/ viernes 18 de junio de 2021

Mujer | El tiempo que vendrá: El poder del discurso

Parte 1

A lo largo de la historia de la humanidad, se ha utilizado el lenguaje para dar legitimidad a “realidades”, de este modo cada grupo que toma el poder, crea una versión y visión especifica que les justifique. Como diría Carlos Montemayor, van formando “la historia oficial” en la cual construyen a través y con el uso de la palabra la ideología que cimente su actuar.

El construir esta versión oficial, ayuda a polarizar y a desacreditar a los discursos opositores e incluso, sirve como un arma para mantener en la opresión a realidades que pueden ser incomodas, desagradables o simplemente ajenas para quien tiene el control de la palabra. Así con la diseminación, se va aceptando en el inconsciente colectivo de los grupos subordinados.
De este modo se han cometido atrocidades históricas, las cuales en su momento fueron justificadas por el discurso y el poder.

Por ello, hoy nosotras las mujeres, personas sexo-género divergentes y demás alteridades sociales, no encontramos ante un lenguaje que busca implantar una realidad que se adecue a los paradigmas y visión de quienes ahora tienen el poder. Misma que fue consumada por la manipulación de las masas quienes aceptaron esta “verdad” sin analizar y cuestionar si cuentan o no con los privilegios suficientes, o como éstos pueden influir en contra de quienes la sociedad no los considera o valida. Dando legitimidad a un discurso que ya lo ha hecho y seguirá desplegando cada vez más aristas de odio y discriminación.

México es un país confrontado y polarizado por estas cuestiones. Me duele ver los asesinatos impunes hacia mujeres cis o trans, la falta de acceso a servicios de salud y la falta de oportunidades por la expresión de género. En lugar de ayudar a mitigar estas brechas sociales a través de un lenguaje de paridad, se busca ensancharlas. Finalmente pregunto ¿cuáles vidas merecen ser vividas? O ¿cuáles corporalidades pueden y deben ser aceptadas? Continuará.

Victoria Laphond Domínguez

Parte 1

A lo largo de la historia de la humanidad, se ha utilizado el lenguaje para dar legitimidad a “realidades”, de este modo cada grupo que toma el poder, crea una versión y visión especifica que les justifique. Como diría Carlos Montemayor, van formando “la historia oficial” en la cual construyen a través y con el uso de la palabra la ideología que cimente su actuar.

El construir esta versión oficial, ayuda a polarizar y a desacreditar a los discursos opositores e incluso, sirve como un arma para mantener en la opresión a realidades que pueden ser incomodas, desagradables o simplemente ajenas para quien tiene el control de la palabra. Así con la diseminación, se va aceptando en el inconsciente colectivo de los grupos subordinados.
De este modo se han cometido atrocidades históricas, las cuales en su momento fueron justificadas por el discurso y el poder.

Por ello, hoy nosotras las mujeres, personas sexo-género divergentes y demás alteridades sociales, no encontramos ante un lenguaje que busca implantar una realidad que se adecue a los paradigmas y visión de quienes ahora tienen el poder. Misma que fue consumada por la manipulación de las masas quienes aceptaron esta “verdad” sin analizar y cuestionar si cuentan o no con los privilegios suficientes, o como éstos pueden influir en contra de quienes la sociedad no los considera o valida. Dando legitimidad a un discurso que ya lo ha hecho y seguirá desplegando cada vez más aristas de odio y discriminación.

México es un país confrontado y polarizado por estas cuestiones. Me duele ver los asesinatos impunes hacia mujeres cis o trans, la falta de acceso a servicios de salud y la falta de oportunidades por la expresión de género. En lugar de ayudar a mitigar estas brechas sociales a través de un lenguaje de paridad, se busca ensancharlas. Finalmente pregunto ¿cuáles vidas merecen ser vividas? O ¿cuáles corporalidades pueden y deben ser aceptadas? Continuará.

Victoria Laphond Domínguez