/ sábado 25 de agosto de 2018

Nueva dicotomía

Es el plan… El debilitamiento acelerado de las instituciones del Estado (desde dentro de ellas) hasta reducirlas a su mínima, ínfima expresión, conjugado esto certeramente con una persistente degradación de la sociedad, influida sin duda por una maquiavélica-mediática imposición de superfluos modelos, modas y “valores” extraños embozados  de “modernidad”  lo que es incuestionable está empujando ya a una inminente desintegración social en los países.

Llevando todo esto anterior (como en el caso específico de México) a una profunda y peligrosa crisis de gobernabilidad, inseguridad, corrupción, violencia, impunidad, falta grave de desarrollo y de valores y aún más a una seria pérdida de identidad y de unidad como nación; Punto crítico este en el cual, miserablemente, han situado a México  los turbios regímenes de dogmáticos gobiernos tecnócratas( de PRI y PAN)de este país, siguiendo irrefutablemente de fervorosa forma los nefandos lineamientos y dogmas del aberrante modelo económico neoliberal globalizador, para el cual la total destrucción del trascendental concepto Estado-Nación en los países es un imperativo. Pues para los férreos impulsores del citado modelo neoliberalista en el mundo (véase: poderosas élites globales económico-financieristas, esencialmente angloestadounidenses) no se trata tan sólo de ejercer un completo dominio económico sobre los países, sino desaparecerlos prácticamente como nación, arrancándoles con gran rapacidad todas sus riquezas y recursos, transformándolos en simples territorios parte de la idílica “aldea global” (utópico proyecto neoliberal) en la cual está previsto que el pasado histórico, los valores y la cultura de los pobladores no tengan relevancia o significación alguna o no existan. Convirtiendo vilmente a esos pobladores o sociedades en virtuales esclavos de las mencionadas poderosas élites globales, sin más visión que el ser burda “mano de obra” barata siempre, empobrecidos claro, pero ávidos de consumir las deslumbrantes baratijas que el gran mercado global promociona mediáticamente.

Degradación, ínfimo desarrollo, miseria, graves carencias y más… Es, pues, este en realidad el manifiesto destino que las señaladas élites económico-financieras globalistas, a través de su multipublicitado “exitoso modelo neoliberal”  de libre mercado ofrecen cínicamente en el mundo como prominente futuro económico, de gran crecimiento, desarrollo, modernidad y bienestar para los países.

Frente a este aberrante y rapaz sistema de dominación de orden económico-financierista mundial de las elites globalistas, ha surgido ya la contraparte en el orbe, un poderoso movimiento que se define como nacionalismo el cual se opone férrea y decididamente al citado sórdido orden de los globalistas y a los nefastos designios de los “mercados libres” por lo cual ahora la disyuntiva política mundial ya no es propiamente derechas o izquierdas, aunque sin dejar de ser ello la base fundamental de la actual confrontación, la nueva dicotomía geopolítica se centra específicamente entre globalistas y nacionalistas (patriotas)estos últimos con un cada vez más sólido y creciente apoyo en el mundo de muchas sociedades, mismas que se han dado ya perfecta cuenta de las verdaderas obscuras intenciones y turbios planes del mencionado orden económico-financierista de los llamados globalistas,  de su pútrida doctrina o modelo neoliberal y de la devastación que han causado en muchos países del orbe.  Por lo que ahora, a contracorriente de lo sucedido a principios de los 90’s en el pasado siglo XX,  el neoliberalismo y sus impulsores en el mundo (los globalistas) están en caída, resquebrajándose ya  seriamente el apoyo popular o social en el orbe a su sui-generis visión del  mundo  el llamado “Nuevo Orden Mundial”, el cual comienza a verse ciertamente ya trasnochado.

El reciente  aplastante triunfo electoral de López Obrador en las pasadas elecciones presidenciales en México, frente a la corrupta tecnocracia-neoliberal enquistada en el poder desde hace 30 años, es un inocultable ejemplo de lo que hoy están decidiendo  las sociedades en el orbe.

