/ viernes 29 de enero de 2021

Instancia de la Mujer | Catalejo de templanza

Escucho el golpetear del viento en mi ventana, cuya permanencia oculta e imperceptible permite se filtren sonidos, imágenes, memorias que hoy se hacen patentes y visibles. Los pájaros entonan melodías armoniosas, la naturaleza presenta su concierto matutino.

Hay pinceladas de luces, colores, despliegue de rosas, sueños de alquimia, que van tras el futuro. Día y noche siguen su curso inexorable, el reloj avanza…Pero los viajeros en el tiempo ¡Hemos detenido el camino!

En el plenilunio de la nada el libro que conforma las historias de vida mueve sus páginas al ritmo que oscila el viento, algunas arrancadas de tajo o se han salpicado con la escarcha del destino. Bitácora de sentimientos, silencios inéditos, Inquietud instantánea y gotas invisibles de humildad al reconocer el veneno gigante que se ha esparcido por la humanidad.

Geografías del amor separadas, incompletas, unidas por la adversidad e infortunio; conexiones y percepciones de estadísticas reflejan un panorama sombrío.

La complejidad de esquemas de comportamiento a través del microscopio de la realidad buscan un espacio de reunión y convergencia, encontrándolo en las letras y el mundo digital.

Como un acueducto que lava y purifica, explotando los instantes de versatilidad, brindando calma y templanza al pensamiento; esparciendo fragancias cuyo aroma de tranquilidad los sentidos se enaltecen, la percepción se agudiza, reconociéndose humano, frágil, de arcilla quebradiza, reconstruyendo ideas, emociones y sentimientos, arropados en el alma y transportados por el tiempo desaloja los miedos y quebrantos.

Encierra con cerrojos los fantasmas de la duda ¡Levántate! ¡Despliega tus alas y emprende el vuelo!

Es momento de reajustes en ámbitos de vida, no sirve quejarse sin cambiar esquemas, sirve de espejo, utópico y loable.

Eres arquitecto, que construyes sueños y caminos, sé cómo el naranjo que perfuma el aire.

Autora: María del Refugio Sandoval Olivas


Escucho el golpetear del viento en mi ventana, cuya permanencia oculta e imperceptible permite se filtren sonidos, imágenes, memorias que hoy se hacen patentes y visibles. Los pájaros entonan melodías armoniosas, la naturaleza presenta su concierto matutino.

Hay pinceladas de luces, colores, despliegue de rosas, sueños de alquimia, que van tras el futuro. Día y noche siguen su curso inexorable, el reloj avanza…Pero los viajeros en el tiempo ¡Hemos detenido el camino!

En el plenilunio de la nada el libro que conforma las historias de vida mueve sus páginas al ritmo que oscila el viento, algunas arrancadas de tajo o se han salpicado con la escarcha del destino. Bitácora de sentimientos, silencios inéditos, Inquietud instantánea y gotas invisibles de humildad al reconocer el veneno gigante que se ha esparcido por la humanidad.

Geografías del amor separadas, incompletas, unidas por la adversidad e infortunio; conexiones y percepciones de estadísticas reflejan un panorama sombrío.

La complejidad de esquemas de comportamiento a través del microscopio de la realidad buscan un espacio de reunión y convergencia, encontrándolo en las letras y el mundo digital.

Como un acueducto que lava y purifica, explotando los instantes de versatilidad, brindando calma y templanza al pensamiento; esparciendo fragancias cuyo aroma de tranquilidad los sentidos se enaltecen, la percepción se agudiza, reconociéndose humano, frágil, de arcilla quebradiza, reconstruyendo ideas, emociones y sentimientos, arropados en el alma y transportados por el tiempo desaloja los miedos y quebrantos.

Encierra con cerrojos los fantasmas de la duda ¡Levántate! ¡Despliega tus alas y emprende el vuelo!

Es momento de reajustes en ámbitos de vida, no sirve quejarse sin cambiar esquemas, sirve de espejo, utópico y loable.

Eres arquitecto, que construyes sueños y caminos, sé cómo el naranjo que perfuma el aire.

Autora: María del Refugio Sandoval Olivas