/ martes 25 de enero de 2022

Idealismo en una Realidad | Vicente Fernández, uno de los Cuatro Grandes

Chente Fernández se fue como uno de los cuatro grandes de la canción vernácula mexicana. Junto a Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, impulsó el bolero ranchero y romántico, llenando una época brillante en el ánimo de los mexicanos, que admiramos su trayectoria posicionándolos como los ídolos más populares en el medio ambiente musical. Desde luego hay que destacar de entre ellos la calidad artística y actoral de Pedro Infante, quien tuvo un lugar especialísimo como el consentido del pueblo de México por su carisma y sencillez, características que lo llevaron a consagrase como el actor y cantante más popular, cuando aún no llegaba la televisión a la mayoría de los hogares mexicanos y el cine y la radio eran los medios electrónicos más comunes entre la población.

En las últimas décadas, Vicente Fernández fue quizá el cantante que más interpretaciones realizó, sin embargo no tuvo la calidad actoral de los otros tres, pero por muchos años ocupó el lugar indiscutible como el primer charro mexicano, llevando la música folclórica a todo el grueso de la población y siendo el representante a nivel internacional de la música mexicana.

Jorge Negrete, después del cantante Tito Guizar, cubrió una época con su voz bravía, que le cantó principalmente a Jalisco canciones que decían: “Allá en el rancho grande, allá donde vivía, había una rancherita que alegre me decía, que alegre me decía” y otra que decía: “Hay Jalisco, Jalisco tú tienes tu novia que es Guadalajara, muchachas bonitas, que lindas de cara, así son las hembras de Guadalajara”.

El gran Pedro Infante por su parte, hizo famosas: “Por lejos que te vayas, un día te alcanzaré, por mucho que te escondas al fin te encontraré” y otra que decía: “Sembré una flor sin interés, yo la sembré para ver si era formal, a los tres días que la dejé de regar, al volver ya estaba seca, ya no quiso retoñar”.

Javier Solís, quien también falleció muy joven y en la plenitud de su carrera, cantaba: “Tu eres lo que soñé, por eso me enamoré” o aquella en que decía: “En tu pelo tengo yo el cielo y en tus labios el calor del fuego, por eso me muero, me muero”.

De las canciones de Vicente Fernández, que hizo famosas y conocidas por todos nosotros y desde sus inicios, una muy grabada en el colectivo reza: “Gravé en la penca de un maguey tu nombre, unido al mío, entrelazados” y en los años finales de su trayectoria: “Estos celos me hacen daño, me enloquecen”, y uno de sus últimos éxitos: “Hablando de mujeres y traiciones se fueron consumiendo las botellas”.

Como dato curiosos, Vicente, quien fue devoto de la virgen de Guadalupe, falleció precisamente un doce de diciembre, pero no acudió en ninguna ocasión a cantar las tradicionales mañanitas a nuestra guadalupana como algunos cantantes famosos lo hacen cada año en la Basílica de nuestra Señora de Guadalupe.

A título personal creo que quien estaba avocado para tomar el lugar de Vicente Fernández, después de que falleciera Javier Solís, era sin duda el parralense Carlos Isaac Lara, por su calidad de voz, pero lamentablemente falleció joven y quien en su momento mereció elogios del propio Vicente Fernández por su interpretación de la conocida y famosa canción “Mi amigo el Tordillo”.


Queda en el ambiente la idea de quién será el sucesor representante de la canción vernácula mexicana.


C. José Félix Bueno | Político / Activista social

Chente Fernández se fue como uno de los cuatro grandes de la canción vernácula mexicana. Junto a Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, impulsó el bolero ranchero y romántico, llenando una época brillante en el ánimo de los mexicanos, que admiramos su trayectoria posicionándolos como los ídolos más populares en el medio ambiente musical. Desde luego hay que destacar de entre ellos la calidad artística y actoral de Pedro Infante, quien tuvo un lugar especialísimo como el consentido del pueblo de México por su carisma y sencillez, características que lo llevaron a consagrase como el actor y cantante más popular, cuando aún no llegaba la televisión a la mayoría de los hogares mexicanos y el cine y la radio eran los medios electrónicos más comunes entre la población.

En las últimas décadas, Vicente Fernández fue quizá el cantante que más interpretaciones realizó, sin embargo no tuvo la calidad actoral de los otros tres, pero por muchos años ocupó el lugar indiscutible como el primer charro mexicano, llevando la música folclórica a todo el grueso de la población y siendo el representante a nivel internacional de la música mexicana.

Jorge Negrete, después del cantante Tito Guizar, cubrió una época con su voz bravía, que le cantó principalmente a Jalisco canciones que decían: “Allá en el rancho grande, allá donde vivía, había una rancherita que alegre me decía, que alegre me decía” y otra que decía: “Hay Jalisco, Jalisco tú tienes tu novia que es Guadalajara, muchachas bonitas, que lindas de cara, así son las hembras de Guadalajara”.

El gran Pedro Infante por su parte, hizo famosas: “Por lejos que te vayas, un día te alcanzaré, por mucho que te escondas al fin te encontraré” y otra que decía: “Sembré una flor sin interés, yo la sembré para ver si era formal, a los tres días que la dejé de regar, al volver ya estaba seca, ya no quiso retoñar”.

Javier Solís, quien también falleció muy joven y en la plenitud de su carrera, cantaba: “Tu eres lo que soñé, por eso me enamoré” o aquella en que decía: “En tu pelo tengo yo el cielo y en tus labios el calor del fuego, por eso me muero, me muero”.

De las canciones de Vicente Fernández, que hizo famosas y conocidas por todos nosotros y desde sus inicios, una muy grabada en el colectivo reza: “Gravé en la penca de un maguey tu nombre, unido al mío, entrelazados” y en los años finales de su trayectoria: “Estos celos me hacen daño, me enloquecen”, y uno de sus últimos éxitos: “Hablando de mujeres y traiciones se fueron consumiendo las botellas”.

Como dato curiosos, Vicente, quien fue devoto de la virgen de Guadalupe, falleció precisamente un doce de diciembre, pero no acudió en ninguna ocasión a cantar las tradicionales mañanitas a nuestra guadalupana como algunos cantantes famosos lo hacen cada año en la Basílica de nuestra Señora de Guadalupe.

A título personal creo que quien estaba avocado para tomar el lugar de Vicente Fernández, después de que falleciera Javier Solís, era sin duda el parralense Carlos Isaac Lara, por su calidad de voz, pero lamentablemente falleció joven y quien en su momento mereció elogios del propio Vicente Fernández por su interpretación de la conocida y famosa canción “Mi amigo el Tordillo”.


Queda en el ambiente la idea de quién será el sucesor representante de la canción vernácula mexicana.


C. José Félix Bueno | Político / Activista social