/ martes 5 de abril de 2022

Idealismo en una Realidad | Las avecillas que anuncian la primavera

La llegada de las avecillas desde lugares lejanos del sur, donde estuvieron durante el invierno pasado, es un mensaje inequívoco de que llegó la primavera y con ella la esperanza de que habremos de disfrutar una estación hermosa del año, con un agradable clima y con la pausa tan esperada en la disminución de la pandemia, con el semáforo epidemiológico en verde, lo que nos permitirá disfrutar, después de dos largos años de encierro, de las actividades al aire libre, incluyendo deportes, caminatas y eventos masivos, con los cuidados debidos, que nos ayudarán a compensar los daños en nuestra salud por la pasividad y las limitantes en la movilidad que vivimos.

Con las avecillas y sus cánticos, llega la estación más bonita del año, donde además las ramas de los árboles están reverdeciendo y brotando de ellas los retoños, dando lugar a las florecillas que darán frutos, por lo que si Dios nos manda las lluvias, tendremos un hermoso panorama en nuestros campos, previo al próximo verano.

La primavera es el símbolo de la esperanza de vida. Es el mejor regalo de Dios. Representa la oportunidad que él nos da de florecer y renacer, porque es aquí donde una vez más, la vida surge en todo su esplendor; porque podemos admirar cómo desde inicios del pasado mes de febrero, se presentaron los primeros brotes en las ramas de los árboles, que ahora se están abriendo para dar lugar a hermosas flores que luego se convertirán en deliciosos frutos para nuestro deleite.

Es la estación del año en la que todos los seres vivos de este planeta, renovamos nuestra existencia y nos entregamos al amor con fe y con agradecimiento a nuestro creador.

La estación del año que trae felicidad y placer, al admirar en todo su esplendor las maravillas de la naturaleza, para contrarrestar los momentos de tristeza y angustia que la pandemia nos trajo. Es la oportunidad para aliviar el estrés, el cansancio, la desesperanza, la depresión y empezar de nuevo, aprovechando la oportunidad para renovar nuestra energía de vida y nuestro espíritu.

Coincide además con la bendición del cielo, de que esta pandemia empiece a descender y con ello los contagios y los lamentables decesos, porque gracias a que nos mantuvimos firmes en nuestra fe y gracias a la voluntad de Dios, esta situación crítica que padecimos ha empezado a disminuir y con ello, viene la esperanza de seguir realizando nuestras labores diarias y continuar nuestros proyectos de vida.

Porque esta nueva oportunidad que se nos proporciona desde lo alto, trae alegría y esperanza para el futuro; esperanza para el desarrollo de la prosperidad de todos los pueblos de la tierra que vieron frustrados sus ánimos de planes y proyectos. Es una nueva oportunidad de optimismo y felicidad para buscar recuperar el tiempo perdido y retomar el trabajo desde nuestras familias, nuestras empresas y nuestra sociedad, quienes mantuvimos la fe de recuperar la normalidad.

Queda aquí demostrado que la fuerza de la oración y los ruegos ante el creador, elevados al cielo, en todo el mundo, dieron frutos y estamos agradecidos de poder superar esta prueba que como humanidad enfrentamos, aunque debe quedarnos claro que esto no es un triunfo ante la pandemia y que no debemos pensar que la vacuna nos hace inmunes, sino por el contrario, debemos continuar con las prácticas preventivas que ya conocemos para evitar un retroceso.


C. José Félix Bueno | Político / Activista social

La llegada de las avecillas desde lugares lejanos del sur, donde estuvieron durante el invierno pasado, es un mensaje inequívoco de que llegó la primavera y con ella la esperanza de que habremos de disfrutar una estación hermosa del año, con un agradable clima y con la pausa tan esperada en la disminución de la pandemia, con el semáforo epidemiológico en verde, lo que nos permitirá disfrutar, después de dos largos años de encierro, de las actividades al aire libre, incluyendo deportes, caminatas y eventos masivos, con los cuidados debidos, que nos ayudarán a compensar los daños en nuestra salud por la pasividad y las limitantes en la movilidad que vivimos.

Con las avecillas y sus cánticos, llega la estación más bonita del año, donde además las ramas de los árboles están reverdeciendo y brotando de ellas los retoños, dando lugar a las florecillas que darán frutos, por lo que si Dios nos manda las lluvias, tendremos un hermoso panorama en nuestros campos, previo al próximo verano.

La primavera es el símbolo de la esperanza de vida. Es el mejor regalo de Dios. Representa la oportunidad que él nos da de florecer y renacer, porque es aquí donde una vez más, la vida surge en todo su esplendor; porque podemos admirar cómo desde inicios del pasado mes de febrero, se presentaron los primeros brotes en las ramas de los árboles, que ahora se están abriendo para dar lugar a hermosas flores que luego se convertirán en deliciosos frutos para nuestro deleite.

Es la estación del año en la que todos los seres vivos de este planeta, renovamos nuestra existencia y nos entregamos al amor con fe y con agradecimiento a nuestro creador.

La estación del año que trae felicidad y placer, al admirar en todo su esplendor las maravillas de la naturaleza, para contrarrestar los momentos de tristeza y angustia que la pandemia nos trajo. Es la oportunidad para aliviar el estrés, el cansancio, la desesperanza, la depresión y empezar de nuevo, aprovechando la oportunidad para renovar nuestra energía de vida y nuestro espíritu.

Coincide además con la bendición del cielo, de que esta pandemia empiece a descender y con ello los contagios y los lamentables decesos, porque gracias a que nos mantuvimos firmes en nuestra fe y gracias a la voluntad de Dios, esta situación crítica que padecimos ha empezado a disminuir y con ello, viene la esperanza de seguir realizando nuestras labores diarias y continuar nuestros proyectos de vida.

Porque esta nueva oportunidad que se nos proporciona desde lo alto, trae alegría y esperanza para el futuro; esperanza para el desarrollo de la prosperidad de todos los pueblos de la tierra que vieron frustrados sus ánimos de planes y proyectos. Es una nueva oportunidad de optimismo y felicidad para buscar recuperar el tiempo perdido y retomar el trabajo desde nuestras familias, nuestras empresas y nuestra sociedad, quienes mantuvimos la fe de recuperar la normalidad.

Queda aquí demostrado que la fuerza de la oración y los ruegos ante el creador, elevados al cielo, en todo el mundo, dieron frutos y estamos agradecidos de poder superar esta prueba que como humanidad enfrentamos, aunque debe quedarnos claro que esto no es un triunfo ante la pandemia y que no debemos pensar que la vacuna nos hace inmunes, sino por el contrario, debemos continuar con las prácticas preventivas que ya conocemos para evitar un retroceso.


C. José Félix Bueno | Político / Activista social