/ sábado 30 de enero de 2021

Masonería Eclesiástica V

A la sombra de un poder inmenso prosperó paso a paso el preestablecido plan de siglos contra la Iglesia de Cristo. El conjunto de los órdenes enemigos o “Sinarquía” próximos al Plan Master del “Concilio Vaticano II” elevaron como llamarada una serie de acontecimientos contra la ortodoxia católica. Tomando como pretexto la defensa del espíritu, la libertad e igualdad, caldearon a toda la izquierda mundial; cimbraron al catolicismo con la “Teología de la Liberación” y engañaron al mundo entero con el “Racionalismo” y el “Liberalismo”. En 1961 orquestaron en la casa Blanca a 150 dignatarios del seno de la masonería, exaltando la gran necesidad de una unidad religiosa evolutiva y la modernización del catolicismo. En 1964 coordinaron que 28 de 32 nuevos cardenales modernistas afirmaran el cierre definitivo del antiguo orden religioso como único camino de sobrevivencia del cristianismo.

Pusieron en marcha todos los mecanismos de su diplomacia y potenciaron concentraciones a Roma preparando mesas redondas, debates, coloquios y Tribunales. Congregaron teólogos de choque, liberales, librepensadores, luciferinos, mundialistas, iniciados…. todas las inteligencias. Además establecieron una organización propagandística y de presión formidable. Prepararon una ola que se estrellaría tempestuosamente en el edificio doctrinal e institucional de la Iglesia para resquebrajarla desde la base hasta la cima y así lograr hacerla salir del estrecho camino de su tradición. Para consolidar su diabólico proyecto conjuraban una condena contra el Papa y un golpe mortal vs la Institución romana si no se avenían.

El Concilio Vaticano II lo manejaron como el “Pacto de la Unidad”. Mencionaban que había que hacer prevalecer una espiritualidad polivalente desligada de toda particularidad y concluían QUE AL CATOLICISMO LE FALTABA RECONOCER LOS VALORES DE LOS GRANDES CREDOS. Disimularon hábilmente su hostilidad anti romana reconociendo al cristianismo como racional, tradicional y por consiguiente ETERNO. Clamaban que se complementaba con la masonería, que ésta no era anticristiana ni lo que creía el pueblo.

La primer controversia versó sobre las fórmulas dogmáticas del cristianismo como la Santísima Trinidad, la divinidad de Jesús; el simbolismo de los sacramentos, la presencia de Cristo en la Eucaristía; la Virgen María, la moral, la liturgia y otros como el idioma Latín, el matrimonio de los Sacerdotes, la píldora, etc. Con gran poder de argumentos y con criterio de autoridad, con la mentira y el engaño siendo la línea, se desenvolvieron con toda oportunidad aprovechando la complicidad, candidez, ignorancia e ingenuidad casi completa de la Curia. Así conquista tras conquista relajaron resistencias y disciplinas e iniciaron acuerdos con personalidades católicas dedicadas al examen de algo constructivo. Lograron que consideraran admitir las 2 ubres para que en adelante amamantaran las sociedades y con mucha astucia aprovecharon ese debilitamiento e indecisión e hicieron creer audazmente que era una “Decisión oficial”. Concluyeron victoriosos el Concilio Vaticano II consolidando el rumbo hacia su sueño, es decir al sincretismo espiritual masónico y pro socialista.

ANTONIO CANO

A la sombra de un poder inmenso prosperó paso a paso el preestablecido plan de siglos contra la Iglesia de Cristo. El conjunto de los órdenes enemigos o “Sinarquía” próximos al Plan Master del “Concilio Vaticano II” elevaron como llamarada una serie de acontecimientos contra la ortodoxia católica. Tomando como pretexto la defensa del espíritu, la libertad e igualdad, caldearon a toda la izquierda mundial; cimbraron al catolicismo con la “Teología de la Liberación” y engañaron al mundo entero con el “Racionalismo” y el “Liberalismo”. En 1961 orquestaron en la casa Blanca a 150 dignatarios del seno de la masonería, exaltando la gran necesidad de una unidad religiosa evolutiva y la modernización del catolicismo. En 1964 coordinaron que 28 de 32 nuevos cardenales modernistas afirmaran el cierre definitivo del antiguo orden religioso como único camino de sobrevivencia del cristianismo.

Pusieron en marcha todos los mecanismos de su diplomacia y potenciaron concentraciones a Roma preparando mesas redondas, debates, coloquios y Tribunales. Congregaron teólogos de choque, liberales, librepensadores, luciferinos, mundialistas, iniciados…. todas las inteligencias. Además establecieron una organización propagandística y de presión formidable. Prepararon una ola que se estrellaría tempestuosamente en el edificio doctrinal e institucional de la Iglesia para resquebrajarla desde la base hasta la cima y así lograr hacerla salir del estrecho camino de su tradición. Para consolidar su diabólico proyecto conjuraban una condena contra el Papa y un golpe mortal vs la Institución romana si no se avenían.

El Concilio Vaticano II lo manejaron como el “Pacto de la Unidad”. Mencionaban que había que hacer prevalecer una espiritualidad polivalente desligada de toda particularidad y concluían QUE AL CATOLICISMO LE FALTABA RECONOCER LOS VALORES DE LOS GRANDES CREDOS. Disimularon hábilmente su hostilidad anti romana reconociendo al cristianismo como racional, tradicional y por consiguiente ETERNO. Clamaban que se complementaba con la masonería, que ésta no era anticristiana ni lo que creía el pueblo.

La primer controversia versó sobre las fórmulas dogmáticas del cristianismo como la Santísima Trinidad, la divinidad de Jesús; el simbolismo de los sacramentos, la presencia de Cristo en la Eucaristía; la Virgen María, la moral, la liturgia y otros como el idioma Latín, el matrimonio de los Sacerdotes, la píldora, etc. Con gran poder de argumentos y con criterio de autoridad, con la mentira y el engaño siendo la línea, se desenvolvieron con toda oportunidad aprovechando la complicidad, candidez, ignorancia e ingenuidad casi completa de la Curia. Así conquista tras conquista relajaron resistencias y disciplinas e iniciaron acuerdos con personalidades católicas dedicadas al examen de algo constructivo. Lograron que consideraran admitir las 2 ubres para que en adelante amamantaran las sociedades y con mucha astucia aprovecharon ese debilitamiento e indecisión e hicieron creer audazmente que era una “Decisión oficial”. Concluyeron victoriosos el Concilio Vaticano II consolidando el rumbo hacia su sueño, es decir al sincretismo espiritual masónico y pro socialista.

ANTONIO CANO