/ viernes 21 de diciembre de 2018

La gran Navidad

Volvemos a revivir la Navidad; es decir, la llegada de Cristo a nuestro mundo; el advenimiento de nuestro poderoso y admirable salvador, “El príncipe de la paz”, “El consejero admirable”, el hijo de nuestro Dios. La profecía de Zacarías anunció: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.

Su venida tuvo sorprendentes señales y su encarnación grandes misterios. Demostró su divinidad haciendo que los ciegos vieran, los mudos hablarán, los paralíticos caminarán; las tempestades se calmarán, etc. Se manifestó como el único mediador y puente indisoluble entre Dios y los hombres e instituyó para siempre “El reino de los cielos o del bien”. Nos trajo la ley del amor” dirigida especialmente a los extraviados, pecadores y oprimidos, fincada ésta en la aceptación de los unos a los otros con paz y alegría, también cimentada en la ética y moral que debemos de seguir y así poder herir de muerte al imperio del mal.

Además de ser el período más feliz del año, cada Navidad nos fortalece y nos alegra. El espíritu navideño cada año, inunda la Faz de la tierra y para que no nos quepa duda del manto divino que nos cubre, recibimos muchas más bendiciones y amor. También nos invita a hacer a un lado los males que nos invaden como el materialismo, agresiones ó egoísmos.

Jesús y su evangelio en calidad de Señor, pastor y amigo es el gran regalo que recibimos y sus sacramentos es el colmo de su amor. Es necesario hacer eco de los bienes celestiales y valorar a Cristo-Jesús para que reine en la inteligencia del humano ¡¡Feliz llegada de nuestro Dios que nos ama, nos bendice y nos ayuda!! Centrémonos en el significado del advenimiento de tan grande cumpleañero y tengamos la Navidad más fecunda de nuestra vida. Por lo tanto cristianicemos el ambiente; no es la fiesta del comercio, ni de la embriaguez o de pachangas. ¡Feliz Navidad a todos!.

Volvemos a revivir la Navidad; es decir, la llegada de Cristo a nuestro mundo; el advenimiento de nuestro poderoso y admirable salvador, “El príncipe de la paz”, “El consejero admirable”, el hijo de nuestro Dios. La profecía de Zacarías anunció: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”.

Su venida tuvo sorprendentes señales y su encarnación grandes misterios. Demostró su divinidad haciendo que los ciegos vieran, los mudos hablarán, los paralíticos caminarán; las tempestades se calmarán, etc. Se manifestó como el único mediador y puente indisoluble entre Dios y los hombres e instituyó para siempre “El reino de los cielos o del bien”. Nos trajo la ley del amor” dirigida especialmente a los extraviados, pecadores y oprimidos, fincada ésta en la aceptación de los unos a los otros con paz y alegría, también cimentada en la ética y moral que debemos de seguir y así poder herir de muerte al imperio del mal.

Además de ser el período más feliz del año, cada Navidad nos fortalece y nos alegra. El espíritu navideño cada año, inunda la Faz de la tierra y para que no nos quepa duda del manto divino que nos cubre, recibimos muchas más bendiciones y amor. También nos invita a hacer a un lado los males que nos invaden como el materialismo, agresiones ó egoísmos.

Jesús y su evangelio en calidad de Señor, pastor y amigo es el gran regalo que recibimos y sus sacramentos es el colmo de su amor. Es necesario hacer eco de los bienes celestiales y valorar a Cristo-Jesús para que reine en la inteligencia del humano ¡¡Feliz llegada de nuestro Dios que nos ama, nos bendice y nos ayuda!! Centrémonos en el significado del advenimiento de tan grande cumpleañero y tengamos la Navidad más fecunda de nuestra vida. Por lo tanto cristianicemos el ambiente; no es la fiesta del comercio, ni de la embriaguez o de pachangas. ¡Feliz Navidad a todos!.