/ domingo 27 de septiembre de 2020

La familia en Cristo, vive mejor

A la vista de todos, la familia es bombardeada todos los días de muchas formas y maneras por cualquier medio. E indiscutiblemente el daño amenaza la estabilidad emocional, moral y espiritual de cada integrante de la misma. Mucho se ha dicho que la familia es el núcleo de la sociedad. Y si es así, entonces seguramente existen muchos hogares en crisis, o mejor dicho, en terapia intensiva, pues a un vuelo de pájaro, nos damos cuenta que la sociedad está totalmente quebrantada. Y que la mayor amenaza para la sociedad es el hombre mismo. Las noticias cada día nos cuentan la tiste historia: Derramamiento de sangre, conflicto, corrupción, pobreza, suicidios, racismo, migración, hambre, virus etc.

La palabra de Dios nos enseña que la enseñanza de la palabra de Dios en el hogar debe ser tema de conversación tanto dentro como fuera de la casa, desde el inicio del día hasta el fin del mismo. Creo que así como está impregnada la sociedad de tantos sinsabores, creo que es tiempo de impregnar todos los ámbitos de la vida. Cambiemos la atmosfera que nos rodea con la palabra de Dios. Cuando enseñamos y vivimos la palabra de Dios en el hogar, los estamos preparando para vivir bien en medio de la sociedad sin salpicarse del lodo del mundo, y damos a la sociedad hombres y mujeres de bien que aman a Dios, aman la vida, aman a su próximo como así mismos. Tal entrenamiento para la vida se hace a cualquier hora y en cualquier lugar. Dice en Deuteronomio 6:7 ““Y estas palabras las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.

Jesús nos enseñó a orar, entre otras cosas “…venga tu reino sobre la tierra y sea hecha tu voluntad…”. Y tierra no es el globo terráqueo. Tierra soy yo. Tierra es mi familia, pues fuimos formados del polvo de la tierra. Entonces la idea es que venga el reino de Dios a mí, a mí familia. Para que el reino de Dios venga a la familia, debemos de presentar a la familia a Dios, y a Dios a la familia. El amor de Dios en el hogar, cambia el hogar, y por ende, cambiara la atmosfera de la sociedad. Y mientras sea hecha la voluntad de Dios en mí vida y en mí familia, las cosas serán mucho mejor. Estimado lector, dejemos que Dios edifique la familia. Dios puede sanar cualquier herida en la familia. Él puede restaurar, renovar o levantar un hogar que ha sido dañado. El reino viene no para que se haga mi voluntad, ni la voluntad del mundo, ni la voluntad de la carne, ni la voluntad del enemigo, sino Su voluntad.

Cuando el reino de Dios es establecido en la familia, el reino del dolor es removido, el reino de los resentimientos es removido, el reino de la soledad es removido, el reino de la tribulación es removido, el reino de la tristeza es removido, y cualquier otro reino que no sea el de Dios, es removido. El reino de Dios se establece con amor, gozo, bienestar, armonía, paz, alegría etc.

Hagamos que la familia viva a la manera del cielo y habrá provisión para toda necesidad. En Mateo 631-33 dice: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Estimado lector crea en Dios, sea feliz en este mundo y u día vaya al cielo.

A la vista de todos, la familia es bombardeada todos los días de muchas formas y maneras por cualquier medio. E indiscutiblemente el daño amenaza la estabilidad emocional, moral y espiritual de cada integrante de la misma. Mucho se ha dicho que la familia es el núcleo de la sociedad. Y si es así, entonces seguramente existen muchos hogares en crisis, o mejor dicho, en terapia intensiva, pues a un vuelo de pájaro, nos damos cuenta que la sociedad está totalmente quebrantada. Y que la mayor amenaza para la sociedad es el hombre mismo. Las noticias cada día nos cuentan la tiste historia: Derramamiento de sangre, conflicto, corrupción, pobreza, suicidios, racismo, migración, hambre, virus etc.

La palabra de Dios nos enseña que la enseñanza de la palabra de Dios en el hogar debe ser tema de conversación tanto dentro como fuera de la casa, desde el inicio del día hasta el fin del mismo. Creo que así como está impregnada la sociedad de tantos sinsabores, creo que es tiempo de impregnar todos los ámbitos de la vida. Cambiemos la atmosfera que nos rodea con la palabra de Dios. Cuando enseñamos y vivimos la palabra de Dios en el hogar, los estamos preparando para vivir bien en medio de la sociedad sin salpicarse del lodo del mundo, y damos a la sociedad hombres y mujeres de bien que aman a Dios, aman la vida, aman a su próximo como así mismos. Tal entrenamiento para la vida se hace a cualquier hora y en cualquier lugar. Dice en Deuteronomio 6:7 ““Y estas palabras las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”.

Jesús nos enseñó a orar, entre otras cosas “…venga tu reino sobre la tierra y sea hecha tu voluntad…”. Y tierra no es el globo terráqueo. Tierra soy yo. Tierra es mi familia, pues fuimos formados del polvo de la tierra. Entonces la idea es que venga el reino de Dios a mí, a mí familia. Para que el reino de Dios venga a la familia, debemos de presentar a la familia a Dios, y a Dios a la familia. El amor de Dios en el hogar, cambia el hogar, y por ende, cambiara la atmosfera de la sociedad. Y mientras sea hecha la voluntad de Dios en mí vida y en mí familia, las cosas serán mucho mejor. Estimado lector, dejemos que Dios edifique la familia. Dios puede sanar cualquier herida en la familia. Él puede restaurar, renovar o levantar un hogar que ha sido dañado. El reino viene no para que se haga mi voluntad, ni la voluntad del mundo, ni la voluntad de la carne, ni la voluntad del enemigo, sino Su voluntad.

Cuando el reino de Dios es establecido en la familia, el reino del dolor es removido, el reino de los resentimientos es removido, el reino de la soledad es removido, el reino de la tribulación es removido, el reino de la tristeza es removido, y cualquier otro reino que no sea el de Dios, es removido. El reino de Dios se establece con amor, gozo, bienestar, armonía, paz, alegría etc.

Hagamos que la familia viva a la manera del cielo y habrá provisión para toda necesidad. En Mateo 631-33 dice: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Estimado lector crea en Dios, sea feliz en este mundo y u día vaya al cielo.