/ viernes 6 de agosto de 2021

Mujer | Mujer, teatro y memoria

En las artes escénicas hay mujeres luchando artística, política y poéticamente desde las tablas; mujeres que pelean por la igualdad de oportunidades, por la credibilidad, por sus ideales artísticos; mujeres que trabajan arduamente desde su oficio como escritoras, dramaturgas, directoras, gestoras o actrices; mujeres que dan vida o que te la quitan a través del teatro.

Somos las mujeres quienes, a través del tiempo y las dificultades, hemos continuado irrevocables, firmes y, sin duda, somos mujeres que han aportado a la consolidación del teatro y de las artes escénicas en nuestro país. \u0009

Dramaturgas, actrices, directoras y docentes, hemos emprendido desde nuestras trincheras la lucha por la igualdad y por el respeto; una lucha insaciable en contra del abuso manifiesto en multiplicidad de formas. Lidereando varios movimientos performáticos con tintes de denuncia, se manifiesta el descontento y la inconformidad hacia acciones que ultrajan, violentan y abusan de mujeres dentro de la sociedad. El diario vivir, el trasegar, es un escenario que refleja conjunto de formas en las que las mujeres son violentadas o sometidas; esto se convierte en una motivación para luchar desde la escena

Asimismo, podemos destacar todas las disputas a nivel artístico que las mujeres de teatro atravesaron históricamente, en donde el papel de la mujer era opacado por los hombres. Hay siempre un halo de sospecha en las cosas que nosotras hacemos; esta poca credibilidad tiene su cauce en la manera cómo, a lo largo de la historia, resuenan las voces masculinas, y es precisamente la mujer la que ha permanecido oculta, desconociendo así las contribuciones que pudo haber realizado en el arte en esta línea de tiempo.

El papel de la mujer en el arte es exactamente igual al papel del hombre, es el papel del artista, el papel del humano que debe trascender las fronteras del hacer y reencontrarse con el ser sensible que tiene la capacidad de transformar el mundo si se empeña en hacerlo. Las actrices teatristas somos, en esencia, luchadoras empedernidas, creamos desde nuestras cicatrices y lo hacemos con convicción en la escena; nos remitimos a nuestras heridas, volvemos a sentir nuestro dolor y lo transformamos en un hecho artístico; allí, cuando el dolor se convierte en arte, se entrevé entonces un panorama de resiliencia, resistencia y rebelión.

AUTORA: Lic. Educación Juliana A. Vega Soltero


En las artes escénicas hay mujeres luchando artística, política y poéticamente desde las tablas; mujeres que pelean por la igualdad de oportunidades, por la credibilidad, por sus ideales artísticos; mujeres que trabajan arduamente desde su oficio como escritoras, dramaturgas, directoras, gestoras o actrices; mujeres que dan vida o que te la quitan a través del teatro.

Somos las mujeres quienes, a través del tiempo y las dificultades, hemos continuado irrevocables, firmes y, sin duda, somos mujeres que han aportado a la consolidación del teatro y de las artes escénicas en nuestro país. \u0009

Dramaturgas, actrices, directoras y docentes, hemos emprendido desde nuestras trincheras la lucha por la igualdad y por el respeto; una lucha insaciable en contra del abuso manifiesto en multiplicidad de formas. Lidereando varios movimientos performáticos con tintes de denuncia, se manifiesta el descontento y la inconformidad hacia acciones que ultrajan, violentan y abusan de mujeres dentro de la sociedad. El diario vivir, el trasegar, es un escenario que refleja conjunto de formas en las que las mujeres son violentadas o sometidas; esto se convierte en una motivación para luchar desde la escena

Asimismo, podemos destacar todas las disputas a nivel artístico que las mujeres de teatro atravesaron históricamente, en donde el papel de la mujer era opacado por los hombres. Hay siempre un halo de sospecha en las cosas que nosotras hacemos; esta poca credibilidad tiene su cauce en la manera cómo, a lo largo de la historia, resuenan las voces masculinas, y es precisamente la mujer la que ha permanecido oculta, desconociendo así las contribuciones que pudo haber realizado en el arte en esta línea de tiempo.

El papel de la mujer en el arte es exactamente igual al papel del hombre, es el papel del artista, el papel del humano que debe trascender las fronteras del hacer y reencontrarse con el ser sensible que tiene la capacidad de transformar el mundo si se empeña en hacerlo. Las actrices teatristas somos, en esencia, luchadoras empedernidas, creamos desde nuestras cicatrices y lo hacemos con convicción en la escena; nos remitimos a nuestras heridas, volvemos a sentir nuestro dolor y lo transformamos en un hecho artístico; allí, cuando el dolor se convierte en arte, se entrevé entonces un panorama de resiliencia, resistencia y rebelión.

AUTORA: Lic. Educación Juliana A. Vega Soltero