/ viernes 18 de septiembre de 2020

La paciencia: una actitud difícil de practicar

Degustando la vida


Es importante el cultivo de la paciencia, esta maravillosa virtud que puede ser educada con el paso del tiempo y que al entrenarla nos permite lograr metas y objetivos si sabemos esperar, sin embargo, educar la mente y el cuerpo para la paciencia, no es tarea fácil, más aún cuando en esta contemporaneidad todo se hace rápido y sin conciencia; el primer paso consiste en tomar conciencia de todo aquello que nos invita a ser impacientes. ¿Por qué tenemos tanta prisa? Si debido precisamente al afán, perdemos la capacidad de disfrutar de cada momento y nuestra carrera contra el reloj, sólo consigue un resultado mediocre, sin calidad. Luego, es importante identificar los factores y personas que nos hacen perder la paciencia, para preguntarnos: ¿por qué? Así, de una manera poderosa, la lista de circunstancias disparadoras de la ansiedad, nos va dando luz en torno a aquello que nos produce tensión y frustración por la manera inmediata en que queremos resultados instantáneos, sin darnos cuenta del valor fundamental del tiempo, para que cada proceso se dé en el momento adecuado. Por otro lado, es una buena estrategia determinar los patrones de pensamiento que nos acompañan al momento de perder la calma o la paciencia pues de esta forma reestructurarnos la manera de pensar y conseguimos esquemas de pensamiento más lógicos y aterrizados en relación con la realidad de esa situación en particular, que requiere tiempos de espera. La realidad nos dice que cada cosa toma su tiempo, estar impaciente viene como resultado de querer que todo se haga en forma inmediata sin otorgarle el tiempo necesario para que se produzca. La vida nos enseña que algunos procesos no deben apresurarse y que muchas cosas buenas de la vida, toman su tiempo y requieren de un proceso a veces lento y tedioso, y que la meta que deseamos alcanzar necesita trabajo en el tiempo, porque saber esperar es obligatorio si se quiere ser exitoso en las relaciones con otros seres humanos, en los negocios o si se busca alcanzar metas de tipo económico, el mantenerse en contacto con el presente, aquí y ahora en la tarea que se está desarrollando, puede ser una herramienta muy útil para comenzar a desarrollar la paciencia; esta focalización nos ayuda a desprendernos de la carrera contra el tiempo, lo único que tenemos está aquí y ahora pasándonos del otro lado entender la naturaleza de los demás, es otra forma de desarrollar la paciencia, como nadie es perfecto, y cada quien tiene su propio tiempo para desarrollar tareas y encargos, no se puede pedir inmediatez en la ejecución de algo; si esa persona no tiene los recursos físicos o mentales para lograr dicho cometido este puede ser el principio del padre sabio, del buen jefe, la esposa comprensiva o el amigo tolerante, sabemos que no es fácil desarrollar la paciencia y que se requiere de enormes cargas de motivación y trabajo concentrado, por supuesto paciencia para poder lograrlo.

Degustando la vida


Es importante el cultivo de la paciencia, esta maravillosa virtud que puede ser educada con el paso del tiempo y que al entrenarla nos permite lograr metas y objetivos si sabemos esperar, sin embargo, educar la mente y el cuerpo para la paciencia, no es tarea fácil, más aún cuando en esta contemporaneidad todo se hace rápido y sin conciencia; el primer paso consiste en tomar conciencia de todo aquello que nos invita a ser impacientes. ¿Por qué tenemos tanta prisa? Si debido precisamente al afán, perdemos la capacidad de disfrutar de cada momento y nuestra carrera contra el reloj, sólo consigue un resultado mediocre, sin calidad. Luego, es importante identificar los factores y personas que nos hacen perder la paciencia, para preguntarnos: ¿por qué? Así, de una manera poderosa, la lista de circunstancias disparadoras de la ansiedad, nos va dando luz en torno a aquello que nos produce tensión y frustración por la manera inmediata en que queremos resultados instantáneos, sin darnos cuenta del valor fundamental del tiempo, para que cada proceso se dé en el momento adecuado. Por otro lado, es una buena estrategia determinar los patrones de pensamiento que nos acompañan al momento de perder la calma o la paciencia pues de esta forma reestructurarnos la manera de pensar y conseguimos esquemas de pensamiento más lógicos y aterrizados en relación con la realidad de esa situación en particular, que requiere tiempos de espera. La realidad nos dice que cada cosa toma su tiempo, estar impaciente viene como resultado de querer que todo se haga en forma inmediata sin otorgarle el tiempo necesario para que se produzca. La vida nos enseña que algunos procesos no deben apresurarse y que muchas cosas buenas de la vida, toman su tiempo y requieren de un proceso a veces lento y tedioso, y que la meta que deseamos alcanzar necesita trabajo en el tiempo, porque saber esperar es obligatorio si se quiere ser exitoso en las relaciones con otros seres humanos, en los negocios o si se busca alcanzar metas de tipo económico, el mantenerse en contacto con el presente, aquí y ahora en la tarea que se está desarrollando, puede ser una herramienta muy útil para comenzar a desarrollar la paciencia; esta focalización nos ayuda a desprendernos de la carrera contra el tiempo, lo único que tenemos está aquí y ahora pasándonos del otro lado entender la naturaleza de los demás, es otra forma de desarrollar la paciencia, como nadie es perfecto, y cada quien tiene su propio tiempo para desarrollar tareas y encargos, no se puede pedir inmediatez en la ejecución de algo; si esa persona no tiene los recursos físicos o mentales para lograr dicho cometido este puede ser el principio del padre sabio, del buen jefe, la esposa comprensiva o el amigo tolerante, sabemos que no es fácil desarrollar la paciencia y que se requiere de enormes cargas de motivación y trabajo concentrado, por supuesto paciencia para poder lograrlo.