/ lunes 5 de julio de 2021

Intrigas | Pequeño ajuste

PROFESOR PUEBLINO: Varios supermercados han sido sorprendidos haciendo “pequeños ajustes”, etiquetando el peso de la carne con un número más alto de lo que la balanza realmente lee. Es decir, Los supermercados ponen las etiquetas incorrectas en los paquetes de carnes.

LUPITA: Un error inocente.

PROFESOR PUEBLINO: Mentir sobre el precio es sólo una de las maneras de elevar los costos. También pesan tanto la carne como el paquete en el que se encuentra. A veces también cubren la carne con hielo para añadir unos centavitos extras.

PRIMITIVO: ¡Que tanto es tantito! ¡Hombre!

PROFESOR PUEBLINO: Si te das cuenta, están engañando a cientos de clientes al día.

TODOS: ¡Cierto!

PROFESOR PUEBLINO: Otra escurridiza forma en que los supermercados te cobran más por la carne es envasándola en una solución acuosa.

PANCRACIO: Le da a la carne un sabor mejor y más profundo.

PROFESOR PUEBLINO: Eso es una tontería. El agua es prácticamente gratis para el supermercado por lo que pueden poner todo lo que quieran de ella en los paquetes de carne para aumentar el peso por unidades sin gastar un centavo.

SOLEDAD: ¿¡No pagan agua!?

PROFESOR PUEBLINO: Los supermercados utilizan este mismo truco cuando se trata de productos agrícolas también. Mientras que el primer beneficio de rociar el producto con agua periódicamente es que los mantiene con aspecto fresco y atractivo. El segundo beneficio, y el más importante es que cuanto más húmedo están las futras y verduras, más le cuestan al consumidor. Esta estafa puede aumentar el precio de los productos por kilo hasta un 25%. A menudo se hace lo mismo con los mariscos. Los niveles de humedad de los mariscos, superan con creces los estándares de la industria. Está claro que el fraude de los mariscos no es sólo una casualidad, sino que se extiende por todos los supermercados. Es una práctica que tiene lugar en todos lados. A la gente se le estafa con el pescado, el cual de por si es caro, cuando el distribuidor cambia un pescado por otra variedad menos costosa.

INDALECIO: Pero, es fácil distinguir una mojarra de una carpa o tilapia.

PROFESOR PUEBLINO: Teniendo en cuenta que la mayoría de los pescados blancos se ven bastante similares luego de ser cortados en filetes, los supermercados y restaurantes pueden vender casi cualquier cosa, etiquetándolo de otra manera, algo que de hecho hacen con frecuencia. Esta operación ocurre el 90% de las veces y todo porque el cliente no es experto en pescado y no puede distinguir uno de otro. Adivina quién se lleva todo el dinero extra ganado en esa transacción clandestina.

TODOS: ¡El supermercado!

PROFESOR PUEBLINO: Así es. Has comprado bolsas de papas en el supermercado, sólo para llegar a tu casa y encontrar que la mitad estaban podridas. Compraste tomate y descubriste más tarde que los que estaban en el fondo estaban aplastados o podridos. Nada de eso es un accidente. Los supermercados arreglan los alimentos convenientemente para que las partes defectuosas queden escondidas entre las partes buenas, al menos el tiempo suficiente para que el cliente ya haya realizado la compra.

MORAIMA: Se pueden devolver y obtener un reembolso.

PROFESOR PUEBLINO: El supermercado sabe que el cliente es demasiado perezoso para hacerlo. Manejar el camino de regreso y hacer la fila frente a la oficina de devoluciones, es una molestia demasiado grande. Así que no vale la pena. Ese el tipo de pensamiento que hace que los supermercados se aprovechen de ti.

TODOS: ¡Aprovechados! ¡Estafadores! ¡¿Pequeños ajustes?

PROFESOR PUEBLINO: Varios supermercados han sido sorprendidos haciendo “pequeños ajustes”, etiquetando el peso de la carne con un número más alto de lo que la balanza realmente lee. Es decir, Los supermercados ponen las etiquetas incorrectas en los paquetes de carnes.

LUPITA: Un error inocente.

PROFESOR PUEBLINO: Mentir sobre el precio es sólo una de las maneras de elevar los costos. También pesan tanto la carne como el paquete en el que se encuentra. A veces también cubren la carne con hielo para añadir unos centavitos extras.

PRIMITIVO: ¡Que tanto es tantito! ¡Hombre!

PROFESOR PUEBLINO: Si te das cuenta, están engañando a cientos de clientes al día.

TODOS: ¡Cierto!

PROFESOR PUEBLINO: Otra escurridiza forma en que los supermercados te cobran más por la carne es envasándola en una solución acuosa.

PANCRACIO: Le da a la carne un sabor mejor y más profundo.

PROFESOR PUEBLINO: Eso es una tontería. El agua es prácticamente gratis para el supermercado por lo que pueden poner todo lo que quieran de ella en los paquetes de carne para aumentar el peso por unidades sin gastar un centavo.

SOLEDAD: ¿¡No pagan agua!?

PROFESOR PUEBLINO: Los supermercados utilizan este mismo truco cuando se trata de productos agrícolas también. Mientras que el primer beneficio de rociar el producto con agua periódicamente es que los mantiene con aspecto fresco y atractivo. El segundo beneficio, y el más importante es que cuanto más húmedo están las futras y verduras, más le cuestan al consumidor. Esta estafa puede aumentar el precio de los productos por kilo hasta un 25%. A menudo se hace lo mismo con los mariscos. Los niveles de humedad de los mariscos, superan con creces los estándares de la industria. Está claro que el fraude de los mariscos no es sólo una casualidad, sino que se extiende por todos los supermercados. Es una práctica que tiene lugar en todos lados. A la gente se le estafa con el pescado, el cual de por si es caro, cuando el distribuidor cambia un pescado por otra variedad menos costosa.

INDALECIO: Pero, es fácil distinguir una mojarra de una carpa o tilapia.

PROFESOR PUEBLINO: Teniendo en cuenta que la mayoría de los pescados blancos se ven bastante similares luego de ser cortados en filetes, los supermercados y restaurantes pueden vender casi cualquier cosa, etiquetándolo de otra manera, algo que de hecho hacen con frecuencia. Esta operación ocurre el 90% de las veces y todo porque el cliente no es experto en pescado y no puede distinguir uno de otro. Adivina quién se lleva todo el dinero extra ganado en esa transacción clandestina.

TODOS: ¡El supermercado!

PROFESOR PUEBLINO: Así es. Has comprado bolsas de papas en el supermercado, sólo para llegar a tu casa y encontrar que la mitad estaban podridas. Compraste tomate y descubriste más tarde que los que estaban en el fondo estaban aplastados o podridos. Nada de eso es un accidente. Los supermercados arreglan los alimentos convenientemente para que las partes defectuosas queden escondidas entre las partes buenas, al menos el tiempo suficiente para que el cliente ya haya realizado la compra.

MORAIMA: Se pueden devolver y obtener un reembolso.

PROFESOR PUEBLINO: El supermercado sabe que el cliente es demasiado perezoso para hacerlo. Manejar el camino de regreso y hacer la fila frente a la oficina de devoluciones, es una molestia demasiado grande. Así que no vale la pena. Ese el tipo de pensamiento que hace que los supermercados se aprovechen de ti.

TODOS: ¡Aprovechados! ¡Estafadores! ¡¿Pequeños ajustes?