/ viernes 30 de abril de 2021

Mujer | Mujeres que aman a otras mujeres

El pasado 26 de abril, fue el día de la visibilidad lésbica. Y en ese sentido, ocuparemos este espacio para hablar de las mujeres quienes por su orientación sexual han sido consideradas –menos- mujeres. Crecí en una sociedad en la que los estereotipos discriminatorios nos han rebasado; en la que se ha normalizado la violencia contra las mujeres y las niñas; en la que las mujeres lesbianas constituyen un grupo que se ha visto afectado doblemente, primero por su género y luego por su orientación sexual. Además a esto se le pueden sumar otras discriminaciones de tipo racial, por discapacidad y debido a la identidad y expresión de género.

Es aquí y ahora momento y lugar para que hablemos de la discriminación por la orientación sexual y la lesbofobia, que lejos de presentarse de manera aislada o casual, son manifestaciones de exclusión, odio y aversión hacia las mujeres sáficas, que se repiten y se extienden por todo el mundo; en los espacios públicos, en las familias, en las iglesias, en los centros laborales, en las instituciones, en los espacios de ocio, en las escuelas, etc., por tratarse de personas que no se ajustan a las expectativas sociales postuladas desde la heteronormatividad, basadas en ideologías de binarismo de género y heterosexismo, que generan discriminación y violencia. La lesbofobia es sinónimo de discriminación, insultos, exclusión, rechazo, invisibilización y demás formas de violencias que se basan en los estigmas y estereotipos hacia las mujeres lesbianas.

En el filme Lesbofobia: Un documental y Diez Respuestas (2019), se habla acerca de cómo la invisibilización es un tipo de violencia, e incluso una de las participantes afirma que: Las más grandes violencias que sufro o sufrimos las mujeres lesbianas por el hecho de ser lesbianas, es la INVISIBILIDAD que tenemos a nivel social, por todos lados… que se materializa de muchas maneras y normalmente va acompañada de gestos de reprobación… aunque sean silencios. Se han venido haciendo esfuerzos e implementando estrategias, por parte de los movimientos feministas principalmente, para que se comprenda que la violencia no es solamente la que se da en forma física; quizá hoy día las personas tienen en su mente al menos dos formas de representar la violencia, una es la física y la otra es la psicológica; no obstante, no podemos quedarnos con esa visión dicotómica nada más. En el caso de las violencias ejercidas contra las mujeres lesbianas, encontraremos dos de las más preocupantes, por un lado la violación “correctiva” y por otro las “terapias de conversión” que no son otra cosa que tortura y que hoy día se les denomina esfuerzos por corregir la orientación sexual, pues no constituyen métodos terapéuticos en ningún sentido y son una violación a los derechos humanos. Así pues, es ocasión para plantearnos qué estamos haciendo como sociedades, cuánto falta para que la educación que recibimos sea una educación basada en diversidad y cuánto para que las mujeres lesbianas gocen de visibilidad en los espacios públicos, cuánto para que vivamos en igualdad de derechos. Aquí y allá, en cada sitio, requerimos referentes de mujeres lesbianas en todos los ámbitos.

Autora: Yukary I. Morales.


El pasado 26 de abril, fue el día de la visibilidad lésbica. Y en ese sentido, ocuparemos este espacio para hablar de las mujeres quienes por su orientación sexual han sido consideradas –menos- mujeres. Crecí en una sociedad en la que los estereotipos discriminatorios nos han rebasado; en la que se ha normalizado la violencia contra las mujeres y las niñas; en la que las mujeres lesbianas constituyen un grupo que se ha visto afectado doblemente, primero por su género y luego por su orientación sexual. Además a esto se le pueden sumar otras discriminaciones de tipo racial, por discapacidad y debido a la identidad y expresión de género.

Es aquí y ahora momento y lugar para que hablemos de la discriminación por la orientación sexual y la lesbofobia, que lejos de presentarse de manera aislada o casual, son manifestaciones de exclusión, odio y aversión hacia las mujeres sáficas, que se repiten y se extienden por todo el mundo; en los espacios públicos, en las familias, en las iglesias, en los centros laborales, en las instituciones, en los espacios de ocio, en las escuelas, etc., por tratarse de personas que no se ajustan a las expectativas sociales postuladas desde la heteronormatividad, basadas en ideologías de binarismo de género y heterosexismo, que generan discriminación y violencia. La lesbofobia es sinónimo de discriminación, insultos, exclusión, rechazo, invisibilización y demás formas de violencias que se basan en los estigmas y estereotipos hacia las mujeres lesbianas.

En el filme Lesbofobia: Un documental y Diez Respuestas (2019), se habla acerca de cómo la invisibilización es un tipo de violencia, e incluso una de las participantes afirma que: Las más grandes violencias que sufro o sufrimos las mujeres lesbianas por el hecho de ser lesbianas, es la INVISIBILIDAD que tenemos a nivel social, por todos lados… que se materializa de muchas maneras y normalmente va acompañada de gestos de reprobación… aunque sean silencios. Se han venido haciendo esfuerzos e implementando estrategias, por parte de los movimientos feministas principalmente, para que se comprenda que la violencia no es solamente la que se da en forma física; quizá hoy día las personas tienen en su mente al menos dos formas de representar la violencia, una es la física y la otra es la psicológica; no obstante, no podemos quedarnos con esa visión dicotómica nada más. En el caso de las violencias ejercidas contra las mujeres lesbianas, encontraremos dos de las más preocupantes, por un lado la violación “correctiva” y por otro las “terapias de conversión” que no son otra cosa que tortura y que hoy día se les denomina esfuerzos por corregir la orientación sexual, pues no constituyen métodos terapéuticos en ningún sentido y son una violación a los derechos humanos. Así pues, es ocasión para plantearnos qué estamos haciendo como sociedades, cuánto falta para que la educación que recibimos sea una educación basada en diversidad y cuánto para que las mujeres lesbianas gocen de visibilidad en los espacios públicos, cuánto para que vivamos en igualdad de derechos. Aquí y allá, en cada sitio, requerimos referentes de mujeres lesbianas en todos los ámbitos.

Autora: Yukary I. Morales.