/ viernes 7 de agosto de 2020

Momento Corporativo | ANIQ, comenzó la cuenta regresiva

Hay un tema del que poco se habla y que pronto podría convertirse en una gran amenaza para la industria química nacional con un valor superior a 45 mil millones de dólares. Resulta que las limitaciones financieras de Pemex y la decisión de enfocarse en la extracción y refinación, borraron de su lista de prioridades la producción de diversas materias primas indispensables para la industria química como etileno, propileno e incluso amoniaco, que pese a que no existen restricciones a la participación privada son actividades que Pemex domina al contar con toda la infraestructura para la producción y distribución de dichos componentes. En respuesta la industria, en un esfuerzo coordinado por la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) que dirige Miguel Benedetto propuso desde el año pasado un plan de infraestructura energética que incluye tanques de almacenamiento para incrementar las importaciones y utilizar activos del propio Pemex a cambio de una renta para garantizar el abasto y repunte progresivo de la oferta en el mercado nacional. Sin embargo, las autoridades han sido poco receptivas al tema pese a la gravedad de lo que se avecina, y no se diga de una posible alternativa para resarcir a las empresas las inversiones que potencialmente realizarían en este proyecto que permitirá una mayor importación de materias primas de Estados Unidos para aprovechar las ventajas que ofrece el TMEC.


Contrariedad legislativa


Pensar que prohibir la ingesta de ciertos alimentos o bebidas es la respuesta para supuestamente acabar con los graves problemas de salud en el país es una idea incompleta. Pero además la reciente aprobación de una ley que prohíbe la venta a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico en el estado de Oaxaca es más bien un distractor de la atención de los legisladores de problemas más apremiantes y añejos que afectan a la entidad como el trabajo infantil, la evidente falta de servicios básicos, y los niveles de pobreza extrema sólo por mencionar, y más recientemente las medidas que Oaxaca aplicará para contener los efectos económicos que provoca la contingencia sanitaria.


¿Y los sellos?


Quienes son partidarios del nuevo etiquetado para alimentos aseguran que con la entrada en vigor de dicha medida una persona disminuiría su consumo diario en 37 calorías, 23 por menos bebidas y 14 se evitarían con la ingesta de refrigerios, pero el estimado es poco alentador cuando se considera la información de la FAO, organismo de la ONU, de un consumo promedio en México de 3 mil 72 calorías muy por encima de la recomendación de 2 mil calorías para un adulto, evidencia que pareciera no se consideró en los argumentos de quienes diseñaron la medida y más parecía que su prisa era colocar un nuevo etiquetado frontal también para un supuesto combate contra la obesidad y sobrepeso.

@robertoah

Hay un tema del que poco se habla y que pronto podría convertirse en una gran amenaza para la industria química nacional con un valor superior a 45 mil millones de dólares. Resulta que las limitaciones financieras de Pemex y la decisión de enfocarse en la extracción y refinación, borraron de su lista de prioridades la producción de diversas materias primas indispensables para la industria química como etileno, propileno e incluso amoniaco, que pese a que no existen restricciones a la participación privada son actividades que Pemex domina al contar con toda la infraestructura para la producción y distribución de dichos componentes. En respuesta la industria, en un esfuerzo coordinado por la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ) que dirige Miguel Benedetto propuso desde el año pasado un plan de infraestructura energética que incluye tanques de almacenamiento para incrementar las importaciones y utilizar activos del propio Pemex a cambio de una renta para garantizar el abasto y repunte progresivo de la oferta en el mercado nacional. Sin embargo, las autoridades han sido poco receptivas al tema pese a la gravedad de lo que se avecina, y no se diga de una posible alternativa para resarcir a las empresas las inversiones que potencialmente realizarían en este proyecto que permitirá una mayor importación de materias primas de Estados Unidos para aprovechar las ventajas que ofrece el TMEC.


Contrariedad legislativa


Pensar que prohibir la ingesta de ciertos alimentos o bebidas es la respuesta para supuestamente acabar con los graves problemas de salud en el país es una idea incompleta. Pero además la reciente aprobación de una ley que prohíbe la venta a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico en el estado de Oaxaca es más bien un distractor de la atención de los legisladores de problemas más apremiantes y añejos que afectan a la entidad como el trabajo infantil, la evidente falta de servicios básicos, y los niveles de pobreza extrema sólo por mencionar, y más recientemente las medidas que Oaxaca aplicará para contener los efectos económicos que provoca la contingencia sanitaria.


¿Y los sellos?


Quienes son partidarios del nuevo etiquetado para alimentos aseguran que con la entrada en vigor de dicha medida una persona disminuiría su consumo diario en 37 calorías, 23 por menos bebidas y 14 se evitarían con la ingesta de refrigerios, pero el estimado es poco alentador cuando se considera la información de la FAO, organismo de la ONU, de un consumo promedio en México de 3 mil 72 calorías muy por encima de la recomendación de 2 mil calorías para un adulto, evidencia que pareciera no se consideró en los argumentos de quienes diseñaron la medida y más parecía que su prisa era colocar un nuevo etiquetado frontal también para un supuesto combate contra la obesidad y sobrepeso.

@robertoah