/ martes 5 de julio de 2022

Idealismo en una Realidad | Bendición del cielo, la lluvia que llegó

Esta lluvia, aunque poca, vino a tranquilizar el ánimo pesimista que privaba en la población, principalmente de la gente campesina, y por supuesto de todos nosotros, ante el agotamiento del líquido, sobre todo en el campo y aquí en la ciudad, en las colonias altas, a donde no alcanza a llegar este recurso vital y que ante esto, lo tienen que suministrar en pipas a todos estos lugares, pero desafortunadamente comercializando, no obstante a las pipas propias de la JMAS, que lo hacen sin costo alguno, pero que en muchas ocasiones no son constantes ni oportunas.

El agua que cayó y que ojalá se regularice, ha traído la esperanza este año, de que los mantos freáticos se recarguen y el bombeo pueda aumentar; que las presas vuelvan a dejar de estar secas, para seguir dotando a las plantas potabilizadoras y así se normalice la mejor distribución a los diversos sectores.

De continuar esta lluvia, nos permitirá volver a ver el reverdecer de los campos, el que los pastizales de color amarillento también cambien de color y el que los arroyos, que estuvieron por tan larga temporada secos, vuelvan a llevar agua hasta los ríos, y en particular a nuestro bonito río Parral, para que crezca nuevamente, como ya hace rato no lo observamos, y así proporcionarnos la atracción de su vista admirable, tanto para propios, como para cientos de turistas que llegan desde muchas partes en esta temporada.

Algunas otras bendiciones que con esta lluvia llegaron, es el hecho de que aminoró el calor, hay un ambiente fresco, con una sensación de limpieza y con un olor a tierra húmeda, en el que todas las especies, incluyendo a nosotros los seres humanos, recobramos alegría y vida.

Es importante tener fe y confiar en que Dios siempre está pendiente y escucha nuestras peticiones ante nuestras necesidades, ya que una vez más, ha escuchado las plegarias de todos por la lluvia y nosotros, con el optimismo de saber que contamos con su gracia, tenemos la seguridad de que saldremos adelante de nuevo, como en años anteriores también difíciles, porque lo que parecía ser la venida de un caos por la sequía, hoy se transforma en esperanza por los grandes beneficios que trae consigo esta lluvia. Sólo necesitamos abrir nuestros sentidos para ver, sentir y escuchar las maravillas que nos ofrece nuestra madre naturaleza en su capacidad asombrosa que tiene para buscar su propio equilibrio y revertir los daños que le hemos causado los humanos.

Para finalizar y con el permiso de mis estimables lectores, quiero traer como recuerdo de la infancia, una época donde reinaba un ambiente de seguridad y alegría, donde cada año, con la llegada de las estaciones, veíamos florecer las plantas, disfrutamos los frutos que nos regalaban los árboles y gozábamos el refrescarnos en las orillas del río, en las aguas cristalinas que quedaban después de pasada la corriente, descalzos y sin temor a contaminarnos, disfrutando y siendo parte de ese maravilloso equilibrio de la naturaleza. Una época que con el paso de los años se fue transformando por los cambios y la modernidad del mundo.

Seguiremos teniendo fe y agradeciendo al Creador sus grandes bendiciones, para que nuestro paso por esta vida sea con una mayor conciencia de vivirla en plena armonía con el ambiente y con nuestros semejantes, sabiendo que de nosotros depende el futuro inmediato de nuestro planeta.


José Félix Bueno | Político, Activista social

Esta lluvia, aunque poca, vino a tranquilizar el ánimo pesimista que privaba en la población, principalmente de la gente campesina, y por supuesto de todos nosotros, ante el agotamiento del líquido, sobre todo en el campo y aquí en la ciudad, en las colonias altas, a donde no alcanza a llegar este recurso vital y que ante esto, lo tienen que suministrar en pipas a todos estos lugares, pero desafortunadamente comercializando, no obstante a las pipas propias de la JMAS, que lo hacen sin costo alguno, pero que en muchas ocasiones no son constantes ni oportunas.

El agua que cayó y que ojalá se regularice, ha traído la esperanza este año, de que los mantos freáticos se recarguen y el bombeo pueda aumentar; que las presas vuelvan a dejar de estar secas, para seguir dotando a las plantas potabilizadoras y así se normalice la mejor distribución a los diversos sectores.

De continuar esta lluvia, nos permitirá volver a ver el reverdecer de los campos, el que los pastizales de color amarillento también cambien de color y el que los arroyos, que estuvieron por tan larga temporada secos, vuelvan a llevar agua hasta los ríos, y en particular a nuestro bonito río Parral, para que crezca nuevamente, como ya hace rato no lo observamos, y así proporcionarnos la atracción de su vista admirable, tanto para propios, como para cientos de turistas que llegan desde muchas partes en esta temporada.

Algunas otras bendiciones que con esta lluvia llegaron, es el hecho de que aminoró el calor, hay un ambiente fresco, con una sensación de limpieza y con un olor a tierra húmeda, en el que todas las especies, incluyendo a nosotros los seres humanos, recobramos alegría y vida.

Es importante tener fe y confiar en que Dios siempre está pendiente y escucha nuestras peticiones ante nuestras necesidades, ya que una vez más, ha escuchado las plegarias de todos por la lluvia y nosotros, con el optimismo de saber que contamos con su gracia, tenemos la seguridad de que saldremos adelante de nuevo, como en años anteriores también difíciles, porque lo que parecía ser la venida de un caos por la sequía, hoy se transforma en esperanza por los grandes beneficios que trae consigo esta lluvia. Sólo necesitamos abrir nuestros sentidos para ver, sentir y escuchar las maravillas que nos ofrece nuestra madre naturaleza en su capacidad asombrosa que tiene para buscar su propio equilibrio y revertir los daños que le hemos causado los humanos.

Para finalizar y con el permiso de mis estimables lectores, quiero traer como recuerdo de la infancia, una época donde reinaba un ambiente de seguridad y alegría, donde cada año, con la llegada de las estaciones, veíamos florecer las plantas, disfrutamos los frutos que nos regalaban los árboles y gozábamos el refrescarnos en las orillas del río, en las aguas cristalinas que quedaban después de pasada la corriente, descalzos y sin temor a contaminarnos, disfrutando y siendo parte de ese maravilloso equilibrio de la naturaleza. Una época que con el paso de los años se fue transformando por los cambios y la modernidad del mundo.

Seguiremos teniendo fe y agradeciendo al Creador sus grandes bendiciones, para que nuestro paso por esta vida sea con una mayor conciencia de vivirla en plena armonía con el ambiente y con nuestros semejantes, sabiendo que de nosotros depende el futuro inmediato de nuestro planeta.


José Félix Bueno | Político, Activista social