/ viernes 22 de mayo de 2020

Nueva normalidad

Durante la pandemia hemos logrado observar con claridad los estragos de la ignorancia general en ciencia y del oscurantismo tecnológico. Desde la negativa a comprender lo que es un virus y sus mutaciones, así como los medios para combatirlo, pero también sobre el uso de las herramientas que tenemos a la mano para mitigar los estragos de la crisis.

La educación básica y superior no está haciendo su trabajo en preparar ciudadanos con firmes bases epistemológicas y una estructura naturalista de pensamiento, con capacidades de auto gestión del conocimiento.

Ser observa mucha confusión y desesperanza en el ánimo popular, además exageradas distorsiones sobre lo que está sucediendo; desde posturas conspiracionistas, hasta visiones completamente irracionales y de enojo.

Pero sobre todo es posible decir, que mucho del malestar general ha sido creado por autoridades que no tienen claridad de su misión y el peso de sus decisiones o su responsabilidad de comunicación.

Uno de los más grandes yerros que he podido presenciar durante este tiempo de dificultad sanitaria es la figura de quien han querido hacer pasar como el salvador de la situación, Hugo López Gatell, a quien se le ha visto hacer todo tipo de afirmaciones estrambóticas y que terminan por confundir a la gente.

La 4t ha demostrado que hasta en temas tan serios están dispuestos a ideologizar o engañar antes de ser responsables. López Gatell a lo largo de la pandemia ha demostrado los resultados de lo que deviene cuando el conocimiento objetivo se vende a las necesidades del poder, pues desde afirmar que el poder del presidente es moral y no de contagio, hasta de utilizar falsos datos para apoyar la visión de gobierno antes que la perspectiva racional de la ciencia.

Uno de los últimos mensajes que ha esparcido el sub secretario de salud es que no existirá más la normalidad como la conocemos y que ya las cosas deberán ser diferentes. Con esto lo único que ha generado es un miedo insondable en los ciudadanos, esto probablemente para mantener este control que con el paso de los días ha ido generando.

Para contravenir lo que el secretario ha dicho, yo preguntaría con toda soltura; ¿antes de la pandemia que tan seguido se preocupaba usted por el sarampión, la viruela, el ebola, dengue o alguna otra enfermedad? Lo más seguro, si usted no es una persona hipocondriaca, es que su respuesta será: casi nunca o nunca. En consecuencia amigo lector le aseguro que será el caso. Luego que la enfermedad se convierta en un componente normal del cuadro básico, volveremos a la normalidad.

No permitamos que nos dominen por medio del miedo, la información y la formación sobre los temas que nos circundan nos darán la confianza de ser cautos, pero no ser esclavos de malos políticos que fundan su liderazgo en el temor social.

La normalidad vendrá pronto.

Durante la pandemia hemos logrado observar con claridad los estragos de la ignorancia general en ciencia y del oscurantismo tecnológico. Desde la negativa a comprender lo que es un virus y sus mutaciones, así como los medios para combatirlo, pero también sobre el uso de las herramientas que tenemos a la mano para mitigar los estragos de la crisis.

La educación básica y superior no está haciendo su trabajo en preparar ciudadanos con firmes bases epistemológicas y una estructura naturalista de pensamiento, con capacidades de auto gestión del conocimiento.

Ser observa mucha confusión y desesperanza en el ánimo popular, además exageradas distorsiones sobre lo que está sucediendo; desde posturas conspiracionistas, hasta visiones completamente irracionales y de enojo.

Pero sobre todo es posible decir, que mucho del malestar general ha sido creado por autoridades que no tienen claridad de su misión y el peso de sus decisiones o su responsabilidad de comunicación.

Uno de los más grandes yerros que he podido presenciar durante este tiempo de dificultad sanitaria es la figura de quien han querido hacer pasar como el salvador de la situación, Hugo López Gatell, a quien se le ha visto hacer todo tipo de afirmaciones estrambóticas y que terminan por confundir a la gente.

La 4t ha demostrado que hasta en temas tan serios están dispuestos a ideologizar o engañar antes de ser responsables. López Gatell a lo largo de la pandemia ha demostrado los resultados de lo que deviene cuando el conocimiento objetivo se vende a las necesidades del poder, pues desde afirmar que el poder del presidente es moral y no de contagio, hasta de utilizar falsos datos para apoyar la visión de gobierno antes que la perspectiva racional de la ciencia.

Uno de los últimos mensajes que ha esparcido el sub secretario de salud es que no existirá más la normalidad como la conocemos y que ya las cosas deberán ser diferentes. Con esto lo único que ha generado es un miedo insondable en los ciudadanos, esto probablemente para mantener este control que con el paso de los días ha ido generando.

Para contravenir lo que el secretario ha dicho, yo preguntaría con toda soltura; ¿antes de la pandemia que tan seguido se preocupaba usted por el sarampión, la viruela, el ebola, dengue o alguna otra enfermedad? Lo más seguro, si usted no es una persona hipocondriaca, es que su respuesta será: casi nunca o nunca. En consecuencia amigo lector le aseguro que será el caso. Luego que la enfermedad se convierta en un componente normal del cuadro básico, volveremos a la normalidad.

No permitamos que nos dominen por medio del miedo, la información y la formación sobre los temas que nos circundan nos darán la confianza de ser cautos, pero no ser esclavos de malos políticos que fundan su liderazgo en el temor social.

La normalidad vendrá pronto.