/ viernes 9 de julio de 2021

Mujer | Soy la artista no la musa

Se dice que el arte es libertad. Para las mujeres del mundo, así ha sido a lo largo de la historia: hemos pasado de ser espectadoras a ser musas y luego artistas, buscando la igualdad de oportunidades.

Reconocer la participación de las mujeres en el arte es de suma importancia, no solo porque se trata de una voz que no debe ser silenciada o porque hombres y mujeres somos parte del mismo equipo, sino también por el inmenso valor creativo de las obras y las catarsis que podemos generar en el espectador.

La relación entre emociones y arte a través de la obra escultórica de Louise Bourgeois y Pilar Albarracín, enfatizan, por ejemplo, que los sentimientos son el combustible de la expresión artística.

Esta premisa también se cumple en la creación literaria, misma en la que Eugenia Gudiño centró su contribución partiendo de los libros de Terry Tempest Williams, escritora y activista estadounidense.

Ha habido muchos casos a lo largo de los siglos donde las mujeres con talento se veían condenadas a renunciar a él o a conceder el mérito artístico o literario a su marido o incluso a un hombre Imaginario mediante un pseudónimo, puesto que era el único medio que tenían de hacer realidad su sueño.

Muchos de estos casos han permanecido ocultos y sacados a la luz con posteridad, aunque hubo casos de mujeres desde la Antigüedad que se atrevieron a luchar en contra de un mundo dominado por los hombres y jugaron su papel artístico y literario mostrando su rostro de mujer, aunque pocas fueran reconocidas con la entereza merecida.

Como consecuencia de ello, se explica que el papel de la mujer en el arte haya estado condicionado a su papel en la sociedad a lo largo de la Historia. Teniendo esto presente sería fácil llegar a entender la evolución del estatus de las mujeres que pasan de ser meros objetos del arte a ser artífices del mismo.

Entonces, ¿cuál es el papel de la mujer en el arte?. Estoy segura que la respuesta tiene que ver con la voz. Encontrarla, construirla, ejercerla, nutrirla. Y es que por muchos años las voces de las artistas fueron silenciadas, fenómeno de invisibilización mantuvo a decenas de mujeres en el anonimato o a la sombra de artistas masculinos.

Los discursos en la historia del arte no han sido justos con nosotras. A veces parecería que no hay mujeres artistas, pero no es que no hayan existido, sino que simplemente han sido invisibilizadas. Ejemplo de lo anterior, es el caso de la pintora sueca Hilma af Klint, pionera de la abstracción que nunca ha sido reconocida como tal en lugar de Wassily Kandinksi a pesar de haber realizado obras con elementos abstractos cinco años antes que el pintor.

No hablar de alguien es igual que desaparecerle, porque la memoria depende de la historia y de lo que está escrito en ella. Cuando hablamos de mujeres artistas no solamente hablamos de lo que son capaces de hacer y cómo lo hacen diferente, sino también hablamos de replantear los discursos de la historia del arte para rescatar a los personajes que han sido hechos a un lado. Por ello, al día de hoy, las mujeres reclamaos con voz firme nuestro derecho a ser las artistas y no solo las musas.

Autora: Juliana Airam Vega Soltero

Licenciada en Educación

Se dice que el arte es libertad. Para las mujeres del mundo, así ha sido a lo largo de la historia: hemos pasado de ser espectadoras a ser musas y luego artistas, buscando la igualdad de oportunidades.

Reconocer la participación de las mujeres en el arte es de suma importancia, no solo porque se trata de una voz que no debe ser silenciada o porque hombres y mujeres somos parte del mismo equipo, sino también por el inmenso valor creativo de las obras y las catarsis que podemos generar en el espectador.

La relación entre emociones y arte a través de la obra escultórica de Louise Bourgeois y Pilar Albarracín, enfatizan, por ejemplo, que los sentimientos son el combustible de la expresión artística.

Esta premisa también se cumple en la creación literaria, misma en la que Eugenia Gudiño centró su contribución partiendo de los libros de Terry Tempest Williams, escritora y activista estadounidense.

Ha habido muchos casos a lo largo de los siglos donde las mujeres con talento se veían condenadas a renunciar a él o a conceder el mérito artístico o literario a su marido o incluso a un hombre Imaginario mediante un pseudónimo, puesto que era el único medio que tenían de hacer realidad su sueño.

Muchos de estos casos han permanecido ocultos y sacados a la luz con posteridad, aunque hubo casos de mujeres desde la Antigüedad que se atrevieron a luchar en contra de un mundo dominado por los hombres y jugaron su papel artístico y literario mostrando su rostro de mujer, aunque pocas fueran reconocidas con la entereza merecida.

Como consecuencia de ello, se explica que el papel de la mujer en el arte haya estado condicionado a su papel en la sociedad a lo largo de la Historia. Teniendo esto presente sería fácil llegar a entender la evolución del estatus de las mujeres que pasan de ser meros objetos del arte a ser artífices del mismo.

Entonces, ¿cuál es el papel de la mujer en el arte?. Estoy segura que la respuesta tiene que ver con la voz. Encontrarla, construirla, ejercerla, nutrirla. Y es que por muchos años las voces de las artistas fueron silenciadas, fenómeno de invisibilización mantuvo a decenas de mujeres en el anonimato o a la sombra de artistas masculinos.

Los discursos en la historia del arte no han sido justos con nosotras. A veces parecería que no hay mujeres artistas, pero no es que no hayan existido, sino que simplemente han sido invisibilizadas. Ejemplo de lo anterior, es el caso de la pintora sueca Hilma af Klint, pionera de la abstracción que nunca ha sido reconocida como tal en lugar de Wassily Kandinksi a pesar de haber realizado obras con elementos abstractos cinco años antes que el pintor.

No hablar de alguien es igual que desaparecerle, porque la memoria depende de la historia y de lo que está escrito en ella. Cuando hablamos de mujeres artistas no solamente hablamos de lo que son capaces de hacer y cómo lo hacen diferente, sino también hablamos de replantear los discursos de la historia del arte para rescatar a los personajes que han sido hechos a un lado. Por ello, al día de hoy, las mujeres reclamaos con voz firme nuestro derecho a ser las artistas y no solo las musas.

Autora: Juliana Airam Vega Soltero

Licenciada en Educación