/ miércoles 12 de agosto de 2020

Lo que los padres dan con su tiempo y amor a sus hijos


Ser padre es uno de los privilegios y responsabilidades más grandes; aunque los hijos crezcan, ser padre es una labor de por vida. Ahora mis hijos son adultos y el cuidado y amor se extiende a los nietos. Tal vez es normal que en ocasiones perdemos un poco el control o que sintamos que no estamos haciendo lo suficiente. Los padres que aman a sus hijos siempre quieren hacer más por ellos y en ese sentimiento podemos darles más o menos de lo que requieren. A lo largo de los años he observado muchos casos de padres e hijos. Casos que considero de éxito y otros de fracaso.

Desde casos donde ambos padres trabajaron y sus hijos crecieron en guarderías y al cuidado de otras personas y ahora son adultos exitosos, útiles para si mismos y el mundo. El caso similar donde ambos padres trabajaron e hicieron lo mismo, y ahora sus hijos padecen problemas de drogas o diferentes problemas de adaptación, desde continuar como adultos dependientes económica y emocionalmente de otros.

Otro caso es cuando el cuidado de los hijos cae en mayor parte por la madre ama de casa, esquema de familia tradicional, padre que trabaja y madre que se queda al cuidado de los hijos y de la casa, y me toca observar de igual manera el caso de que ahora tengan hijos excelentes, trabajadores y productivos y en el mismo esquema de familia tradicional con hijos dependientes desde drogas a otras actividades que les impiden su progreso. Observar casos es interesante pero se entiende que no podemos generalizar. A final de cuentas nuestros hijos son producto desde los genes que recibieron, la educación y el ambiente en que les ha tocado desarrollarse.

Ahora observo el caso de tres pequeñas niñas que sus padres trabajan todo el día, en argumento de darles lo mejor, y ellas pasan la mayor parte de su vida en guarderías y al cuidado de otras personas. Al observarlas tan sonrientes y bonitas, pensé en lo que sus papás se están perdiendo al no verlas crecer, pensé que se pierden sus gracias diarias, sus pleitos y travesuras que nos ayudan a los padres a entender mejor la personalidad de los hijos. Pero no, estos padres no se están perdiendo de sus tres pequeñas hijas, ellos están haciendo sus vidas como quieren y pueden, quienes se pierden de sus padres son la tres pequeñas. A los hijos nos queda superar las barreras y errores que cometieron nuestros padres.

Independientemente del tiempo que los padres dediquen a sus hijos algunos podrán ser hijos exitosos en sus carreras profesionales, tener vidas terrenales con lujos superficiales, otros se perderán en el abismo de las drogas, delincuencia, depresión, ansiedad o problemas mentales, hay mucho donde perdernos.

Lo que me queda claro en mi experiencia como padre por poco mas de cuatro décadas es que el tiempo con amor que se dedica a los hijos influye directamente en la bondad de sus corazones, en la luminosidad de sus almas sean o no exitosos en sus carreras y tengan o no riquezas. Este tiempo desafía a la genética, a la suerte, al destino. El tiempo con amor que les damos a nuestros hijos les permite abrir la conciencia del ser, es uno de los mejores legados que podemos dejarles a nuestros hijos. El magnífico tesoro que nos permite saber qué y para qué somos, lo brindan los padres que dedican tiempo con amor sus hijos.



Ser padre es uno de los privilegios y responsabilidades más grandes; aunque los hijos crezcan, ser padre es una labor de por vida. Ahora mis hijos son adultos y el cuidado y amor se extiende a los nietos. Tal vez es normal que en ocasiones perdemos un poco el control o que sintamos que no estamos haciendo lo suficiente. Los padres que aman a sus hijos siempre quieren hacer más por ellos y en ese sentimiento podemos darles más o menos de lo que requieren. A lo largo de los años he observado muchos casos de padres e hijos. Casos que considero de éxito y otros de fracaso.

Desde casos donde ambos padres trabajaron y sus hijos crecieron en guarderías y al cuidado de otras personas y ahora son adultos exitosos, útiles para si mismos y el mundo. El caso similar donde ambos padres trabajaron e hicieron lo mismo, y ahora sus hijos padecen problemas de drogas o diferentes problemas de adaptación, desde continuar como adultos dependientes económica y emocionalmente de otros.

Otro caso es cuando el cuidado de los hijos cae en mayor parte por la madre ama de casa, esquema de familia tradicional, padre que trabaja y madre que se queda al cuidado de los hijos y de la casa, y me toca observar de igual manera el caso de que ahora tengan hijos excelentes, trabajadores y productivos y en el mismo esquema de familia tradicional con hijos dependientes desde drogas a otras actividades que les impiden su progreso. Observar casos es interesante pero se entiende que no podemos generalizar. A final de cuentas nuestros hijos son producto desde los genes que recibieron, la educación y el ambiente en que les ha tocado desarrollarse.

Ahora observo el caso de tres pequeñas niñas que sus padres trabajan todo el día, en argumento de darles lo mejor, y ellas pasan la mayor parte de su vida en guarderías y al cuidado de otras personas. Al observarlas tan sonrientes y bonitas, pensé en lo que sus papás se están perdiendo al no verlas crecer, pensé que se pierden sus gracias diarias, sus pleitos y travesuras que nos ayudan a los padres a entender mejor la personalidad de los hijos. Pero no, estos padres no se están perdiendo de sus tres pequeñas hijas, ellos están haciendo sus vidas como quieren y pueden, quienes se pierden de sus padres son la tres pequeñas. A los hijos nos queda superar las barreras y errores que cometieron nuestros padres.

Independientemente del tiempo que los padres dediquen a sus hijos algunos podrán ser hijos exitosos en sus carreras profesionales, tener vidas terrenales con lujos superficiales, otros se perderán en el abismo de las drogas, delincuencia, depresión, ansiedad o problemas mentales, hay mucho donde perdernos.

Lo que me queda claro en mi experiencia como padre por poco mas de cuatro décadas es que el tiempo con amor que se dedica a los hijos influye directamente en la bondad de sus corazones, en la luminosidad de sus almas sean o no exitosos en sus carreras y tengan o no riquezas. Este tiempo desafía a la genética, a la suerte, al destino. El tiempo con amor que les damos a nuestros hijos les permite abrir la conciencia del ser, es uno de los mejores legados que podemos dejarles a nuestros hijos. El magnífico tesoro que nos permite saber qué y para qué somos, lo brindan los padres que dedican tiempo con amor sus hijos.


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