/ viernes 31 de enero de 2020

La autoconfianza: un elemento fundamental para el desarrollo personal

La confianza es un fenómeno esencial para poder fluir y relacionarnos con los demás no sólo la confianza en uno mismo y en las personas más cercanas a nosotros, sino la confianza en el mundo, la desconfianza arruina las posibilidades de la interrelación; por el contrario, si tú confías en ti, crecerás y te desarrollarás.

Para elevar la confianza en sí mismo es importante tener percepción emocional, es decir, reconocer las propias emociones. Las personas que tienen esa percepción, saben qué emociones están sintiendo y por qué; logran relacionar sus sentimientos con lo que piensan, hacen y dicen; reconocen de qué modo sus sentimientos afectan a su desempeño y a aquellos con quienes trabajan y conviven; tienen cierta percepción de sus valores y objetivos.

La confianza es, en cierto sentido, una capacidad emocional de actuar con los otros que tiene un importante reflejo no solo en el lenguaje, cuando hacemos una reflexión sobre aquello que nos produce confianza o desconfianza, encontramos que podemos introducir muchos matices y decidir con más precisión sobre nuestras acciones futuras, tenemos la capacidad de crear el fenómeno de la confianza como contexto ante cada situación, podemos elegir confiar o no confiar, hemos visto que una persona puede incumplir sus promesas en un determinado tiempo, por eso la declaración de confianza puede referirse a un dominio concreto y no afectar a los demás.

En cambio, las personas que confían en sí mismas son decididas sin ser arrogantes o defensivas, y se mantienen firmes en sus decisiones; se presentan de manera segura, tienen presencia; son capaces de expresar opiniones y de exponerse; son eficientes, capaces de enfrentar desafíos, dominar nuevos trabajos y tomar decisiones sensatas incluso bajo presión. Las personas que confían en sí mismas emanan carisma e inspiran confianza en quienes les rodean. Si el compromiso de una persona es ser íntegro, va a vivir buscando ser coherente constantemente y aunque a veces se rompa su coherencia, esto puede ser declarado como una oportunidad de aprendizaje al hacer esto, no estará rompiendo su compromiso con la integridad esto no quiere decir que no vaya a fallar nunca más, significa que, cuando esto ocurra, se dará cuenta, lo admitirá, ofrecerá una reparación y buscará la manera de aprender para, en el futuro, evitar que vuelva a producirse; la confianza genera respeto, una relación en la que no hay comunicación, donde no hay confianza, es una relación sin bases sólidas, destinada a caer un día: si aguanta mucho y crece mucho, esa “casa” cuando caiga, caerá de forma aparatosa y con llevará con su caída dolor; someter no es bueno en ningún caso, limita nuestra creatividad, nuestro amor por los demás, por los que nos rodean, limita nuestra forma de ser convirtiéndonos en algo que no somos; ser sometidos, aún con consentimiento es algo que nos perjudica y lo cuál está dirigido a los sometidos; existen también los que quieren someter, imponer, controlar, y claro que esto no es bueno para los sometidos, pero tampoco para los que intentar someter.

Querer controlar, es desconfiar de las posibilidades personales, desconfiar de uno mismo, eso es lo que los hace querer controlar todo lo que ocurre a su alrededor y si se fuerza demasiado esta realidad se puede crear una forma de ver la vida ajena a la realidad que existe, creando las prioridades y bases morales siempre justificando ese sometimiento.

La confianza es un fenómeno esencial para poder fluir y relacionarnos con los demás no sólo la confianza en uno mismo y en las personas más cercanas a nosotros, sino la confianza en el mundo, la desconfianza arruina las posibilidades de la interrelación; por el contrario, si tú confías en ti, crecerás y te desarrollarás.

Para elevar la confianza en sí mismo es importante tener percepción emocional, es decir, reconocer las propias emociones. Las personas que tienen esa percepción, saben qué emociones están sintiendo y por qué; logran relacionar sus sentimientos con lo que piensan, hacen y dicen; reconocen de qué modo sus sentimientos afectan a su desempeño y a aquellos con quienes trabajan y conviven; tienen cierta percepción de sus valores y objetivos.

La confianza es, en cierto sentido, una capacidad emocional de actuar con los otros que tiene un importante reflejo no solo en el lenguaje, cuando hacemos una reflexión sobre aquello que nos produce confianza o desconfianza, encontramos que podemos introducir muchos matices y decidir con más precisión sobre nuestras acciones futuras, tenemos la capacidad de crear el fenómeno de la confianza como contexto ante cada situación, podemos elegir confiar o no confiar, hemos visto que una persona puede incumplir sus promesas en un determinado tiempo, por eso la declaración de confianza puede referirse a un dominio concreto y no afectar a los demás.

En cambio, las personas que confían en sí mismas son decididas sin ser arrogantes o defensivas, y se mantienen firmes en sus decisiones; se presentan de manera segura, tienen presencia; son capaces de expresar opiniones y de exponerse; son eficientes, capaces de enfrentar desafíos, dominar nuevos trabajos y tomar decisiones sensatas incluso bajo presión. Las personas que confían en sí mismas emanan carisma e inspiran confianza en quienes les rodean. Si el compromiso de una persona es ser íntegro, va a vivir buscando ser coherente constantemente y aunque a veces se rompa su coherencia, esto puede ser declarado como una oportunidad de aprendizaje al hacer esto, no estará rompiendo su compromiso con la integridad esto no quiere decir que no vaya a fallar nunca más, significa que, cuando esto ocurra, se dará cuenta, lo admitirá, ofrecerá una reparación y buscará la manera de aprender para, en el futuro, evitar que vuelva a producirse; la confianza genera respeto, una relación en la que no hay comunicación, donde no hay confianza, es una relación sin bases sólidas, destinada a caer un día: si aguanta mucho y crece mucho, esa “casa” cuando caiga, caerá de forma aparatosa y con llevará con su caída dolor; someter no es bueno en ningún caso, limita nuestra creatividad, nuestro amor por los demás, por los que nos rodean, limita nuestra forma de ser convirtiéndonos en algo que no somos; ser sometidos, aún con consentimiento es algo que nos perjudica y lo cuál está dirigido a los sometidos; existen también los que quieren someter, imponer, controlar, y claro que esto no es bueno para los sometidos, pero tampoco para los que intentar someter.

Querer controlar, es desconfiar de las posibilidades personales, desconfiar de uno mismo, eso es lo que los hace querer controlar todo lo que ocurre a su alrededor y si se fuerza demasiado esta realidad se puede crear una forma de ver la vida ajena a la realidad que existe, creando las prioridades y bases morales siempre justificando ese sometimiento.