/ jueves 15 de noviembre de 2018

Palabras para mi amigo

Es extraño, pero existen momentos difíciles que nos cuesta mucho afrontar, y es que cómo ir a ese lugar donde tu amigo está triste, sufriendo, donde las lágrimas brotan como un caudal de emociones encontradas, donde el corazón palpita sin control y donde la sensación que hay en el ambiente es de ausencia, de separación, de un viaje sin regreso.

Yahí está tu amigo, con el rostro desencajado, la mirada que deambula en busca de un consuelo, de una explicación, de una respuesta que quizá no existe, y te acercas a él, le brindas un abrazo fraterno e intentas expresar las palabras más sinceras, pero estas parece que se quedan atrapadas en el interior,cuesta un poco más de lo normal expresar los sentimientos, se hace un nudo en la garganta y sólo atinas a decir: “lo siento mucho, te acompaño en tu dolor”.

Afrontar una pérdida siempre representa un reto mayor, más aun cuando la pérdida se presenta de forma inesperada, asimilar que ayer estaba y hoy ya no, provoca una confusión en los sentimientos, en las emociones, que nos lleva a un contraste difícil de entender, y es ahí donde uno se pregunta, ¿cómo ayudar al buen amigo?.

Los minutos pasan, tal vez un poco más lentos que de costumbre, las palabras quizá no son suficientes y entonces el silencio, el pálido silencio se convierte en el mejor acompañante, estar al lado de tu amigo puede decir más que muchas palabras inoportunas.

Por un momento nos ponemos en el lugar de nuestro amigo, intentamos comprender su dolor, su sufrimiento, es posible que, incluso una lágrima se deslice lentamente por nuestras mejillas, y de nuevo abrazamos a nuestro amigo y es en esa comunión de sentimientos, cuando expresamos nuestras mejores muestras de solidaridad, de amistad, de apoyo y comprensión.

Y es que aceptar que el ser más querido que cualquier hijo puede tener, ha partido al encuentro definitivo con el Creador, significa entender que el mayor lazo afectivo se ha roto, asimilar que ya no sentirás sus suaves manos que te acarician, sus tiernos labios que te hacen vibrar con un exquisito beso, sus palabras de aliento, de amor, su ternura, sus cuidados y su comprensión, es una realidad que cuesta demasiado aceptar.

Y una vez más miras a los ojos a tu amigo e intentas decirle, explicarle la realidad, le pides de nuevo con un nudo en la garganta, que se desahogue, que llore, que ante el cuerpo inerte de su madre, exprese las palabras, los deseos y que finalmente con el mayor de los dolores se despida de ella, que la libere, que la deje ir, que guarde de ella siempre el mejor recuerdo, el mejor consejo y la mejor imagen.

Finalmente, cuando tu amigo está intentando superar ese largo proceso de duelo, intentas motivarlo, animarlo, decirle que la vida continua para él, que aún tiene muchas cosas qué hacer, qué decir, qué vivir, que hay un destino qué seguir, una misión queécumplir. De nuevo le brindas un abrazo fraterno, lo miras a los ojos y en esa mirada sincera y profunda lo abrazas en el alma.

Amigo, que mis palabras sean de aliento, de calidez y de fraternidad, que tu dolor no sea más fuerte que tu voluntad y que la aceptación de esta realidad, te permita seguir disfrutando del amor de tu mamá, porque los seres queridos sólo mueren cuando nos olvidamos de ellos.

Con el más profundo respeto, te expreso mi solidaridad en este momento difícil de tu vida, que el Todo poderoso te de la fortaleza que necesitas, mi estimado amigo.

leon7dg@hotmail.com


Es extraño, pero existen momentos difíciles que nos cuesta mucho afrontar, y es que cómo ir a ese lugar donde tu amigo está triste, sufriendo, donde las lágrimas brotan como un caudal de emociones encontradas, donde el corazón palpita sin control y donde la sensación que hay en el ambiente es de ausencia, de separación, de un viaje sin regreso.

Yahí está tu amigo, con el rostro desencajado, la mirada que deambula en busca de un consuelo, de una explicación, de una respuesta que quizá no existe, y te acercas a él, le brindas un abrazo fraterno e intentas expresar las palabras más sinceras, pero estas parece que se quedan atrapadas en el interior,cuesta un poco más de lo normal expresar los sentimientos, se hace un nudo en la garganta y sólo atinas a decir: “lo siento mucho, te acompaño en tu dolor”.

Afrontar una pérdida siempre representa un reto mayor, más aun cuando la pérdida se presenta de forma inesperada, asimilar que ayer estaba y hoy ya no, provoca una confusión en los sentimientos, en las emociones, que nos lleva a un contraste difícil de entender, y es ahí donde uno se pregunta, ¿cómo ayudar al buen amigo?.

Los minutos pasan, tal vez un poco más lentos que de costumbre, las palabras quizá no son suficientes y entonces el silencio, el pálido silencio se convierte en el mejor acompañante, estar al lado de tu amigo puede decir más que muchas palabras inoportunas.

Por un momento nos ponemos en el lugar de nuestro amigo, intentamos comprender su dolor, su sufrimiento, es posible que, incluso una lágrima se deslice lentamente por nuestras mejillas, y de nuevo abrazamos a nuestro amigo y es en esa comunión de sentimientos, cuando expresamos nuestras mejores muestras de solidaridad, de amistad, de apoyo y comprensión.

Y es que aceptar que el ser más querido que cualquier hijo puede tener, ha partido al encuentro definitivo con el Creador, significa entender que el mayor lazo afectivo se ha roto, asimilar que ya no sentirás sus suaves manos que te acarician, sus tiernos labios que te hacen vibrar con un exquisito beso, sus palabras de aliento, de amor, su ternura, sus cuidados y su comprensión, es una realidad que cuesta demasiado aceptar.

Y una vez más miras a los ojos a tu amigo e intentas decirle, explicarle la realidad, le pides de nuevo con un nudo en la garganta, que se desahogue, que llore, que ante el cuerpo inerte de su madre, exprese las palabras, los deseos y que finalmente con el mayor de los dolores se despida de ella, que la libere, que la deje ir, que guarde de ella siempre el mejor recuerdo, el mejor consejo y la mejor imagen.

Finalmente, cuando tu amigo está intentando superar ese largo proceso de duelo, intentas motivarlo, animarlo, decirle que la vida continua para él, que aún tiene muchas cosas qué hacer, qué decir, qué vivir, que hay un destino qué seguir, una misión queécumplir. De nuevo le brindas un abrazo fraterno, lo miras a los ojos y en esa mirada sincera y profunda lo abrazas en el alma.

Amigo, que mis palabras sean de aliento, de calidez y de fraternidad, que tu dolor no sea más fuerte que tu voluntad y que la aceptación de esta realidad, te permita seguir disfrutando del amor de tu mamá, porque los seres queridos sólo mueren cuando nos olvidamos de ellos.

Con el más profundo respeto, te expreso mi solidaridad en este momento difícil de tu vida, que el Todo poderoso te de la fortaleza que necesitas, mi estimado amigo.

leon7dg@hotmail.com