/ viernes 28 de febrero de 2020

Mario Bunge; una vida dedicada al conocimiento

El pasado 25 de Febrero fallece en Canadá el Filósofo y científico Mario Augusto Bunge Müser. A sus cien años de edad, Bunge deja a la humanidad un vasto legado de conocimiento. Más de cincuenta libros y un sinfín de publicaciones en revistas, como conferencias y una vida de cátedra.

Mario Bunge fue un polímata, aunque sus aportaciones principales son en torno a la construcción de un modelo epistemológico que permita explicar la realidad de forma nítida desde las aportaciones científicas, también tuvo participación importante en terrenos como la física, la economía, la lógica, medicina, política, la psicología, la matemática y otros campos del saber. Bunge fue aristotélico, en términos de capacidad de trabajo y agudeza de pensamiento.

En su juventud valoró que los filósofos habían dejado de hacer su parte para la sociedad, la razón por la que nació tan bella actividad y comenzaron los filósofos a dedicarse a problemas de Perogrullo, eso impulso al joven físico a incursionar en una actividad filosófica que devendría en el sistema que el mismo auto denominó “realismo científico”.

El filoso argentino, perseguido político encontró un espacio de trabajo en la universidad de MCGill donde produjo gran parte de sus aportaciones académicas, además tuvo presencia en la mayor parte del mundo, donde se dedicó a destacar el valor de la ciencia y su enseñanza para la vida humana, también se dedicó a detallar las imprecisiones sobre la comprensión de esta herramienta del conocimiento humano.

Bunge se dedicó a lo largo de más de ochenta años de carrera intelectual a desmentir algunos de los vicios de los gobiernos, los académicos y la sociedad en general. La vida del científico y del filósofo debe servir de ejemplo de felicidad y mesura, la invitación del extinto Bunge fue a no perder tiempo en pseudoconocimiento y dedicar a la vida a la productividad. Alejarse de las ideas sin fundamento, no vivir con excesos y sobre todo depurar el pensamiento de aquello que es improductivo y nos hace infelices.

En una entrevista cuando se le cuestionó sobre el secreto de su longevidad y su mente privilegiada, Bunge contestó: No hago demasiado ejercicio, me alimento sanamente y no leo posmodernos. Con ello haciendo alusión a la mesura de vida y al buen humor como gesto de la gente que vive con plenitud.

Cuando tuve oportunidad de conversar con él en un evento en la ciudad de Mazatlán, le pedí oportunidad de sentarme a platicar por unos momentos, pensé que un hombre de su talla mediría que no tenía tiempo para un joven estudiante, pero accedió de inmediato, en una conversación de unos veinte minutos me inspiró a entregar la vida al desarrollo intelectual como una forma de crecimiento social. Entendí la virtud de la sencillez en el pensamiento y en el trato a los demás, pero también entendí una cosa muy importante, la vida es excesivamente rápida, aunque se vivan noventa o cien años, y vale la pena entregarla a lo que te apasiona aun y cuando exista adversidad en ello.

Descanse en paz el doctor Mario Bunge, un hombre que entregó su vida a la humanidad, pero además fue feliz.

El pasado 25 de Febrero fallece en Canadá el Filósofo y científico Mario Augusto Bunge Müser. A sus cien años de edad, Bunge deja a la humanidad un vasto legado de conocimiento. Más de cincuenta libros y un sinfín de publicaciones en revistas, como conferencias y una vida de cátedra.

Mario Bunge fue un polímata, aunque sus aportaciones principales son en torno a la construcción de un modelo epistemológico que permita explicar la realidad de forma nítida desde las aportaciones científicas, también tuvo participación importante en terrenos como la física, la economía, la lógica, medicina, política, la psicología, la matemática y otros campos del saber. Bunge fue aristotélico, en términos de capacidad de trabajo y agudeza de pensamiento.

En su juventud valoró que los filósofos habían dejado de hacer su parte para la sociedad, la razón por la que nació tan bella actividad y comenzaron los filósofos a dedicarse a problemas de Perogrullo, eso impulso al joven físico a incursionar en una actividad filosófica que devendría en el sistema que el mismo auto denominó “realismo científico”.

El filoso argentino, perseguido político encontró un espacio de trabajo en la universidad de MCGill donde produjo gran parte de sus aportaciones académicas, además tuvo presencia en la mayor parte del mundo, donde se dedicó a destacar el valor de la ciencia y su enseñanza para la vida humana, también se dedicó a detallar las imprecisiones sobre la comprensión de esta herramienta del conocimiento humano.

Bunge se dedicó a lo largo de más de ochenta años de carrera intelectual a desmentir algunos de los vicios de los gobiernos, los académicos y la sociedad en general. La vida del científico y del filósofo debe servir de ejemplo de felicidad y mesura, la invitación del extinto Bunge fue a no perder tiempo en pseudoconocimiento y dedicar a la vida a la productividad. Alejarse de las ideas sin fundamento, no vivir con excesos y sobre todo depurar el pensamiento de aquello que es improductivo y nos hace infelices.

En una entrevista cuando se le cuestionó sobre el secreto de su longevidad y su mente privilegiada, Bunge contestó: No hago demasiado ejercicio, me alimento sanamente y no leo posmodernos. Con ello haciendo alusión a la mesura de vida y al buen humor como gesto de la gente que vive con plenitud.

Cuando tuve oportunidad de conversar con él en un evento en la ciudad de Mazatlán, le pedí oportunidad de sentarme a platicar por unos momentos, pensé que un hombre de su talla mediría que no tenía tiempo para un joven estudiante, pero accedió de inmediato, en una conversación de unos veinte minutos me inspiró a entregar la vida al desarrollo intelectual como una forma de crecimiento social. Entendí la virtud de la sencillez en el pensamiento y en el trato a los demás, pero también entendí una cosa muy importante, la vida es excesivamente rápida, aunque se vivan noventa o cien años, y vale la pena entregarla a lo que te apasiona aun y cuando exista adversidad en ello.

Descanse en paz el doctor Mario Bunge, un hombre que entregó su vida a la humanidad, pero además fue feliz.