/ viernes 8 de marzo de 2019

La nueva fe

Así, cuando aún todo permanecía en una completa obscuridad e inmensa soledad, los Mercados ya eran; entonces estos exclamaron “hágase la luz”… y la luz se hizo. Luego ordenando dijeron: “Que el mundo y todas las cosas en él existan”; Y el mundo y todas las cosas fueron creadas, para que los “Todopoderosos” Mercados reinarán en la tierra por los siglos de los siglos…

De esta muy dogmática manera indudablemente los ardorosos doctrinarios del neoliberalismo conciben “La Creación”, por lo cual es claro que esos dogmáticos entes creen firmemente en el Mercado (o Mercados) como el “Ser Supremo” del universo, creador y dueño de todo en el mundo. Pues tal es como ahora lo proclaman a los “cuatro vientos” en el orbe, a través de la fervorosa “predicación” de la para los citados celosos dogmáticos (también llamados Tecnócratas) “Sacra Doctrina Neoliberalista” la que presentan sin duda como una irrefutable “nueva fe” en la tierra. Por lo cual los “susodichos” se asumen como una, digamos, privilegiada casta sacerdotal, con una diríase “apostólica” irrenunciable misión: Id por el mundo (globalización) anunciando y enseñando a los hombres la “nueva fe”…Y sin duda alguna imponiéndola. Tal cual lo ordena quien esa tecnocracia ciegamente acepta como el “ungido” (El Gran Capital), heredero directo del magno poder (económico-financiero) del deificado Mercado y por esto poseedor único del grandioso reino del señalado “Supremo Ser”.

“Ungido” el cual lleva las “bondades” de su reino a todos los confines del mundo, por medio de la “buena voluntad” de los considerados ya “Santos Varones” (inversores), quienes con gran magnanimidad llevan la dádiva a todos los seres humanos en las naciones para su “salvación”… Así conmovedoramente “a cambio de nada” (¿?); Esto, claro, según el peculiar credo de los devotos doctrinarios de la “nueva fe” (neoliberalismo).

Es sólo que en la verdad de la realidad, esa extraviada doctrina neoliberalista o “nueva fe” misma que tiene sus dogmáticos esenciales fundamentos basados en un obsesivo y denigrante materialismo, amén de una verdaderamente aberrante carencia completa de los más elementales valores y principios, aún cuando sus fanatizados dogmáticos impulsores en los países (tecnocracia) a “voz en cuello” cacarean incesantemente la exaltación de los valores democráticos, el irrestricto respeto a los derechos humanos y a la libertad por sobre todo, ese neoliberalismo ha dado como envilecido resultado, una descarnada deshumanización y degradación entre las desafortunadas sociedades donde se han impuesto los dogmáticos e irrebatibles lineamientos de esa “nueva fe” motivado esto, sin duda por la mencionada total falta de valores (llámese morales, éticos... incluso religiosos) aunado a una delirante obsesión por el hoy idolatrado “Dios-Dinero” Y es que si algo real se ha repartido religiosamente entre el grueso de la ciudadanía con la mayor e igualitaria “democracia”, es una inmensa e indignante POBREZA; Añadiendo (aún más) a esto que la única libertad válida que realmente reconoce la doctrina neoliberal, es sin duda alguna la “Libertad económica” (libre mercado) y esta, obvio, pertenece a la privilegiada, exclusividad de las poderosas y rapaces elites económico-financieristas trasnacionales (globalistas), mismas que en putrefacta complicidad con el invariablemente corruptisimo poder político-económico (tecnocracia) local de los países cobijados bajo el “sacrosanto” manto de la multicitada “nueva fe”, se han dedicado con gran fervor a rapiñar, saquear, robar los cuantiosos recursos nacionales de esos países, así como a la vil e impune explotación laboral y total empobrecimiento de sus habitantes; Dejando así una indignante estela de miseria, degradación, desolación, corrupción…y muerte entre las sociedades.

Este es tan sólo un perfil de lo que los ahora “divinizados” Mercados, tan magnificados por muchos de los medios de información en el orbe, son capaces de hacer a través de su repugnante “doctrina neoliberal” en los países.

Irrefutablemente, el burdo “marranero” que dejó en México la pútrida tecnocracia neoliberal PRIANISTA, es un claro ejemplo de lo anterior.

