/ martes 9 de febrero de 2021

Idealismo en una realidad | San Lucas, médico y pintor artístico

Al leer a éste personaje evangelista del nuevo testamento del siglo I, sabremos que no era judío sino griego, que no aparecía entre los colaboradores de San Pablo de aquella raza, sólo se sabe que lo acompañaba en el trabajo de evangelización junto a Marcos, Aristarco y Emas, quienes compartían sus fatigas en los recorridos de la fundación de las iglesias, pero además, Lucas cuidaba de la quebrantada salud de Saulo, posteriormente también llamado San Pablo, por lo cual, en aquel grupo, se le apodaba como el “Médico amado”; aún soltero, había aparecido en ese escenario por acompañarlo en todos sus recorridos. Es lógico entender que Lucas no conoció a Jesús, por vivir en una época después de la muerte y crucifixión de nuestro Señor, por lo que sólo se basaba para sus escritos, en los hechos de lo que la gente había oído hablar.

Es el autor del Tercer Evangelio y de los hechos de los apóstoles, y fue quien visitó a Saulo en la prisión cuando éste fue acusado de haber sido el autor del incendio a Roma. Fue también aficionado a la pintura artística, ya que pintó a la Virgen María y aunque se le señalaba de no conocer los verdaderos rasgos físicos de la madre de Dios, algunos pintores en épocas posteriores se inspiraron en el trabajo artístico de Lucas.

El prólogo del evangelio de Lucas dice que él escribía para que los cristianos conociesen las verdades en las que habían sido instruidos, pues era ante todo, un historiador y lo hacía principalmente para los griegos, ya que él mismo relataba las fuentes de sus investigaciones. A él debemos el relato detallado de la anunciación de la visita de María a su prima Isabel y de los viajes de Jesucristo a Jerusalén, así como las narraciones de seis milagros y dieciocho parábolas que otros evangelistas no mencionan, por ejemplo, los hechos que escribió como una especie de apéndice de sus escritos, para dejarnos un relato auténtico de las maravillas de la fundación de las iglesias y de algunos milagros obrados por Jesús, así como algunas de las actividades de los apóstoles, después de la ascensión del Señor a los cielos.

San Lucas fue el único que acompañó en sus últimos días a San Pablo y en efecto, fue portador de las famosas palabras que Pablo envió a Timoteo diciéndole: “se acerca la hora de mi muerte, he dado un buen combate”.

Otro personaje, San Gregorio de Lizazo, quien murió en el año 390, refiere que San Lucas fue mártir y que el emperador Constantino II, fallecido en el año 361, mandó trasladar de Tebas de Beocia a Constantinopla, las supuestas reliquias de Lucas el Evangelista.

Se le ubica como el patrono de los médicos y de los pintores artísticos, cosa que quizá muchos miembros de éste gremio ignoran.

Febrero 2021

Al leer a éste personaje evangelista del nuevo testamento del siglo I, sabremos que no era judío sino griego, que no aparecía entre los colaboradores de San Pablo de aquella raza, sólo se sabe que lo acompañaba en el trabajo de evangelización junto a Marcos, Aristarco y Emas, quienes compartían sus fatigas en los recorridos de la fundación de las iglesias, pero además, Lucas cuidaba de la quebrantada salud de Saulo, posteriormente también llamado San Pablo, por lo cual, en aquel grupo, se le apodaba como el “Médico amado”; aún soltero, había aparecido en ese escenario por acompañarlo en todos sus recorridos. Es lógico entender que Lucas no conoció a Jesús, por vivir en una época después de la muerte y crucifixión de nuestro Señor, por lo que sólo se basaba para sus escritos, en los hechos de lo que la gente había oído hablar.

Es el autor del Tercer Evangelio y de los hechos de los apóstoles, y fue quien visitó a Saulo en la prisión cuando éste fue acusado de haber sido el autor del incendio a Roma. Fue también aficionado a la pintura artística, ya que pintó a la Virgen María y aunque se le señalaba de no conocer los verdaderos rasgos físicos de la madre de Dios, algunos pintores en épocas posteriores se inspiraron en el trabajo artístico de Lucas.

El prólogo del evangelio de Lucas dice que él escribía para que los cristianos conociesen las verdades en las que habían sido instruidos, pues era ante todo, un historiador y lo hacía principalmente para los griegos, ya que él mismo relataba las fuentes de sus investigaciones. A él debemos el relato detallado de la anunciación de la visita de María a su prima Isabel y de los viajes de Jesucristo a Jerusalén, así como las narraciones de seis milagros y dieciocho parábolas que otros evangelistas no mencionan, por ejemplo, los hechos que escribió como una especie de apéndice de sus escritos, para dejarnos un relato auténtico de las maravillas de la fundación de las iglesias y de algunos milagros obrados por Jesús, así como algunas de las actividades de los apóstoles, después de la ascensión del Señor a los cielos.

San Lucas fue el único que acompañó en sus últimos días a San Pablo y en efecto, fue portador de las famosas palabras que Pablo envió a Timoteo diciéndole: “se acerca la hora de mi muerte, he dado un buen combate”.

Otro personaje, San Gregorio de Lizazo, quien murió en el año 390, refiere que San Lucas fue mártir y que el emperador Constantino II, fallecido en el año 361, mandó trasladar de Tebas de Beocia a Constantinopla, las supuestas reliquias de Lucas el Evangelista.

Se le ubica como el patrono de los médicos y de los pintores artísticos, cosa que quizá muchos miembros de éste gremio ignoran.

Febrero 2021