/ viernes 24 de abril de 2020

Lo que la crisis nos dejó III

Otro de los aspectos que han destacado durante la crisis que vivimos es la falta de formación en aspectos digitales y la pobre cercanía que tiene el mexicano con la tecnología.

En las aulas virtuales ha sido notorio que alumnos y maestros están renuentes a romper con la tradición y aplicar tecnologías que permitan facilitar el aprendizaje a distancia. Ese primer aspecto es el uso de la tecnología como medio de diversión, pero no como un mecanismo para la formación. Pues seguramente todo mexicano sabe cómo utilizar el teléfono para chismorrear en las aplicaciones de mensajería, o todos saben cómo llegar a los memes o videos cómicos, pero seguramente un porcentaje muy bajo sabe utilizar efectivamente las plataformas educativas o hacer búsquedas académicas.

Perdemos el tiempo con la tecnología, pero no la aplicamos en nuestro crecimiento personal o laboral, menos educativo.

Además de utilizar la tecnología como medio de diversión, existe una alta renuencia a integrarla en nuestros procesos productivos, estamos hechos solamente a lo tradicional. Son pocas las empresas que pudieron continuar con su operatividad porque carecen de medios digitales o tecnologías que les permitan seguir funcionando.

No existe la formación básica en programas de cómputo que permitan hacer tareas simples, hojas de cálculo, procesadores de palabras se supone están en la formación básica del cómputo, pero realmente pocos saben utilizarlas en sus cuestiones cotidianas.

Existen entre los mexicanos muchas quejas para no utilizar internet, tabletas, smartphones, pero realmente y cuando se les analiza la queja está ligada directamente con el uso de los dispositivos y no con su funcionalidad en general.

Esta pandemia nos ha mostrado que estamos coligados muy fuertemente con la tecnología, que básicamente la humanidad ya no puede prescindir de ella, pero que necesitamos aplicar un modelo de enseñanza que nos armonice con la tecnología y la ponga al servicio de nuestras verdadera necesidades, se ha declaro entonces un muy notoria necesidad de educarnos en temas tecnológicos desde una óptica de funcionalidad y productividad.

Empresas, escuelas y hogares deben de incorporar las tecnologías como medios para facilitar y concretar tareas, como sociedad debe romperse esa limitación e incluso visualizar convertirnos en productores de tecnología, no solo consumidores y eso es posible, pues no estamos hechos de un material diferente al de las sociedades más avanzadas, pues la tecnología nos hará romper ese vínculo tan fuerte que hemos establecido con el tercer mundo y esa mal sana distancia que tenemos con la productividad con menor esfuerzo.

Otro de los aspectos que han destacado durante la crisis que vivimos es la falta de formación en aspectos digitales y la pobre cercanía que tiene el mexicano con la tecnología.

En las aulas virtuales ha sido notorio que alumnos y maestros están renuentes a romper con la tradición y aplicar tecnologías que permitan facilitar el aprendizaje a distancia. Ese primer aspecto es el uso de la tecnología como medio de diversión, pero no como un mecanismo para la formación. Pues seguramente todo mexicano sabe cómo utilizar el teléfono para chismorrear en las aplicaciones de mensajería, o todos saben cómo llegar a los memes o videos cómicos, pero seguramente un porcentaje muy bajo sabe utilizar efectivamente las plataformas educativas o hacer búsquedas académicas.

Perdemos el tiempo con la tecnología, pero no la aplicamos en nuestro crecimiento personal o laboral, menos educativo.

Además de utilizar la tecnología como medio de diversión, existe una alta renuencia a integrarla en nuestros procesos productivos, estamos hechos solamente a lo tradicional. Son pocas las empresas que pudieron continuar con su operatividad porque carecen de medios digitales o tecnologías que les permitan seguir funcionando.

No existe la formación básica en programas de cómputo que permitan hacer tareas simples, hojas de cálculo, procesadores de palabras se supone están en la formación básica del cómputo, pero realmente pocos saben utilizarlas en sus cuestiones cotidianas.

Existen entre los mexicanos muchas quejas para no utilizar internet, tabletas, smartphones, pero realmente y cuando se les analiza la queja está ligada directamente con el uso de los dispositivos y no con su funcionalidad en general.

Esta pandemia nos ha mostrado que estamos coligados muy fuertemente con la tecnología, que básicamente la humanidad ya no puede prescindir de ella, pero que necesitamos aplicar un modelo de enseñanza que nos armonice con la tecnología y la ponga al servicio de nuestras verdadera necesidades, se ha declaro entonces un muy notoria necesidad de educarnos en temas tecnológicos desde una óptica de funcionalidad y productividad.

Empresas, escuelas y hogares deben de incorporar las tecnologías como medios para facilitar y concretar tareas, como sociedad debe romperse esa limitación e incluso visualizar convertirnos en productores de tecnología, no solo consumidores y eso es posible, pues no estamos hechos de un material diferente al de las sociedades más avanzadas, pues la tecnología nos hará romper ese vínculo tan fuerte que hemos establecido con el tercer mundo y esa mal sana distancia que tenemos con la productividad con menor esfuerzo.