/ viernes 7 de febrero de 2020

Municipio, Estado y Federación; sobre licencias municipales y otros embustes

Piense que se ha trazado la noble tarea de construir un hospital. Al analizar el proyecto se da usted cuenta de inmediato que sencillamente no lo podrá hacer solo. Para esa proeza necesitará el apoyo de muchas personas, albañiles, ingenieros, arquitectos, posteriormente médicos, enfermeros, intendentes, etc. Una tarea compleja requiere del esfuerzo coordinado de diferentes niveles y aptitudes. Algo muy similar es lo que sucede con las federaciones y los Estados. Misiones mayores, requieren organizaciones más complejas. La construcción y coordinación de un país no es cosa sencilla, ha requerido, en el caso de México, por lo menos de dos siglos para alcanzar los niveles de organización que hemos tenido y que poco a poco vemos como se desmoronan en las ocurrencias del gobierno federal y ahora en lo local, en una mal entendida lucha por el municipalismo.

El pacto federal esta asentado sobre la historia y las relaciones de los Estados, las diferencias culturales e ideológicas son muy claras, sobre todo el norte y el sur están distanciados no solo geográficamente sino por la influencia del vecino del norte y sus ideas y continuas campañas de culturización. Así mismo los municipios deben encontrar el liderazgo de los gobernantes estatales para mantener la cohesión y el trabajo conjunto, lamentablemente hoy tenemos un gobernador ausente que tiene todo suelto y sin rumbo. Tal es el caso del planteamiento que se ha hecho sobre la emanación de licencias municipales, aquí en Parral.

De manera publicitaria, el gobierno independiente ha querido vender la idea de que se encuentra defendiendo un derecho del municipio, pero en realidad le está dando un golpe directo a una coordinación entre municipios y al fortalecimiento del Estado bajo una medida que no tiene otro objetivo más que recaudar dinero, proyectarse personalmente en un proyecto que nació muerto.

Vamos a recapitular, esta idea de generar licencias municipales no estaba en la plataforma política independiente, ni siquiera era una propuesta de campaña, es más ni aparecía prevista en la ley de ingresos votada en meses pasados, para nada. Esa propuesta fue una reacción ante la inminente directriz del congreso de que deberían de dejar de recoger documentos oficiales en un corto plazo. Tomando la recta decidieron no cooperar, y en lugar de ellos iniciar una batalla ficticia, como otras tantas que han iniciado y en el tintero han quedado. Recuerde usted la controversia con el gobiernos federal sobre las estancias infantiles, donde no obtuvieron nada, más que una foto del presidente presentado una queja, recuerde la supuesta colaboración para el proyecto de la ruta 45 que anunciaron con bombo y platillo… y seguimos sin ver un solo embarque proveniente de Mazatlán.

Es importante que los ciudadanos no compremos más esas triquiñuelas, que exijamos verdaderamente se trabaje en cosas tangibles, y que estemos claros que de nada nos sirve una licencia para la aldea, si ya contamos con una licencia estatal que perfectamente funciona en otros Estados y otros países.

Detengamos ya el espejismo de que se puede jugar con la política a los espejitos y exigir al gobierno independiente concrete asuntos que si son de relevancia colectiva y no solo abonos a sus deseos desmedidos.

Piense que se ha trazado la noble tarea de construir un hospital. Al analizar el proyecto se da usted cuenta de inmediato que sencillamente no lo podrá hacer solo. Para esa proeza necesitará el apoyo de muchas personas, albañiles, ingenieros, arquitectos, posteriormente médicos, enfermeros, intendentes, etc. Una tarea compleja requiere del esfuerzo coordinado de diferentes niveles y aptitudes. Algo muy similar es lo que sucede con las federaciones y los Estados. Misiones mayores, requieren organizaciones más complejas. La construcción y coordinación de un país no es cosa sencilla, ha requerido, en el caso de México, por lo menos de dos siglos para alcanzar los niveles de organización que hemos tenido y que poco a poco vemos como se desmoronan en las ocurrencias del gobierno federal y ahora en lo local, en una mal entendida lucha por el municipalismo.

El pacto federal esta asentado sobre la historia y las relaciones de los Estados, las diferencias culturales e ideológicas son muy claras, sobre todo el norte y el sur están distanciados no solo geográficamente sino por la influencia del vecino del norte y sus ideas y continuas campañas de culturización. Así mismo los municipios deben encontrar el liderazgo de los gobernantes estatales para mantener la cohesión y el trabajo conjunto, lamentablemente hoy tenemos un gobernador ausente que tiene todo suelto y sin rumbo. Tal es el caso del planteamiento que se ha hecho sobre la emanación de licencias municipales, aquí en Parral.

De manera publicitaria, el gobierno independiente ha querido vender la idea de que se encuentra defendiendo un derecho del municipio, pero en realidad le está dando un golpe directo a una coordinación entre municipios y al fortalecimiento del Estado bajo una medida que no tiene otro objetivo más que recaudar dinero, proyectarse personalmente en un proyecto que nació muerto.

Vamos a recapitular, esta idea de generar licencias municipales no estaba en la plataforma política independiente, ni siquiera era una propuesta de campaña, es más ni aparecía prevista en la ley de ingresos votada en meses pasados, para nada. Esa propuesta fue una reacción ante la inminente directriz del congreso de que deberían de dejar de recoger documentos oficiales en un corto plazo. Tomando la recta decidieron no cooperar, y en lugar de ellos iniciar una batalla ficticia, como otras tantas que han iniciado y en el tintero han quedado. Recuerde usted la controversia con el gobiernos federal sobre las estancias infantiles, donde no obtuvieron nada, más que una foto del presidente presentado una queja, recuerde la supuesta colaboración para el proyecto de la ruta 45 que anunciaron con bombo y platillo… y seguimos sin ver un solo embarque proveniente de Mazatlán.

Es importante que los ciudadanos no compremos más esas triquiñuelas, que exijamos verdaderamente se trabaje en cosas tangibles, y que estemos claros que de nada nos sirve una licencia para la aldea, si ya contamos con una licencia estatal que perfectamente funciona en otros Estados y otros países.

Detengamos ya el espejismo de que se puede jugar con la política a los espejitos y exigir al gobierno independiente concrete asuntos que si son de relevancia colectiva y no solo abonos a sus deseos desmedidos.