/ martes 18 de diciembre de 2018

Lobo de plata y oro

Hacia el nuevo mineral

se dirigían diariamente;

desde una montaña cercana

bajaban muy lentamente.


Acompañado de un lobo,

rodeaban por hondo vado,

azoraban los mineros

quienes pasaban de lado.


El ayate tan humilde

se desgarra en el mezquite

por la pendiente vereda

que los lleva hasta el mercado.


Natural y lobo, polvientos,

harta curra le entregaban

bolsa de cuero gastada,

estragos al sol, que mojaban.


Un hombre de espesa barba

los atendía entusiasmado;

Casa de metal ensaye

en la calle El Mayorazgo.


El lobo ensordecido

aguardaba en el zaguán;

mientras que su amo paciente,

el beneficio esperar.


-“ Oro, plata, y calidad

os traes a diario, indio Juan…

¿Que hacéis con tanta riqueza,

lo gastáis en El Parral ? ”.


“ ¡ No, mí señor Valerio,

se lo regreso a la tierra !

quiero hacer una capilla

¡ pos, pa´ que sane mi hembra ! “


Humano y canino salían,

dejando huella en el puente,

se perdían por una cueva

que ya no tengo presente.


No me han de creer que en un cerro,

¡ hay un tesoro escondido !

cuidado de blancas borregas y,

de un lobo… agradecido.

Hacia el nuevo mineral

se dirigían diariamente;

desde una montaña cercana

bajaban muy lentamente.


Acompañado de un lobo,

rodeaban por hondo vado,

azoraban los mineros

quienes pasaban de lado.


El ayate tan humilde

se desgarra en el mezquite

por la pendiente vereda

que los lleva hasta el mercado.


Natural y lobo, polvientos,

harta curra le entregaban

bolsa de cuero gastada,

estragos al sol, que mojaban.


Un hombre de espesa barba

los atendía entusiasmado;

Casa de metal ensaye

en la calle El Mayorazgo.


El lobo ensordecido

aguardaba en el zaguán;

mientras que su amo paciente,

el beneficio esperar.


-“ Oro, plata, y calidad

os traes a diario, indio Juan…

¿Que hacéis con tanta riqueza,

lo gastáis en El Parral ? ”.


“ ¡ No, mí señor Valerio,

se lo regreso a la tierra !

quiero hacer una capilla

¡ pos, pa´ que sane mi hembra ! “


Humano y canino salían,

dejando huella en el puente,

se perdían por una cueva

que ya no tengo presente.


No me han de creer que en un cerro,

¡ hay un tesoro escondido !

cuidado de blancas borregas y,

de un lobo… agradecido.