/ sábado 3 de agosto de 2019

Nunca es tarde cuando confiamos en dios.

Después del muy famoso y comentado atentado del 11 de septiembre del 2001 contra las torres gemelas en Nueva York, surgieron varias historias de personas que pareciera que ese día se les hizo tarde para llegar a sus respectivos trabajos. Un trabajador dijo que ese día se le hizo para llegar a su empleo porque era el primer día del kínder de su hijo y lo había acompañado. Una mujer se retrasó́ porque su despertador no sonó́ a tiempo. A otro se le hizo tarde porque se quedó́ atorado en la carretera en la que había un accidente. A un sobreviviente se le fue el autobús. Alguien se echó́ comida encima a la hora del desayuno y necesitó tiempo para cambiarse. Alguien tuvo un problema con su auto que no arrancó. Otra sonó el teléfono cuando iba de salida y regresó a contestar y se le hizo tarde. Una mujer ese día ¡tuvo un bebé! No pudo ir a trabajar. Y otro no consiguió́ un taxi. Pero la historia que más impresionó fue la de un señor que se puso un par de zapatos nuevos esa mañana, y antes de llegar al trabajo le había salido una ampolla. Se detuvo en una farmacia por un curita y por eso está vivo hoy.

Todos ellos parecería que se les hizo tarde, pero en verdad estaban en el lugar que deberían estar a esa hora. Si hubieran llegado a su lugar de trabajo a tiempo, seguramente serían un número más en las estadísticas de los que lamentablemente murieron ese día, o en la lista de desaparecidos.

En la biblia encontramos historias de personajes que al parecer ya era tarde, y su milagro llegó tal vez cuando ya no esperaban nada.

Por ejemplo, En Lucas 5:1-11 encontramos un día común en la vida de los discípulos cuando aún se dedicaban a su antiguo oficio de pescadores, se convirtió en un día extraordinario. Ese día ellos ya no esperaban pescar nada. Toda la noche lo habían intentado sin éxito, no habían pescado absolutamente nada y cuando ya estaban a punto de irse a casa derrotados, llegó Jesús y habla con ellos, ellos confían en la palabra de Jesús y la pesca milagrosa se hizo. Ese día son promovidos de pescadores comunes, a pescadores de hombres, a discípulos de Cristo. Un día común, se convirtió en el día más grande de su historia.

Estimado lector, crea que no hay nada más extraordinario que confiar en Dios. Tal vez en su vida ha sucedido lo mismos que a los discípulos aquel día, ha pasado mucho tiempo y no ha logrado alcanzar las metas, sueños y propósito de su vida, pero ¡vamos, confíe en Dios¡ dice la palabra de Dios: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará (Salmo 37:5). Piense que se encuentra en el lugar y la hora exacta en el que debe estar en este preciso momento y que aunque parezca un día común, confíe en Dios y espere un milagro.

Después del muy famoso y comentado atentado del 11 de septiembre del 2001 contra las torres gemelas en Nueva York, surgieron varias historias de personas que pareciera que ese día se les hizo tarde para llegar a sus respectivos trabajos. Un trabajador dijo que ese día se le hizo para llegar a su empleo porque era el primer día del kínder de su hijo y lo había acompañado. Una mujer se retrasó́ porque su despertador no sonó́ a tiempo. A otro se le hizo tarde porque se quedó́ atorado en la carretera en la que había un accidente. A un sobreviviente se le fue el autobús. Alguien se echó́ comida encima a la hora del desayuno y necesitó tiempo para cambiarse. Alguien tuvo un problema con su auto que no arrancó. Otra sonó el teléfono cuando iba de salida y regresó a contestar y se le hizo tarde. Una mujer ese día ¡tuvo un bebé! No pudo ir a trabajar. Y otro no consiguió́ un taxi. Pero la historia que más impresionó fue la de un señor que se puso un par de zapatos nuevos esa mañana, y antes de llegar al trabajo le había salido una ampolla. Se detuvo en una farmacia por un curita y por eso está vivo hoy.

Todos ellos parecería que se les hizo tarde, pero en verdad estaban en el lugar que deberían estar a esa hora. Si hubieran llegado a su lugar de trabajo a tiempo, seguramente serían un número más en las estadísticas de los que lamentablemente murieron ese día, o en la lista de desaparecidos.

En la biblia encontramos historias de personajes que al parecer ya era tarde, y su milagro llegó tal vez cuando ya no esperaban nada.

Por ejemplo, En Lucas 5:1-11 encontramos un día común en la vida de los discípulos cuando aún se dedicaban a su antiguo oficio de pescadores, se convirtió en un día extraordinario. Ese día ellos ya no esperaban pescar nada. Toda la noche lo habían intentado sin éxito, no habían pescado absolutamente nada y cuando ya estaban a punto de irse a casa derrotados, llegó Jesús y habla con ellos, ellos confían en la palabra de Jesús y la pesca milagrosa se hizo. Ese día son promovidos de pescadores comunes, a pescadores de hombres, a discípulos de Cristo. Un día común, se convirtió en el día más grande de su historia.

Estimado lector, crea que no hay nada más extraordinario que confiar en Dios. Tal vez en su vida ha sucedido lo mismos que a los discípulos aquel día, ha pasado mucho tiempo y no ha logrado alcanzar las metas, sueños y propósito de su vida, pero ¡vamos, confíe en Dios¡ dice la palabra de Dios: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará (Salmo 37:5). Piense que se encuentra en el lugar y la hora exacta en el que debe estar en este preciso momento y que aunque parezca un día común, confíe en Dios y espere un milagro.