Así, cuando aún todo permanecía en una completa obscuridad e inmensa soledad, los Mercados ya eran; entonces estos exclamaron “hágase la luz”… y la luz se hizo. Luego ordenando dijeron: “Que el mundo y todas las cosas en él existan”; Y el mundo y todas las cosas fueron creadas, para que los “Todopoderosos” Mercados reinarán en la tierra por los siglos de los siglos…

De esta muy dogmática manera indudablemente los ardorosos doctrinarios del neoliberalismo conciben “La Creación”, por lo cual es claro que esos dogmáticos entes creen firmemente en el Mercado (o Mercados) como el “Ser Supremo” del universo, creador y dueño de todo en el mundo. Pues tal es como ahora lo proclaman a los “cuatro vientos” en el orbe, a través de la fervorosa “predicación” de la para los citados celosos dogmáticos (también llamados Tecnócratas) “Sacra Doctrina Neoliberalista” la que presentan sin duda como una irrefutable “nueva fe” en la tierra. Por lo cual los “susodichos” se asumen como una, digamos, privilegiada casta sacerdotal, con una diríase “apostólica” irrenunciable misión: Id por el mundo (globalización) anunciando y enseñando a los hombres la “nueva fe”…Y sin duda alguna imponiéndola. Tal cual lo ordena quien esa tecnocracia ciegamente acepta como el “ungido” (El Gran Capital), heredero directo del magno poder (económico-financiero) del deificado Mercado y por esto poseedor único del grandioso reino del señalado “Supremo Ser”.

“Ungido” el cual lleva las “bondades” de su reino a todos los confines del mundo, por medio de la “buena voluntad” de los considerados ya “Santos Varones” (inversores), quienes con gran magnanimidad llevan la dádiva a todos los seres humanos en las naciones para su “salvación”… Así conmovedoramente “a cambio de nada” (¿?); Esto, claro, según el peculiar credo de los devotos doctrinarios de la “nueva fe” (neoliberalismo).

Es sólo que en la verdad de la realidad, esa extraviada doctrina neoliberalista o “nueva fe” misma que tiene sus dogmáticos esenciales fundamentos basados en un obsesivo y denigrante materialismo, amén de una verdaderamente aberrante carencia completa de los más elementales valores y principios, aún cuando sus fanatizados dogmáticos impulsores en los países (tecnocracia) a “voz en cuello” cacarean incesantemente la exaltación de los valores democráticos, el irrestricto respeto a los derechos humanos y a la libertad por sobre todo, ese neoliberalismo ha dado como envilecido resultado, una descarnada deshumanización y degradación entre las desafortunadas sociedades donde se han impuesto los dogmáticos e irrebatibles lineamientos de esa “nueva fe” motivado esto, sin duda por la mencionada total falta de valores (llámese morales, éticos... incluso religiosos) aunado a una delirante obsesión por el hoy idolatrado “Dios-Dinero” Y es que si algo real se ha repartido religiosamente entre el grueso de la ciudadanía con la mayor e igualitaria “democracia”, es una inmensa e indignante POBREZA; Añadiendo (aún más) a esto que la única libertad válida que realmente reconoce la doctrina neoliberal, es sin duda alguna la “Libertad económica” (libre mercado) y esta, obvio, pertenece a la privilegiada, exclusividad de las poderosas y rapaces elites económico-financieristas trasnacionales (globalistas), mismas que en putrefacta complicidad con el invariablemente corruptisimo poder político-económico (tecnocracia) local de los países cobijados bajo el “sacrosanto” manto de la multicitada “nueva fe”, se han dedicado con gran fervor a rapiñar, saquear, robar los cuantiosos recursos nacionales de esos países, así como a la vil e impune explotación laboral y total empobrecimiento de sus habitantes; Dejando así una indignante estela de miseria, degradación, desolación, corrupción…y muerte entre las sociedades.

Este es tan sólo un perfil de lo que los ahora “divinizados” Mercados, tan magnificados por muchos de los medios de información en el orbe, son capaces de hacer a través de su repugnante “doctrina neoliberal” en los países.

Irrefutablemente, el burdo “marranero” que dejó en México la pútrida tecnocracia neoliberal PRIANISTA, es un claro ejemplo de lo anterior.