Esa tarde de clima gélido
el palacio luce majestuoso,
se dispone para acoger
de los concertistas, al más virtuoso.
Han pasado 18 largos años
de una épica batalla,
regresar a un escenario
es un deseo, que hoy se acalla.
Con sus delicadas manos
pulsa a su compañera fiel,
sus dedos juegan con las cuerdas
sus notas, erizan la piel.
El maestro cautiva con su sencillez
sus palabras son del alma,
sus interpretaciones exquisitas
dan al espíritu, relajante calma.
Con su música significativa
su público permanece cautivo,
el viento frío acaricia la piel,
el corazón, late emotivo.
El maestro se siente orgulloso
de regresar a donde su infancia,
recuerda con nostalgia
a su madre y añora su presencia.
El reencuentro con su gente
se da, justo éste martes trece,
cuando se cumplen 56 años de vida
de este ilustre parralense.
En su mirada se advierte
su sencillez y su generosidad,
en sus obras sus vivencias
que dan muestra de su creatividad.
El mejor reconocimiento
al maestro hay que entregar,
un nutrido aplauso
que a su alma hace vibrar.
Con las notas de Las Mañanitas
las lágrimas no se pueden contener,
conmovido hasta la médula
el maestro, vuelve a renacer.
El homenaje se extiende
por varios días con su gente,
para Sergio Ramírez Cera
el homenaje, debe ser permanente.
Continúe maestro acariciando
a su inseparable compañera,
que sigan vibrando sus cuerdas
en el invierno y cada primavera.
El mejor legado que nos puede dejar
es su propio ejemplo de vida,
el mejor concierto está por venir
seduciendo a su guitarra consentida.
leon7dg@hotmail.com