/ viernes 15 de mayo de 2020

Pensar y replantear la vida durante la crisis

Si debido a la pandemia y la cuarentena que le vino aparejada tuviste serias dificultades económicas, profundas dudas sobre tu futuro y pensamientos poco favorables, lo más probable es que entraste en una crisis, económica, social o psicológica. Pero eso no debe ser solo un dato al margen, que nos ayude a entender la situación en la que estamos. Siempre la crisis es un periodo de oportunidad para el cambio. La crisis bien entendida es la puerta para el desarrollo de tu propia personalidad o las condiciones de vida.

Bajo el escenario en el que nos encontramos es importante acudir a la reflexión como el garante para descubrir nuestros puntos flacos, posibilitar con ello el pensamiento objetivo sobre cuales fueron nuestras debilidades, pues encontrarlas nos permitirá tomar decisiones y proponer los cambios pertinentes, por ejemplo si en la pandemia encontró, amigo lector, que le resultaba imposible quedarse una semana sin trabajar por que se dificultaría su forma de subsistir, entonces he ahí un indicador de que son necesarios los cambios. Si durante la pandemia se dio cuenta que no podía quedarse en soledad y calma por que le atormentaba el pensamiento, entonces tiene ahí un aspecto para trabajar. Si durante la cuarentena se dio cuenta que no sabe o no puede leer, que no entiende como conectarse al mundo por medios electrónicos, que no pudo manipular programas educativos, entonces he ahí la claridad de lo que debe de atenderse.

La pandemia nos demostró que nos falta para ser más eficaces, la pandemia nos dejó ver a los ojos todas nuestras pobrezas, pero lo subsiguiente tiene que marcarse por el coraje de cada persona para superar sus propias deficiencias. Crear nuevas condiciones y habilidades para nuestra vida laboral, formar una nueva mente, una más fuerte y dirigida, adquirir nuevos conocimientos y destrezas, acercarnos a la tecnología de forma más productiva.

Esta crisis es una invitación al fortalecimiento social y humano.

Luego de todo lo sucedido se debe replantear la necesidad de elegir gobernantes competentes, pero de ser nosotros mismos ciudadanos competentes. Hemos visto la torpeza con la que los gobiernos actuaron frente a una situación real, que nada tiene que ver con sus votos u operadores políticos, pero también estuvimos en una situación en la que quedó patente a nivel individual, que no estamos listos para salir de nuestra rutina diaria.

Hemos quedado expuestos, pero el cambio posterior será la verdadera prueba.

Como humanidad y sociedad estamos invitado (más bien forzados) a encontrar sistemas de producción y trabajo más sólidos, más justos con los trabajadores, pero también como personas estamos en la posición en la que debemos evaluar que nos faltó en esta contingencia para estar bien. De hoy en delante hay que construir condiciones y con ello mejorar los horizontes humanos y sociales.

Que la crisis nos obligue a mejorar.

Si debido a la pandemia y la cuarentena que le vino aparejada tuviste serias dificultades económicas, profundas dudas sobre tu futuro y pensamientos poco favorables, lo más probable es que entraste en una crisis, económica, social o psicológica. Pero eso no debe ser solo un dato al margen, que nos ayude a entender la situación en la que estamos. Siempre la crisis es un periodo de oportunidad para el cambio. La crisis bien entendida es la puerta para el desarrollo de tu propia personalidad o las condiciones de vida.

Bajo el escenario en el que nos encontramos es importante acudir a la reflexión como el garante para descubrir nuestros puntos flacos, posibilitar con ello el pensamiento objetivo sobre cuales fueron nuestras debilidades, pues encontrarlas nos permitirá tomar decisiones y proponer los cambios pertinentes, por ejemplo si en la pandemia encontró, amigo lector, que le resultaba imposible quedarse una semana sin trabajar por que se dificultaría su forma de subsistir, entonces he ahí un indicador de que son necesarios los cambios. Si durante la pandemia se dio cuenta que no podía quedarse en soledad y calma por que le atormentaba el pensamiento, entonces tiene ahí un aspecto para trabajar. Si durante la cuarentena se dio cuenta que no sabe o no puede leer, que no entiende como conectarse al mundo por medios electrónicos, que no pudo manipular programas educativos, entonces he ahí la claridad de lo que debe de atenderse.

La pandemia nos demostró que nos falta para ser más eficaces, la pandemia nos dejó ver a los ojos todas nuestras pobrezas, pero lo subsiguiente tiene que marcarse por el coraje de cada persona para superar sus propias deficiencias. Crear nuevas condiciones y habilidades para nuestra vida laboral, formar una nueva mente, una más fuerte y dirigida, adquirir nuevos conocimientos y destrezas, acercarnos a la tecnología de forma más productiva.

Esta crisis es una invitación al fortalecimiento social y humano.

Luego de todo lo sucedido se debe replantear la necesidad de elegir gobernantes competentes, pero de ser nosotros mismos ciudadanos competentes. Hemos visto la torpeza con la que los gobiernos actuaron frente a una situación real, que nada tiene que ver con sus votos u operadores políticos, pero también estuvimos en una situación en la que quedó patente a nivel individual, que no estamos listos para salir de nuestra rutina diaria.

Hemos quedado expuestos, pero el cambio posterior será la verdadera prueba.

Como humanidad y sociedad estamos invitado (más bien forzados) a encontrar sistemas de producción y trabajo más sólidos, más justos con los trabajadores, pero también como personas estamos en la posición en la que debemos evaluar que nos faltó en esta contingencia para estar bien. De hoy en delante hay que construir condiciones y con ello mejorar los horizontes humanos y sociales.

Que la crisis nos obligue a mejorar.