/ martes 10 de mayo de 2022

Idealismo en una Realidad | Maravillosas mujeres madres

Maravillosas mujeres, valientes y guerreras, quienes comparten su divina función de la maternidad con la de nuestra amada Virgen María, por quien a través de su milagrosa concepción, tuvo lugar el nacimiento de Jesús hijo de Dios.

De su vientre procede la vida, la continuidad de la humanidad, de un proceso naturalmente biológico, pero también maravillosamente divino y asombroso, dado solamente por Dios en su infinita grandeza.

En este día especial las celebramos para reconocer en ellas al Ser más querido y admirado en el mundo; celebrar su contribución a la procreación y formación de nuevos seres humanos, seres que vienen a enriquecer y a renovar nuestro mundo, con la esperanza de seguir fortaleciendo a la sociedad, a las instituciones, a la ciencia, a la política y seguir realizando el increíble desarrollo y el necesario progreso de los pueblos. Nuevos seres que nos traen la esperanza que cada día necesitamos para vivir.

Maravillosas mujeres que nos han dado la vida, pero además nos han dado su vida, porque gracias a ellas somos lo que somos, logramos lo que logramos, valoramos lo que valoramos, porque cada uno de nosotros guardamos con gran amor el recuerdo de sus palabras, de sus consejos y también de sus regaños, gracias a los cuales aprendimos las reglas básicas de la buena convivencia con nuestro semejantes.

Merecen todo nuestro respeto y admiración quienes han sabido además ser hijas, hermanas, esposas, trabajadoras, maestras, doctoras, enfermeras, ingenieros, jueces y que han trabajado duro para llegar a escalar posiciones en la sociedad, en las empresas, en la política, etc.; posiciones que antes sólo eran destinadas para el hombre, pero que hoy ellas han igualado a base de esfuerzo, de capacidad, de estudio, y que poco a poco, han logrado y siguen logrando éxitos, sin descuidar su principal función, que es la de formar personas sanas y felices.

Merecen también todo nuestro reconocimiento, quienes en su decisión de ser madres, aceptan el cambio en su vida, en sus prioridades, en sus responsabilidades, en su estilo de vida, en sus emociones, en sus pensamientos, en sus decisiones, y aunque haya excepciones, lo hacen con ese gran don que les ha sido dado, de amor incondicional y de inteligencia maternal.

No hay que descartar a otro sector también muy importante de mujeres, quienes por decisión propias o por motivos de la naturaleza no son madres, porque han tomado el camino de desarrollarse en otro ámbitos de su vida como el empresarial o profesional, pero que por vocación también contribuyen fuera del hogar para aportar su instinto de mujer hacia los demás, como alumnos, pacientes, sobrinos, ahijados, lo cual las enaltece por su espíritu de superación, pero también por su espíritu de amor hacia quienes forman parte de su vida.

Por eso hoy, un año más, tenemos la gran bendición de celebrar a nuestras madres, presentes y ausentes, en este gran día, con acciones de amor y respeto hacia ellas, para hacerlas sentirse valiosas, amadas, necesarias y admiradas.


C. José Félix Bueno | Político

Maravillosas mujeres, valientes y guerreras, quienes comparten su divina función de la maternidad con la de nuestra amada Virgen María, por quien a través de su milagrosa concepción, tuvo lugar el nacimiento de Jesús hijo de Dios.

De su vientre procede la vida, la continuidad de la humanidad, de un proceso naturalmente biológico, pero también maravillosamente divino y asombroso, dado solamente por Dios en su infinita grandeza.

En este día especial las celebramos para reconocer en ellas al Ser más querido y admirado en el mundo; celebrar su contribución a la procreación y formación de nuevos seres humanos, seres que vienen a enriquecer y a renovar nuestro mundo, con la esperanza de seguir fortaleciendo a la sociedad, a las instituciones, a la ciencia, a la política y seguir realizando el increíble desarrollo y el necesario progreso de los pueblos. Nuevos seres que nos traen la esperanza que cada día necesitamos para vivir.

Maravillosas mujeres que nos han dado la vida, pero además nos han dado su vida, porque gracias a ellas somos lo que somos, logramos lo que logramos, valoramos lo que valoramos, porque cada uno de nosotros guardamos con gran amor el recuerdo de sus palabras, de sus consejos y también de sus regaños, gracias a los cuales aprendimos las reglas básicas de la buena convivencia con nuestro semejantes.

Merecen todo nuestro respeto y admiración quienes han sabido además ser hijas, hermanas, esposas, trabajadoras, maestras, doctoras, enfermeras, ingenieros, jueces y que han trabajado duro para llegar a escalar posiciones en la sociedad, en las empresas, en la política, etc.; posiciones que antes sólo eran destinadas para el hombre, pero que hoy ellas han igualado a base de esfuerzo, de capacidad, de estudio, y que poco a poco, han logrado y siguen logrando éxitos, sin descuidar su principal función, que es la de formar personas sanas y felices.

Merecen también todo nuestro reconocimiento, quienes en su decisión de ser madres, aceptan el cambio en su vida, en sus prioridades, en sus responsabilidades, en su estilo de vida, en sus emociones, en sus pensamientos, en sus decisiones, y aunque haya excepciones, lo hacen con ese gran don que les ha sido dado, de amor incondicional y de inteligencia maternal.

No hay que descartar a otro sector también muy importante de mujeres, quienes por decisión propias o por motivos de la naturaleza no son madres, porque han tomado el camino de desarrollarse en otro ámbitos de su vida como el empresarial o profesional, pero que por vocación también contribuyen fuera del hogar para aportar su instinto de mujer hacia los demás, como alumnos, pacientes, sobrinos, ahijados, lo cual las enaltece por su espíritu de superación, pero también por su espíritu de amor hacia quienes forman parte de su vida.

Por eso hoy, un año más, tenemos la gran bendición de celebrar a nuestras madres, presentes y ausentes, en este gran día, con acciones de amor y respeto hacia ellas, para hacerlas sentirse valiosas, amadas, necesarias y admiradas.


C. José Félix Bueno | Político