Es el plan… El debilitamiento acelerado de las instituciones del Estado (desde dentro de ellas) hasta reducirlas a su mínima, ínfima expresión, conjugado esto certeramente con una persistente degradación de la sociedad, influida sin duda por una maquiavélica-mediática imposición de superfluos modelos, modas y “valores” extraños embozados  de “modernidad”  lo que es incuestionable está empujando ya a una inminente desintegración social en los países.

Llevando todo esto anterior (como en el caso específico de México) a una profunda y peligrosa crisis de gobernabilidad, inseguridad, corrupción, violencia, impunidad, falta grave de desarrollo y de valores y aún más a una seria pérdida de identidad y de unidad como nación; Punto crítico este en el cual, miserablemente, han situado a México  los turbios regímenes de dogmáticos gobiernos tecnócratas( de PRI y PAN)de este país, siguiendo irrefutablemente de fervorosa forma los nefandos lineamientos y dogmas del aberrante modelo económico neoliberal globalizador, para el cual la total destrucción del trascendental concepto Estado-Nación en los países es un imperativo. Pues para los férreos impulsores del citado modelo neoliberalista en el mundo (véase: poderosas élites globales económico-financieristas, esencialmente angloestadounidenses) no se trata tan sólo de ejercer un completo dominio económico sobre los países, sino desaparecerlos prácticamente como nación, arrancándoles con gran rapacidad todas sus riquezas y recursos, transformándolos en simples territorios parte de la idílica “aldea global” (utópico proyecto neoliberal) en la cual está previsto que el pasado histórico, los valores y la cultura de los pobladores no tengan relevancia o significación alguna o no existan. Convirtiendo vilmente a esos pobladores o sociedades en virtuales esclavos de las mencionadas poderosas élites globales, sin más visión que el ser burda “mano de obra” barata siempre, empobrecidos claro, pero ávidos de consumir las deslumbrantes baratijas que el gran mercado global promociona mediáticamente.

Degradación, ínfimo desarrollo, miseria, graves carencias y más… Es, pues, este en realidad el manifiesto destino que las señaladas élites económico-financieras globalistas, a través de su multipublicitado “exitoso modelo neoliberal”  de libre mercado ofrecen cínicamente en el mundo como prominente futuro económico, de gran crecimiento, desarrollo, modernidad y bienestar para los países.

Frente a este aberrante y rapaz sistema de dominación de orden económico-financierista mundial de las elites globalistas, ha surgido ya la contraparte en el orbe, un poderoso movimiento que se define como nacionalismo el cual se opone férrea y decididamente al citado sórdido orden de los globalistas y a los nefastos designios de los “mercados libres” por lo cual ahora la disyuntiva política mundial ya no es propiamente derechas o izquierdas, aunque sin dejar de ser ello la base fundamental de la actual confrontación, la nueva dicotomía geopolítica se centra específicamente entre globalistas y nacionalistas (patriotas)estos últimos con un cada vez más sólido y creciente apoyo en el mundo de muchas sociedades, mismas que se han dado ya perfecta cuenta de las verdaderas obscuras intenciones y turbios planes del mencionado orden económico-financierista de los llamados globalistas,  de su pútrida doctrina o modelo neoliberal y de la devastación que han causado en muchos países del orbe.  Por lo que ahora, a contracorriente de lo sucedido a principios de los 90’s en el pasado siglo XX,  el neoliberalismo y sus impulsores en el mundo (los globalistas) están en caída, resquebrajándose ya  seriamente el apoyo popular o social en el orbe a su sui-generis visión del  mundo  el llamado “Nuevo Orden Mundial”, el cual comienza a verse ciertamente ya trasnochado.

El reciente  aplastante triunfo electoral de López Obrador en las pasadas elecciones presidenciales en México, frente a la corrupta tecnocracia-neoliberal enquistada en el poder desde hace 30 años, es un inocultable ejemplo de lo que hoy están decidiendo  las sociedades en el orbe.