/ miércoles 21 de noviembre de 2018

La sensibilidad del maestro (Sergio Ramírez Cera)

Esa tarde de clima gélido

el palacio luce majestuoso,

se dispone para acoger

de los concertistas, al más virtuoso.



Han pasado 18 largos años

de una épica batalla,

regresar a un escenario

es un deseo, que hoy se acalla.



Con sus delicadas manos

pulsa a su compañera fiel,

sus dedos juegan con las cuerdas

sus notas, erizan la piel.



El maestro cautiva con su sencillez

sus palabras son del alma,

sus interpretaciones exquisitas

dan al espíritu, relajante calma.



Con su música significativa

su público permanece cautivo,

el viento frío acaricia la piel,

el corazón, late emotivo.

El maestro se siente orgulloso

de regresar a donde su infancia,

recuerda con nostalgia

a su madre y añora su presencia.



El reencuentro con su gente

se da, justo éste martes trece,

cuando se cumplen 56 años de vida

de este ilustre parralense.



En su mirada se advierte

su sencillez y su generosidad,

en sus obras sus vivencias

que dan muestra de su creatividad.



El mejor reconocimiento

al maestro hay que entregar,

un nutrido aplauso

que a su alma hace vibrar.



Con las notas de Las Mañanitas

las lágrimas no se pueden contener,

conmovido hasta la médula

el maestro, vuelve a renacer.



El homenaje se extiende

por varios días con su gente,

para Sergio Ramírez Cera

el homenaje, debe ser permanente.



Continúe maestro acariciando

a su inseparable compañera,

que sigan vibrando sus cuerdas

en el invierno y cada primavera.



El mejor legado que nos puede dejar

es su propio ejemplo de vida,

el mejor concierto está por venir

seduciendo a su guitarra consentida.

leon7dg@hotmail.com


Esa tarde de clima gélido

el palacio luce majestuoso,

se dispone para acoger

de los concertistas, al más virtuoso.



Han pasado 18 largos años

de una épica batalla,

regresar a un escenario

es un deseo, que hoy se acalla.



Con sus delicadas manos

pulsa a su compañera fiel,

sus dedos juegan con las cuerdas

sus notas, erizan la piel.



El maestro cautiva con su sencillez

sus palabras son del alma,

sus interpretaciones exquisitas

dan al espíritu, relajante calma.



Con su música significativa

su público permanece cautivo,

el viento frío acaricia la piel,

el corazón, late emotivo.

El maestro se siente orgulloso

de regresar a donde su infancia,

recuerda con nostalgia

a su madre y añora su presencia.



El reencuentro con su gente

se da, justo éste martes trece,

cuando se cumplen 56 años de vida

de este ilustre parralense.



En su mirada se advierte

su sencillez y su generosidad,

en sus obras sus vivencias

que dan muestra de su creatividad.



El mejor reconocimiento

al maestro hay que entregar,

un nutrido aplauso

que a su alma hace vibrar.



Con las notas de Las Mañanitas

las lágrimas no se pueden contener,

conmovido hasta la médula

el maestro, vuelve a renacer.



El homenaje se extiende

por varios días con su gente,

para Sergio Ramírez Cera

el homenaje, debe ser permanente.



Continúe maestro acariciando

a su inseparable compañera,

que sigan vibrando sus cuerdas

en el invierno y cada primavera.



El mejor legado que nos puede dejar

es su propio ejemplo de vida,

el mejor concierto está por venir

seduciendo a su guitarra consentida.

leon7dg@hotmail.com