduro fue también cuestionada por nueve países latinoamericanos, incluido Chile, quienes le exigieron publicar las actas para legitimar su pretendido triunfo.

La OEA en una reunión extraordinaria pretendió dictaminar un fallo en contra de las fraudulentas elecciones venezolanas, el cual no fue aprobado por la postura en contra de México, Colombia y Brasil.

Estos países son aliados de Maduro a pesar de su historial como dictador y represor del pueblo venezolano.

Nicaragua, Cuba, Honduras y Bolivia ya habían reconocido antes el autoproclamado triunfo del mandatario venezolano.

Nicolás Maduro se trepó a la presidencia de su país después de que Hugo Chávez lo nombró vicepresidente para luego ser ilegalmente presidente interino en el 2013 y orquestar su primera elección presidencial en ese mismo año.

En el 2018 ya había sido rechazada por el pueblo su reelección, la que logró a pesar de la férrea oposición de los ciudadanos y la descalificación de organismos internacionales como la OEA y la Comunidad Europea.

La persecución de los opositores y la represión violenta ha sido la forma en que este dictadorzuelo bananero se ha mantenido en el poder al igual que lo han hecho sus homólogos de Cuba y Nicaragua.

La que en la década de los setenta llegó a ser considerada como modelo de república democrática en Latinoamérica es ahora una tiranía sostenida por los militares al igual que las de los dos países citados.

La hiperinflación y la pobreza azotan a la población venezolana obligando a 8 millones (más de la cuarta parte de su población) a emigrar al extranjero.

La vecina Colombia que antes enviaba trabajadores a Venezuela ahora es una de las naciones que más recibe a estos inmigrantes venezolanos. Otra es Perú en la que viven más de 1.7 millones de venezolanos.

La retórica falaz de Maduro ya no convence a la mayoría de los ciudadanos de su país y del mundo, por lo que está en un dilema, aferrarse al poder ilegalmente o renunciar y reconocer el triunfo de su principal opositor.

Todo parece indicar que una vez más el dictador venezolano pretenderá por todos los medios continuar en la presidencia pues es su única alternativa para sobrevivir y evitar ser arrestado por los crímenes que ha cometido en contra de su pueblo.


Dr. en Comunicación, Docente en la Facultad de Filosofía de la UACh.

efernandezarmendariz@gmail.com

Una vez más Venezuela está en crisis política debido a la terquedad de su actual presidente, Nicolás Maduro, de reelegirse por tercera vez consecutiva.

El 29 de julio pasado se celebraron las elecciones presidenciales en este país suramericano y el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio el madruguete declarando a Maduro como triunfador.

Quien preside al CNE se mostró más que “amoroso” con el dictador, ya que le dio la victoria con el 51 por ciento de los votos del 80 por ciento contabilizado.

Sin embargo hasta el domingo 4 de agosto no había exhibido este organismo las actas que respaldarán tal decisión, mientras que la oposición se dedicó a contabilizar las actas y subirlas a internet.

De acuerdo con la líder opositora María Corina Machado, después de revisar el 84 por ciento de las actas en su poder el verdadero vencedor fue Edmundo Gonzáles Urrutia, con más del 70 por ciento de los votos.

Las manifestaciones populares en contra de un nuevo fraude cometido por Maduro no se hicieron esperar en todo Venezuela.

La última realizada el pasado sábado fue encabezada en Caracas por Machado, la más fuerte líder de oposición venezolana, a pesar de que tiene una orden de aprehensión al igual que el candidato González.

La burda farsa de Maduro fue también cuestionada por nueve países latinoamericanos, incluido Chile, quienes le exigieron publicar las actas para legitimar su pretendido triunfo.

La OEA en una reunión extraordinaria pretendió dictaminar un fallo en contra de las fraudulentas elecciones venezolanas, el cual no fue aprobado por la postura en contra de México, Colombia y Brasil.

Estos países son aliados de Maduro a pesar de su historial como dictador y represor del pueblo venezolano.

Nicaragua, Cuba, Honduras y Bolivia ya habían reconocido antes el autoproclamado triunfo del mandatario venezolano.

Nicolás Maduro se trepó a la presidencia de su país después de que Hugo Chávez lo nombró vicepresidente para luego ser ilegalmente presidente interino en el 2013 y orquestar su primera elección presidencial en ese mismo año.

En el 2018 ya había sido rechazada por el pueblo su reelección, la que logró a pesar de la férrea oposición de los ciudadanos y la descalificación de organismos internacionales como la OEA y la Comunidad Europea.

La persecución de los opositores y la represión violenta ha sido la forma en que este dictadorzuelo bananero se ha mantenido en el poder al igual que lo han hecho sus homólogos de Cuba y Nicaragua.

La que en la década de los setenta llegó a ser considerada como modelo de república democrática en Latinoamérica es ahora una tiranía sostenida por los militares al igual que las de los dos países citados.

La hiperinflación y la pobreza azotan a la población venezolana obligando a 8 millones (más de la cuarta parte de su población) a emigrar al extranjero.

La vecina Colombia que antes enviaba trabajadores a Venezuela ahora es una de las naciones que más recibe a estos inmigrantes venezolanos. Otra es Perú en la que viven más de 1.7 millones de venezolanos.

La retórica falaz de Maduro ya no convence a la mayoría de los ciudadanos de su país y del mundo, por lo que está en un dilema, aferrarse al poder ilegalmente o renunciar y reconocer el triunfo de su principal opositor.

Todo parece indicar que una vez más el dictador venezolano pretenderá por todos los medios continuar en la presidencia pues es su única alternativa para sobrevivir y evitar ser arrestado por los crímenes que ha cometido en contra de su pueblo.


Dr. en Comunicación, Docente en la Facultad de Filosofía de la UACh.

efernandezarmendariz@gmail.com