/ martes 17 de mayo de 2022

Idealismo en una Realidad | Las Luciérnagas

Me voy a referir a estos extraordinarios insectos que en su tipo tienen la capacidad de reflejar luz, que sale de su pancita reluciente producto de una coraza luminosa que las cubre, lo que para quien escribe, resultaba admirable cuando en una maravillosa época de mi vida, estos pequeños bichos representaban la oportunidad de sentir una gran admiración y curiosidad.

La luz natural que proyectan es un espectáculo sorprendente de la naturaleza, porque se concentran sólo por las noches, en las temporadas de verano, en un hábitat donde reina la oscuridad, lo cual nos ofrecía un espectáculo maravilloso en nuestra niñez, que en grupos de amigos acudíamos a lugares apartados de la ciudad para investigar con mucha alegría y diversión también, el proceso mediante el cual generaban la luz.

Estos pequeños insectos, que durante el día no son perceptibles por la claridad de los rayos solares, son considerados seres de luz en la oscuridad, que emiten su luz propia natural, que procede de un sistema interno que pareciera producto del avance de alguna tecnología, pero que no es así, porque ellos brillan con luz propia, por ese maravilloso proceso natural con el que cuentan, también son considerados como animales mágicos, portadores de buenas noticias y buenos augurios.

Como ellas, existen también otros tipos de insectos que tienen esta misma función, sin embargo quiero destacar a estos maravillosos y admirables animalitos de la naturaleza, porque me traen gratos recuerdos de mi infancia, donde en lugares del campo, alejados de la iluminación artificial en la ciudad, que dicho sea de paso, pocos lugares contaban con esta iluminación, donde reinaba la oscuridad, acudíamos un grupo de amigos a deleitarnos persiguiéndolas para atraparlas y observar este fenómeno de la luz, y ya en nuestras manos, era admirable que al contacto con ellas, no nos causaba algún daño o quemadura; nunca buscamos destruirlas, únicamente nos movía la curiosidad de observarlas y poder entender ese raro y maravilloso brillo de luz, para luego soltarlas.

La maravillosa época de mi niñez pasó en juegos y aventuras como ésta, sin adelantos en tecnología, sin televisión, con una radio que apenas empezaba, pero que no era aún del interés para unos niños que buscaban diversión y aventuras; qué decir del impensable internet y las redes sociales, en una grandiosa época donde disfrutábamos de estos espectáculos nocturnos de las luciérnagas, que deleitaban nuestra vista, nuestra capacidad de asombro y que nos llenaba de momentos de alegría y mucha diversión, sin necesidad de objetos externos para nuestro entretenimiento, tan sólo disfrutar su extraordinaria capacidad para admirarnos.

La efímera visión terminaba ya entrada la noche y el hermoso espectáculo de las luciérnagas sólo nos dejaba una sensación gratificante de haber sido testigos de una maravilla de la naturaleza, tocando de alguna manera nuestras almas, que ahora que lo pienso, era como tener una experiencia casi divina, que nos acercaba a Dios.

Sabemos y entendemos que la naturaleza tiene el poder de maravillarnos, sin embargo hemos perdido la capacidad de disfrutar del contacto con ella, de lo que a diario nos ofrece; hemos perdido la capacidad de admiración por los fenómenos naturales que suceden a nuestro alrededor como estos animalitos o bien una puesta de sol, perdidos en otro tipo de actividades, en las cosas materiales, en las noticias trágicas y desagradables, y en una tecnología que ya nos atrapó, a través de los teléfonos inteligentes y las redes sociales.


C. José Félix Bueno | Político

Me voy a referir a estos extraordinarios insectos que en su tipo tienen la capacidad de reflejar luz, que sale de su pancita reluciente producto de una coraza luminosa que las cubre, lo que para quien escribe, resultaba admirable cuando en una maravillosa época de mi vida, estos pequeños bichos representaban la oportunidad de sentir una gran admiración y curiosidad.

La luz natural que proyectan es un espectáculo sorprendente de la naturaleza, porque se concentran sólo por las noches, en las temporadas de verano, en un hábitat donde reina la oscuridad, lo cual nos ofrecía un espectáculo maravilloso en nuestra niñez, que en grupos de amigos acudíamos a lugares apartados de la ciudad para investigar con mucha alegría y diversión también, el proceso mediante el cual generaban la luz.

Estos pequeños insectos, que durante el día no son perceptibles por la claridad de los rayos solares, son considerados seres de luz en la oscuridad, que emiten su luz propia natural, que procede de un sistema interno que pareciera producto del avance de alguna tecnología, pero que no es así, porque ellos brillan con luz propia, por ese maravilloso proceso natural con el que cuentan, también son considerados como animales mágicos, portadores de buenas noticias y buenos augurios.

Como ellas, existen también otros tipos de insectos que tienen esta misma función, sin embargo quiero destacar a estos maravillosos y admirables animalitos de la naturaleza, porque me traen gratos recuerdos de mi infancia, donde en lugares del campo, alejados de la iluminación artificial en la ciudad, que dicho sea de paso, pocos lugares contaban con esta iluminación, donde reinaba la oscuridad, acudíamos un grupo de amigos a deleitarnos persiguiéndolas para atraparlas y observar este fenómeno de la luz, y ya en nuestras manos, era admirable que al contacto con ellas, no nos causaba algún daño o quemadura; nunca buscamos destruirlas, únicamente nos movía la curiosidad de observarlas y poder entender ese raro y maravilloso brillo de luz, para luego soltarlas.

La maravillosa época de mi niñez pasó en juegos y aventuras como ésta, sin adelantos en tecnología, sin televisión, con una radio que apenas empezaba, pero que no era aún del interés para unos niños que buscaban diversión y aventuras; qué decir del impensable internet y las redes sociales, en una grandiosa época donde disfrutábamos de estos espectáculos nocturnos de las luciérnagas, que deleitaban nuestra vista, nuestra capacidad de asombro y que nos llenaba de momentos de alegría y mucha diversión, sin necesidad de objetos externos para nuestro entretenimiento, tan sólo disfrutar su extraordinaria capacidad para admirarnos.

La efímera visión terminaba ya entrada la noche y el hermoso espectáculo de las luciérnagas sólo nos dejaba una sensación gratificante de haber sido testigos de una maravilla de la naturaleza, tocando de alguna manera nuestras almas, que ahora que lo pienso, era como tener una experiencia casi divina, que nos acercaba a Dios.

Sabemos y entendemos que la naturaleza tiene el poder de maravillarnos, sin embargo hemos perdido la capacidad de disfrutar del contacto con ella, de lo que a diario nos ofrece; hemos perdido la capacidad de admiración por los fenómenos naturales que suceden a nuestro alrededor como estos animalitos o bien una puesta de sol, perdidos en otro tipo de actividades, en las cosas materiales, en las noticias trágicas y desagradables, y en una tecnología que ya nos atrapó, a través de los teléfonos inteligentes y las redes sociales.


C. José Félix Bueno | Político